¡Nos la merecemos!

Terminar el día de trabajo en paz, sabiendo que las decisiones que se tomaron fueron justas, no se le hizo daño a nadie, ni se cometió, ni permitió ningún abuso.

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Por Elizabeth Castro

06 January 2018

Entiendo y asumo el llamamiento y movimiento por y hacia la paz como verdaderamente apolítico, porque tal como lo siento, es mucho más una necesidad natural especialmente humana que política, aunque en una infinidad de ocasiones la han politizado, la seguirán politizando y utilizándola como argumento y valor, para conseguir algo que interesa momentáneamente, pues la “paz” es un argumento conveniente.

Si aquí inician un movimiento por y hacia la paz, es porque no percibimos, ni sentimos que vivimos en paz… Más bien el sentimiento continuo nacional e internacional se inclina hacia lo contrario. “Uno dice, tengo un botón nuclear sobre mi mesa” y el otro responde, “el mío es más grande y potente y además funciona”… Y en los medios en internet, el cúmulo de noticias relacionadas, nacionales e internacionales, más que tranquilizarnos, afligen.

¿Usted siente que vive en paz?… ¡Yo, no!… Pues tengo miedo y con miedo, por más que se quiera, no se encuentra la paz. Miedo a salir, miedo a los asaltos, miedo a los abusos políticos y miedo a que la economía siga empeorando en este año electoral...

Hay diferentes formas sobre cómo entender la paz y para asegurarme revisé el diccionario de la RAE: Paz, proviene del latin pax, pasis y tiene los siguientes significados: “1. Situación en la que no existe lucha armada en un país o entre países”. ¿Aquí hay lucha armada? Sí, y de la peor... La lucha armada entre hermanos, la Policía y el Ejército que defiende a la sociedad y la delincuencia que la ataca. Cada vez que tengo una visita, surge la pregunta. ¿Por qué “tantas armas por doquier”? Las calles están tomadas por vigilantes, policías, soldados y delincuentes armados.

“2. Relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos”. Tampoco en esto tenemos paz, vivimos entre enfrentamientos y conflictos continuos en una atmósfera donde se siente la corrupción y el abuso continuo, tanto en el ámbito político como social, empezando por el vocabulario agresivo y ofensivo y la falta de delicadeza.

“3. Acuerdo alcanzado entre las naciones por el que se pone fin a una guerra”. Aquí se firmaron los acuerdos de paz de la lucha armada en las montañas, pero al hablar sobre la paz, hoy se tiene más miedo que durante el conflicto cuando las balaceras eran en las montañas, pues ahora las tenemos en cualquier momento y lugar.

“4. Ausencia de ruido o ajetreo en un lugar o en un momento”. Vivimos rodeados de ruido y desorden por todos lados, y lo peor, incrementado con falta de paciencia y sensibilidad.

Hay más acepciones de “paz” y para mí, la más importante, “es estar en paz consigo mismo”. Terminar el día de trabajo en paz, sabiendo que las decisiones que se tomaron fueron justas, no se le hizo daño a nadie, ni se cometió, ni permitió ningún abuso.

Y los domingos en la misa, me emocionan tres momentos cuando el sacerdote dice: “La paz sea con vosotros”, “Dense fraternalmente la paz” y “Pueden ir en paz”.

Pues sí… Definitivamente, la gente de bien que trabajamos honradamente todos los días y nos esforzamos porque nuestro país progrese, nos merecemos la “paz”, pero para conseguirla, cada uno debe hacer su parte y no solo priorizando el color blanco en enero, sino durante toda su vida… ¡Hagámosla para convivir en paz!

*Columnista de El Diario de Hoy.

pedroroque@metodopr.com