Escándalos: "cortina de humo" para tapar horrores

Que un miembro del partido oficial apalee a su mujer no tiene importancia ni para protestar ni menos para echarse ceniza en la cabeza… todo depende de la filiación política del acusado

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18 junio 2013

Hay quienes sostienen que los casos de violencia intrafamiliar sacados a la luz sirven dos propósitos: herir a miembros de la oposición y usarlos como cortina de humo para tapar las atrocidades que perpetran los violentos sobre este país.

Cuando Dante desciende al infierno guiado por Virgilio, las primeras almas que encuentran son las de Francesca de Rimini y Paolo Malatesta, unidos por toda la eternidad y acosados por vendavales que los llevan a estrellarse contra las rocas del Hades.

Pues resulta que los dos amantes estaban unidos en el lecho cuando el marido de Francesca los atravesó con su espada, enviándolos al otro mundo y a la condenación eterna. ¡Uno de los trágicos casos de violencia intrafamiliar de la literatura universal!

Pero una paliza a la que dictaminan siete días de curación no es equivalente a un encarcelamiento por seis años cuyos efectos duran para el resto de la existencia del sentenciado, más cuando el testimonio de una de las partes se constituye en la prueba única.

Tampoco cuadra ese encarcelamiento con la "detención hogareña" de un criminal que mató a una mujer y ha dejado parapléjico al esposo, caso que se expuso en este Diario hace pocos días.

Casi a diario mujeres y niñas mueren baleadas, descuartizadas, violadas y estranguladas, quemadas y lapidadas y es muy frecuente que pese a muchas pruebas contra "los sospechosos", los jueces los exoneren y los liberen.

Sorprende en esto los desgarramientos de vestiduras selectivos de feministas y en especial de ahora políticos radicales que en su momento perpetraron horrores contra mujeres, hombres y niños indefensos.

Todo depende, asimismo, de quién es la apaleada. Que los chavistas agredan a golpes en pleno parlamento a una opositora, en tal caso a la diputada María Corina Machado, es lo merecido por no ser "progresista" ni reconocer la grandeza universal, cósmica, casi divina del ahora difunto Hugo Chávez.

Seguimos presenciando el teatro de los absurdos

Que un miembro del partido oficial apalee a su mujer no tiene importancia ni para protestar ni menos para echarse ceniza en la cabeza… todo depende de la filiación política del acusado.

Y ya que estamos en esto…

En muchos países, dar la casa por cárcel es frecuente cuando el condenado no constituye amenaza para nadie, no puede delinquir desde su casa como ocurre con los extorsionistas y los narcotraficantes y no ha derramado sangre o secuestrado, como el caso que comentamos.

Además hay cárceles "cibernéticas" para individuos inofensivos, los brazaletes que ellos mismos pueden pagar, que alertan a las autoridades cuando aquéllos salen de un determinado espacio y que prácticamente no se pueden quitar ni destruir.

Cuando salió de Sing-Sing y fue deportado a Italia, Charles "Lucky" Luciano, uno de los cabecillas de la larga cadena de capos de la mafia de Nueva York, la policía de Nápoles le dio como cárcel (pues no había cargos contra él en Italia) el Hotel Atlántico, donde, por cierto y sin saberlo, muchos conocidos nuestros se alojaron a lo largo de los años.

Lo raro que encontraban es que en ese hotel todos hablaban en voz baja, ¡en Nápoles!

Pero estamos en El Salvador, donde la comedia y la tragedia de los absurdos va de episodio en episodio frente al cuerpo de ciudadanos, que perdieron la capacidad de asombrarse…