Cuando cerca de 200 mil salvadoreños esperan en vilo la decisión que pueda tomar el Departamento de Seguridad Nacional, DHS, en las próximas horas sobre el Estatus de Protección Temporal (TPS) que les ha permitido vivir y trabajar de manera legal en Estados Unidos desde el año 2001, el economista Juan José Daboub, residente en Washington, recuerda los pormenores de las gestiones llevadas a cabo ante el gobierno de Estados Unidos para la concesión de ese beneficio.
Daboub pone en perspectiva las cifras que hablan de la importancia de este beneficio legal que de manera directa e indirecta afectará a cerca de un millón de connacionales.
A eso se suma el aporte en remesas de este grupo que, según cálculos del Banco Central de Reserva, envían en promedio entre $150 y $275 mil al mes a sus parientes en el país, lo cual significa más de $500 millones anuales en remesas para la economía salvadoreña, por lo que cualquier cambio o afectación a este grupo tendría implicaciones en El Salvador, sostiene el ex ministro de Hacienda y exsecretario técnico de la Presidencia.
¿Cómo surgió la petición del TPS luego de los terremotos del año 2001?
Me gustaría poner un poco de contexto a la situación: La relación que construyeron los líderes de El Salvador durante la guerra y en el período después del conflicto con la puesta en marcha de los Acuerdos de Paz, la relación de El Salvador con los Estados Unidos era extremadamente buena, casi impecable, trabajando muy de la mano; optimizando oportunidades en los fotos internacionales para apoyarnos mutuamente. Entonces, cuando el presidente Francisco Flores busca apoyo en Estados Unidos luego de los terremotos de enero y febrero de 2001, hubo una respuesta inmediata y muy positiva.
¿Recuerda detalles del proceso de petición?
Sino me equivoco fue el 6 de marzo de ese año, que estuvimos en la Casa Blanca para abogar por nuestros compatriotas, íbamos en camino a una reunión con el Grupo Consultivo de Madrid, liderada por el BID; paramos en Washington DC para reunimos con el presidente George W. Bush y con legisladores, uno de ellos era el senador Jesse Helms, de Carolina del Norte, un legislador anti inmigrantes y contra los tratados de libre comercio; sin embargo, al final de la reunión nos dijo ese senador que sabía que ese mismo día nos reuniríamos con el presidente Bush, así que nos adelantó que al concluir nuestro encuentro enviaría un mensaje al presidente Bush.
¿Un aval de apoyo a la gestión salvadoreña?
Si, el senador Helms nos adelantó que le diría al presidente Bush que a pesar de que él tenía una oposición a los temas que estábamos tratando, pero que por tratarse de El Salvador, por el liderazgo regional que estaba desarrollando el país y sobre todo por ser socios de los Estados Unidos en muchos temas internacionales que eran de su propio interés, le daba respaldo al presidente Bush para que hiciera todo lo que estuviera a su alcance para ayudar a El Salvador ante las dificultades que estábamos sufriendo con los terremotos.
¿Se materializó ese gesto?
Claro, esa reunión en el Senado había sido a las 11 de la mañana y nuestra reunión con el presidente Bush estaba prevista para las 12:15. Cuando llegamos a la Casa Blanca nos hicieron esperar unos minutos en el salón antes de entrar a ver al presidente Bush, y cuando estábamos en ese salón se acercó el jefe de gabinete, Andrew Card, y nos mostró la copia de un fax que acababan de entregar al presidente Bush, que recién había enviado el senador Helms, para apoyar nuestra gestión.
¿Qué recuerda de ese encuentro presidencial?
Fue una reunión muy cordial, el presidente Bush en ese momento ya estaba pendiente de Venezuela con el gobierno de Hugo Chávez y las cosas que se estaban haciendo, y el presidente Flores tenía una posición muy clara al respecto e hizo ver en esa reunión los riesgos que se veían venir con la intromisión del gobierno venezolano en el Caribe y Centroamérica. Fue un encuentro de países amigos pensando como socios en resolver un problema que nos acongojaba a los salvadoreños en aquel momento después de los terremotos que destruyeron un tercio del país en infraestructura.
En los últimos meses se ha hablado mucho del TPS y de las expectativas de si será o no renovado para El Salvador ¿Qué reflexión le merece?
Con lo que se escucha acá en Washington DC, tanto en tanques de pensamiento como en los corredores del Congreso y del Senado, y en las sesiones que se hacen, básicamente se puede resumir que en buena medida el FMLN sería culpable si se pierde el TPS, y si acaso se llega a obtener algo es a pesar de las acciones del FMLN. Eso es un poco lo que los líderes de diferentes áreas tanto del Legislativo como del Ejecutivo y de tanques de pensamiento he escuchado.
¿Los posicionamientos de El Salvador en foros como la OEA alejado de los intereses de Estados Unidos podrían incidir?
Claro, recuerde que cada voto es igualito, el voto de los Estados Unidos vale lo mismo que el voto de El Salvador en organismos como la OEA, las Naciones Unidas y otros foros internacionales… pero se deduce que los líderes del partido de gobierno (FMLN) tienen más interés en quedar bien con sus amigos en Venezuela, lo que demuestra que están comprometidos con su agenda votando en contra de Estados Unidos o absteniéndose, con lo que queda claro que no les interesa mantener una relación como la que históricamente se había mantenido.
¿Qué impacto tienen a su criterio los dos escenarios posibles de cara al TPS de los salvadoreños, en caso de ser denegado o en el mejor y más añorado la continuación?
Si Estados Unidos decide continuarlo es en primer lugar por el mérito de los salvadoreños y de su trabajo acá en Estados Unidos, y como le decía antes a pesar de lo distante, ajeno y casi comprometido del partido de gobierno en turno de El Salvador con intereses ajenos a los de esta nación.
¿Y si el DHS decidiera cancelarlo?
Si no se renueva el TPS yo lo que he escuchado aquí es que hay varios esfuerzos de entidades para facilitar en ese período de tiempo en el que estas personas tendrían antes del vencimiento para buscar procesos de legalización… hay firmas de abogados, tanques de pensamiento y organizaciones de la sociedad civil que están estructurando esos planes.
¿Además de las opciones en el Legislativo estadounidense?
Hay algunas iniciativas de ley de parte de republicanos y demócratas que están hablando de opciones que pudieran tener ante una situación de este tipo. Creo que eso es parte de la expectativa que muchos tienen, sino se da, según la ley, vendría un proceso de retornar a muchas de estas personas a El Salvador en la medida que la capacidad de las instituciones lo permitan, algo que sería sumamente triste y dramático desde el punto de vista humano, social y económico.
¿Cuando quedan horas para saber de una decisión que más se puede decir?
Que es una verdadera situación de angustia que están viviendo nuestros compatriotas y deberíamos de reflexionar, porque esto podía haberse evitado. Desde el año pasado ha habido muchas iniciativas en foros internacionales donde Estados Unidos ha esperado que El Salvador continúe de su lado, pero el país se distanció porque el partido de gobierno tiene otras prioridades y compromisos y eso al final del día equivale a pasarnos la factura.
¿Considerando también que hay un clima de por sí anti inmigrantes en este país?
Además, es como ponerse de pechito para facilitar cualquier decisión en contra de nuestros hermanos.