No habrá nueva inversión si hostigan al productor

El Salvador carece de petróleo y de riquezas mineras; su único haber es lo que con esfuerzo, inteligencia, inversión propia y sudor, generan las empresas, incluyendo los recursos que sostienen al régimen

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18 abril 2013

Lo que se dice que debe hacer la mano derecha, lo desbarata la mano izquierda…

ASI considera que no es posible que el actual régimen les exija confianza y más inversiones para reactivar la economía, cuando al mismo tiempo mantiene una actitud de enfrentamiento con el sector.

Semana a semana en sus alocuciones radiofónicas, el Presidente hostiga, insulta, enfrenta y desprestigia al sector productivo, actitudes viscerales que contradicen los llamados a invertir que se hacen con frecuencia.

Para muchos analistas, los ataques y descalificaciones son consecuencia de darse cuenta de que casi nada positivo se ha hecho en los cuatro años anteriores, a lo cual se suma la bancarrota fiscal en que se ha caído, el deterioro de la infraestructura, la incapacidad para poner bajo control la violencia y el hecho de que, hasta lo que se pudo resolver, como la puesta en operación del Puerto de la Unión, no se logró.

Mas valdría que le cambien nombre al Puerto y lo bauticen como puerto Monseñor Romero pero que lo hagan funcionar, que lo concesionen lo más pronto que se pueda, a que siga paralizado y deteriorándose.

Caer al último lugar en la región y el Hemisferio en crecimiento económico, en inversión, en confianza de la gente que trabaja, en calidad de vida, golpea hasta aquellos que se autoengañan.

Es natural que una persona, una empresa o un gobierno que fracasa, busque a quienes echarles la culpa, que vaya tras los chivos expiatorios. Simplemente el actual régimen "no se quiere ver en el espejo" y de allí su actitud hostil, su ataque a los que, pese a las duras circunstancias por las que atraviesa El Salvador, han conseguido mantenerse a flote, lo que es un gran mérito y además una muestra de patriotismo, de verdadero patriotismo y no de patriotería.

Los programas sociales se financian con impuestos del productor

Son muchos los casos en que, al mismo tiempo que se persigue y acosa a los productores nacionales, el régimen ha acomodado a inversionistas foráneos, como señala la ASI. Es lo que sucede con las importaciones de medicamentos que se anuncian.

Se trata de una discriminación no sólo injusta, sino también perjudicial para los miles de salvadoreños que laboran en distintas categorías en empresas establecidas desde hace muchos años.

Pero ningún inversionista se deja engañar cuando hay discriminación, cuando se favorece a unos y se persigue a otros, pues nadie garantiza que el mal trato y la discriminación no termine rápidamente extendiéndose a todos. Los inversores procedentes de otros países saben bien que los gobiernos de izquierda, vinculados al chavismo, como el que rige en esta tierra, se ensañan contra las empresas extranjeras.

Dos días después de su cuestionable nombramiento como presidente de Venezuela, Maduro amenazó a las empresas españolas que operan en el país.

El Ejecutivo debe reflexionar sobre una realidad: El Salvador carece de petróleo y de riquezas mineras, por lo que su único haber es lo que con esfuerzo, inteligencia, inversión propia y sudor, generan las empresas, incluyendo los recursos que sostienen al régimen y al aparatoso tren de vida de la familia real.

Cuando el Jefe del Ejecutivo habla de sus programas sociales, de su benefactorismo, de los cheques a ancianos y los uniformes a escolares, debe recordar que todo ello se sostiene con lo que hacen y contribuyen las empresas del país, sus directivos y personal.