Haciendo pagar a la gente por barbaridades ajenas

Andan desesperados buscando dinero para cubrir los faltantes que sus despilfarros y torpezas administrativas han causado; lo de indemnizar a víctimas de accidentes de tránsito es el pretexto para seguir cayéndole encima al dinero de la gente

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14 abril 2013

Lo injustificado e incongruente del impuesto a vehículos para formar un fondo que indemnice a víctimas de accidentes de tránsito señaló, en un excelente análisis publicado el domingo en EL DIARIO DE HOY, Tere Guevara de López, quien inicia diferenciando entre lo que es solidaridad, un acto voluntario, y el impuesto obligatorio, dinero del que será imposible dar cuenta y que con probabilidad terminará en presupuestos generales y bolsillos particulares.

Como en mucho de lo que viene haciendo el actual régimen, se conjuga la tontería, el saqueo a los patrimonios de la gente, la ignorancia sobre la naturaleza de los seguros y el cinismo de intentar justificar lo que no puede justificarse.

Es inaceptable, como dice la señora de López, pretender que "paguen justos por pecadores", en este caso las personas que conducen con prudencia, tienen ya seguros para cubrir daños a terceros y que nunca han causado accidentes, compartan responsabilidad de los desmanes de motoristas sin licencia que guían vehículos con frenos defectuosos.

Nadie está obligado moralmente a pagar dos veces por un mismo objetivo. Un automovilista o los dueños de una flotilla de vehículos que están cubiertos por seguros deben ser exentos de pagar por lo que no ocasionan.

Como tampoco puede descartarse ninguna ocurrencia de parte de diputados o funcionarios, la próxima puede ser un fondo general para pagar las multas de los buseros. Y es que andan desesperados buscando dinero para cubrir los faltantes que sus despilfarros y torpezas administrativas han causado; lo de indemnizar a víctimas de accidentes de tránsito es el pretexto para seguir cayéndole encima al dinero de la gente.

Socavando las funciones de un sector clave para el desarrollo

Hay decisivos argumentos contra ese engendro legislativo, varios de los cuales fueron expuestos por la señora de López. El primero es que administrar carteras de seguros es un quehacer muy especializado, que demanda gran experiencia y que además necesita acoplarse al engranaje mundial de riesgos. Las compañías de seguros tienen forzosamente que asegurarse, a su vez, para no caer en la ruina cuando se unen una serie de hechos graves, como terremotos o inundaciones; pensamos que es casi imposible que se encuentren aseguradoras en el exterior que estén dispuestas a cubrir riesgos de entes burocráticos montados con alfileres.

Se parte además de la errada idea de que lo que se acumula en aportes durante un año va a usarse en el mismo período, lo que introduce un factor inaceptable de incertidumbre. Además, ¿cómo puede determinarse, por inexpertos en el asunto, lo que corresponde de indemnización a una pareja atropellada o a un automovilista muerto? ¿Irán formando esas compensaciones guías para futuros hechos?

A lo anterior hay que agregar una muy importante consideración: cuando cada uno es responsable de sus actos, o se vuelve cuidadoso o termina pagando por sus desmanes. Pero si es "la sociedad" la que va a cargar con los costos de las barbaridades que alguien perpetre, no hay presión para cuidarse y mejorar. El resultado va a ser que con el paso del tiempo habrá más accidentes y se multiplicará el número de conductores homicidas.

El FONAT usurpa funciones de un sector de la economía de decisiva importancia para el desarrollo económico y para la seguridad de empresas y personas. Por ello es que está El Salvador a la cola del Hemisferio.