La industria papelera preserva y aumenta el bosque

Los niños y las personas que basan su formación en la lectura desarrollan más sus capacidades intelectuales, su habilidad para comprender, que los educados con sistemas audiovisuales

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29 agosto 2013

En Canadá los bosques son más extensos en 2013 de lo que fueron hace ciento cincuenta años, antes de iniciarse la industria maderera en gran escala. Y esto se debe a que, en la actualidad, la industria siembra más árboles de los que corta, para proteger y mejorar el medio ambiente y ampliar las reservas forestales.

De esto apenas se entera Rafael Correa, déspota del Ecuador, cuya más reciente amenaza es la de suprimir los periódicos impresos para "acabar con la tala indiscriminada de árboles", aunque con lo que va a acabar es con el único material de lectura que tienen sus connacionales.

Correa, como todos los de su calaña, de ignorancia polifacética, cree que los productores de papel "talan indiscriminadamente", unos árboles por aquí, otros por allá, unos terceros en aquella isla, los siguientes en medio de África… y, de distintas partes del mundo, se embarcan a las fábricas de Canadá.

El sujeto no hace números ni piensa, pues las fábricas sólo son eficientes cuando se ubican en medio de la foresta, al inmediato acceso de la madera. Sólo en tal manera se puede garantizar la calidad del producto y lograr economías de escala. Sólo usando la misma especie se ahorra en químicos y reactivos.

Los árboles no tienen nada que ver con el exabrupto. Lo que le pica a Correa es lo que imprimen en el papel los diarios de Ecuador. Y se imprime lo que refleja hechos, expone ideas, razona argumentos. En una perorata se puede decir algo al inicio que contradiga el final, pero lo impreso, por estar allí, impreso y sujeto al examen, a la revisión, tiene que ser consistente y razonable.

Las dictaduras surgen de discursos, de gritería, de frases que hieren, de palabras que pintan paraísos y que convencen a los que no piensan mucho y no logran por lo tanto analizar lo que oyen.

Correa contra los diarios,

como los nazis quemaban libros

Los dictadores, los regímenes de oprobio, las farsas y el engaño multitudinario se sienten muy incómodos con el argumento, con lo sensato, con lo que se expone y demuestra. Y a eso es a lo que le teme Correa como lo teme también la Kirchner y espantaba a Chávez. El único que acabó con los diarios independientes fue Castro; Correa pretende ser el segundo.

Los niños y las personas que basan su formación en la lectura desarrollan más sus capacidades intelectuales, su habilidad para comprender, que los educados con sistemas audiovisuales. La lectura obliga a la reflexión y se presta para fijar ideas y hechos, enriquece la memoria. Muchos años después de haber leído sobre biología, matemática o historia, se nos vienen a la mente las páginas con esos contenidos, imágenes entrañables del primer estudio.

Y los diarios son el libro de los pobres, de los que no tienen acceso a muchos impresos y que siempre pueden prestarlos de los vecinos y amigos.

Como un Diario responsable publicamos páginas ilustrativas que se pueden usar para formar libros murales en las escuelas.

En un lateral de la Unter den Linden, la emblemática gran avenida de Berlín, hay una pequeña plaza donde se recuerda que, en ese lugar, sumada a las atrocidades de los nacionalsocialistas de Hitler, hubo varias quemas de libros.

Nacional "Socialistas", no Nacional "Neoliberales". Los primeros matan y queman…