Rehabilitan a reos en Brasil fomentando en ellos la lectura

Las personas que aprenden leyendo están mejor formadas, son más analíticas, piensan con más rigor y tienen mayores posibilidades de avanzar, que aquellas que se instruyen viendo u oyendo

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27 febrero 2013

Libros y bibliotecas están siendo introducidos en algunas cárceles del Brasil para que los reos, la mayoría condenada a veinte o más años, los lean, analicen sus contenidos, hagan un reporte, lo presenten a las autoridades carcelarias y obtengan, por cada libro estudiado, una reducción de cuatro días de sus condenas.

El programa ha tenido un inesperado éxito, pues los reos se interesan en leer, cuidan los libros, discuten entre sí los temas e historias y son menos belicosos, más tranquilos. Las cárceles son menos bulliciosas, se informa, y un tanto más ordenadas.

Un reo logra a través de este programa reducir su condena cada año por cuarenta y ocho días, casi dos meses.

Los libros a disposición de los reos cubren los grandes temas de la cultura: historias y biografías, literatura, tecnología y ciencia, ensayos y cuentos cortos, novelas, psicología, aventuras… se evitan temas polémicos, política y lo que sea denigrante a un país, raza, actividades diversas o religión.

La tesis que fundamenta el programa es que muchos delincuentes lo son porque su mundo mental es muy limitado, por desconocer lo que es el hombre, las sociedades y la historia. Los libros son el equivalente a abrir ventanas a personas que han vivido encerradas y en la oscuridad.

En lo que están haciendo las autoridades de Brasil hay una coincidencia con los suplementos de EDUCA HOY de EL DIARIO DE HOY: presentar a la imaginación fresca y fértil de nuestros niños y jóvenes, mucho de lo fascinante, emocionante y retador del universo que nos rodea, para despertar curiosidad en sus mentes y el deseo de buscar y encontrar nuevas maravillas del saber.

Por desgracia en nuestro país se lee poco y a ello se agrega que muchas de las lecturas que se recomiendan en las escuelas suelen ser historias noveladas de guerrilleros y de clérigos confundidos.

Profundiza más que el resto, quien aprende leyendo

El principal y prácticamente único material de lectura de los salvadoreños son sus periódicos, que no sólo le informan del acontecer político, público y económico, sino también de eventos culturales, sucesos mundiales, espectáculos y cinematografía, novedades comerciales y tecnológicas, deportes y piezas de opinión.

Es conocido que las personas que aprenden leyendo están mejor formadas, son más analíticas, piensan con más rigor y tienen mayores posibilidades de avanzar, que aquellas que se instruyen viendo u oyendo, aunque por lógica todo estudiante, toda persona --menos los analfabetos--, combinan lectura, imagen y sonido en diversas proporciones.

Los periódicos, aunque sean viejos diarios como los que en nuestro país se recibían de Europa y Estados Unidos hasta casi mediados del Siglo Veinte, tienen mucho de perecedero pero también mucho de permanente. Y leer y educarse con periódicos puede ser un inicio en los procesos de reincorporación mental y moral de reos a una sociedad.

Vale la pena dar los primeros pasos con similares programas a los que se han puesto en práctica en Brasil, aunque habrá que esperar a que el país salga de las calamidades a que le han llevado las políticas populistas, la corrupción y los despilfarros. Si la gran pensada educativa ha sido distribuir a destiempo zapatos y uniformes a escolares, con razón cualquiera se aflige imaginando lo que pueden ser los remedios para encarar el problema de los reclusos que se les puedan ocurrir.