Se deben crear zonas seguras para fomentar el turismo

Roma no se levantó en un día… mucho hay que recuperar y reconstruir del actual desastre, y el turismo es una opción.

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04 agosto 2013

El viajero sensato pregunta a los conserjes o encargados de un hospedaje adónde puede ir, adónde no debe ir y las precauciones que debe tomar para que su estancia en una ciudad sea grata y productiva. En casi todas partes, incluso urbes francesas y noruegas, hay barrios vedados, como Les Halles en París, que al caer la noche son ronda de drogos y maleantes.

Turismo está promoviendo a nuestro país, para lo cual cuenta con aliados importantísimos: los operadores locales, la industria gastronómica, la hostelería. La unión de ellos para cuidar calidades, entrenar personal y formar núcleos de interés, los "clusters", es esencial. Un gobierno debe ser promotor pero no actor; que quede en manos de la gente organizarse y caminar hacia delante.

Miren lo que hizo la recordada Margoth con sus típicos…

Esto nos recuerda la experiencia de un amigo, viajero curioso, que al visitar Nueva Orleáns preguntó adónde no debía ir… "Oiga, señor, no pase de la calle tal cuando baje por Market…". Pero él, cinturón negro en artes marciales, dispuso caminar sobre esa prolongación de Market…

No había recorrido unos cien metros de una calle que adquiría tintes cada vez más siniestros cuando decidió volver… la prudencia no quita la valentía.

Si se lograra, como ejemplo, destinar una décima parte de las fuerzas policiales ocupadas de llevar cocineras al mercado, niños al kínder y señoras al salón, con las respectivas motocicletas y los matones preparados para castigar irrespetuosos, para cuidar los fines de semana un número de rutas escogidas y poblados atractivos, se alentaría grandemente el turismo, generando recursos para que los alojamientos sean mejores, los restaurantes más ricos y confiables, los paseos más seguros.

En muchas ciudades hay policías que se denominan "de turismo" e inclusive llevan una placa con los idiomas que entienden, para guiar visitantes, lo que en Hispanoamérica, donde ni los presidentes hablan más que la lengua local, eso resulta utópico.

Pero siempre queda el idioma de los gestos: "no vayas allí" simbolizado por un dedo cruzando la garganta.

Siempre, es natural, está el recurso de poner rótulos, como los de tránsito: aquí, en pandillolandia, podría ser un óvalo con la figura de un cadáver.

Era muy grato viajar, ver y aprender en el Medio Oriente

Los viejos tiempos, sin duda, era mejores: hasta que surgieron grupos que comenzaron a desvelarse por el bienestar del pueblo, se podía recorrer a pie sin peligro todo San Salvador, desde la Calle Arce hasta la calle Celis y su vecindario.

También, entonces y retomando un previo comentario nuestro, se podía viajar por el Medio Oriente sin ir afligidísimo y estar expuesto a que unos fedayines lo tomaran de rehén y luego lo degollaran pues "así había dispuesto Dios y ordenado desde sus alturas vía correos electrónicos al predicador local".

Tanto han cambiado las cosas que una amiga alemana cuenta que viajando por Yemen con otra señora, los residentes, todos armados hasta los dientes con su AK-47, les tiraban piedras y les gritaban, pues resultaba inconcebible para ellos, defensores de la fe, que dos mujeres pasearan solas por allí sin un familiar varón acompañándolas. Yemen es muy especial por sus majestuosos paisajes y su ambiente surrealista y espantable.

Roma no se levantó en un día… mucho hay que recuperar y reconstruir del actual desastre, y el turismo es una opción.