¿Cómo se puede denigrar al que se denigra a sí mismo?

El propósito de la "ley de denigración" es, como han señalado muchos, poner una mordaza más a la gente, pero primordialmente a quienes se ocupen de analizar, criticar o señalar lo que sucede en política o pasa dentro del gobierno

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07 julio 2013

¡Ya tenemos un nuevo sistema de justicia! Y además justicia popular, como los tribunales revolucionarios de Cuba donde los castristas nombran a jueces, defensores, fiscales, carceleros, fusiladores y a los que le dan el tiro de gracia a quienes oponen el castrismo.

Con la ley que persigue lo que llaman denigración, hay un fiscal, el "denigrado" y un juez y ejecutor de la sentencia, el Tribunal Electoral, ahora bajo control de la extrema izquierda. Nada del debido proceso de ley… si alguien recuerda que uno de los candidatos le puso una bomba a un funcionario de primer rango, eso sería denigrarlo. "Hay que ver hacia adelante, no para atrás".

Al Tribunal Electoral no debe de hacerle gracia que le impongan funciones del sistema de justicia, ya que están ocupadísimos en preparar los venideros comicios con asesoría nicaragüense y venezolana.

El propósito de la "ley de denigración" es, como han señalado muchos, poner una mordaza más a la gente, pero primordialmente a quienes se ocupen de analizar, criticar o señalar lo que sucede en política o pasa dentro del gobierno. Más se ha hecho y dicho en tal sentido, que respecto a la ola de crímenes que azota a la Nación, tema al cual los legisladores no le dan ni tiempo ni, en apariencia, verdadera importancia; la prioridad es evitar la "denigración", no ocuparse del recrudecimiento de los asesinatos y las extorsiones.

La semana pasada unos pandilleros remataron de dos balazos en la cabeza a una muchachita de cuatro años. La remataron, no es que la criatura haya muerto en fuego cruzado, aclararon los forenses. Ya antes de dio el caso de un marero que después de asesinar un par de adultos, mató a balazos a un niño de cuatro años porque "no sabía que hacer con él". Los perpetradores tienen derecho al "debido proceso de ley" con todas las instancias e inclusive la posibilidad de quedarse en casa purgando la condena.

Pero los "denigradores" no, ya que se les aplican las penas sin contemplar revisiones de ninguna naturaleza, pues son delitos fuera del ámbito de la administración de justicia tradicional, por más cuestionado que el sistema esté.

Algunos se preguntan si es posible "denigrar" a ciertos candidatos, pues aun estirando la imaginación no se encuentra barbaridad que no hayan perpetrado. Por tanto, aseguran, no tiene sentido la ley decretada… más bien se debe contemplar una ley contra "verdades que perjudican muchísimo".

De lo que no hablan es de las estructuras de difamación

Pero mientras se persigue a la gente y los órganos de difusión que "ponen la cara", ni siquiera se mencionan las estructuras montadas en el internet y además complementadas por anónimos, blogs y sitios diversos, que calumnian, insultan, difaman y enlodan a quienes no callan o no se unen al corifeo de aduladores del partido oficial, de los miembros del régimen o lo que se relacione con el partido comunista y los tontos útiles que les acompañen, siguiendo el calificativo acuñado por Lenín.

La democracia, se debe insistir sin descanso, sólo existe cuando hay libertad para decir, recordar, informar, analizar, criticar y señalar. Existiendo claras disposiciones sobre delitos de calumnia e injuria, todo lo que descubra gusaneras y pasados oprobiosos contribuye a la seguridad y al futuro de los ciudadanos, más cuando se relaciona con quienes ejercerán el poder político.