Lo que todos ven con sus ojos es que hay más pobreza

La población tiene miedo del futuro y comienza a ver la diferencia entre su situación familiar y personal, con el aparatoso tren de vida de la casa real y la clase política

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03 marzo 2013

La campaña del actual presidente ofreció "el cambio seguro", una "seguridad" que muchos anticiparon: más pobreza, el entronizamiento de una clase política incapaz, saqueo generalizado de presupuestos públicos, deterioro de la infraestructura, paralización de las inversiones, creciente desempleo y conflictos de clase.

A esto se suma un desaforado endeudamiento, que las actuales y futuras generaciones tendrán que pagar, incluyendo el petróleo venezolano que muchos ingenuos creen que es un regalo de Chávez al país.

Hay más pobreza en este país, una pobreza que afecta a casi la mitad de la población. FUSADES ha precisado, con base en datos oficiales, que cerca de dos millones novecientos mil salvadoreños viven en pobreza, datos que la presidencia intenta desmentir con las diatribas usuales: que los analistas están presionados por la directiva del organismo, "integrada en su mayoría por exareneros", que los datos del estudio no son confiables, que es una conspiración contra el actual y esclarecido régimen…

Es suficiente abrir los ojos y hablar con la gente para corroborar los señalamientos de FUSADES: no sólo hay más pobreza y menos empleo, sino también se sufre de desconfianza; la población tiene miedo del futuro y comienza a ver la diferencia entre su situación familiar y personal, con el aparatoso tren de vida de la casa real y la clase política, despilfarros que se esconden detrás de los muros que impiden acceder a información que en todas partes es del dominio público.

Una cosa es criticar

y otra, muy distinta, producir

"El león juzga según su condición": la descalificación que hace el régimen del estudio de FUSADES es la usual de los rojos: que la directiva está compuesta por exareneros, lo que significaría que tergiversan datos y llegan a conclusiones reñidas con la realidad.

Pero el sector productivo no es una secta ni un movimiento ideológico ni una agrupación de fanáticos, sino el universo de personas y negocios que trabajan con independencia unos de otros, que buscan su beneficio y el de sus empresas, que compiten entre sí, que invierten, son exitosos y también fracasan en ocasiones. Están donde están por esfuerzo propio.

La diferencia está, además, en que hay una clara separación entre lo que es una directiva y los lineamientos que define, a lo que son los estudios técnicos y el grupo de profesionales de primer nivel que los lleva a cabo. Un régimen puede engañar y "salirse con la suya", pero un profesional decente no va a exponer su reputación presentando como verdaderos datos y conclusiones sujetos al escrutinio público.

Cuesta mucho a los que en su vida sólo ejercieron como criticadores y carecen de moral, concebir que hay gente honesta, entidades que trabajan apegadas a principios y a lo que la ley determina, personas que aprecian mucho su reputación, familias que se enorgullecen de nunca haber mentido ni estafado ni robado ni secuestrado ni asesinado.