Finaliza el año con la burla del “buen vivir”

El desempleo, que día a día se agrava en esta tierra salvadoreña (la ASI ha desmentido las cifras sobre empleo que el gobierno pregona) afecta grandemente el bienestar de familias y el desarrollo nacional, pues se resta a la actividad lo que esas personas sin trabajo aportan cuando hay abundante empleo.

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Por Mirna Navarrete

28 December 2017

Finaliza el año con la burla del gobierno a los salvadoreños, afirmando que la economía crece, que hay optimismo, que hay empleo y, desde luego, que la población goza del bien vivir, lo que se reafirma una y otra vez por el Presidente en los festivales sabatinos del “Buen Vivir”.

El mundo parece, para los pesimistas, que está en estos momentos patas arriba, pues graves problemas hay en todas partes y desde Perú, donde el presidente se salvó de que lo destituyeran por tratos con Odebrecht, hasta los catalanes, que reafirman su intención de separarse de España.

Separatismos hay por todos lados, desde los escoceses hasta los conflictos entre religiones y etnias. Pero a diferencia de lo que sucedió en otras épocas, cuando las diferencias generaron creatividad y nuevas formas de expresión artística, hoy en día son barreras al entendimiento y al desarrollo.

La mayor amenaza al mundo en estos momentos es la violencia jihadista que amenaza Europa y ha destrozado el Medio Oriente y el Cuerno del África, donde bandas de fanáticos arrasan con lo que encuentran y están destruyendo los medios de subsistencia de la población, además de debilitar sus defensas frente a plagas, como el millón de afectados por el cólera en Yemen.

Y esos recelos colateralmente están afectando a las comunidades de inmigrantes centroamericanos en Estados Unidos, que enfrentan amenazas de deportaciones masivas pese a una realidad: que la mayor parte de la gente llega con su pan bajo el brazo a trabajar duro y tratar de superarse.

El desempleo, que día a día se agrava en esta tierra salvadoreña (la ASI ha desmentido las cifras sobre empleo que el régimen pregona) afecta grandemente el bienestar de familias y el desarrollo nacional, pues se resta a la actividad lo que esas personas sin trabajo aportan cuando hay abundante empleo.

El gobierno no realiza y a lo mejor no comprende que los puestos de trabajo se generan cuando hay inversión y que, por lo general, un nuevo puesto requiere una visión emprendedora, un riesgo calculado en una economía cada vez más competitiva caracterizada por el desarrollo tecnológico.

Pero debido al saqueo fiscal, la carencia de visión de crecimiento y aumentando una burocracia parasitaria sobre el país (los más de cuarenta mil sostenidos por el grupo en el poder que hoy poco aportan a la Nación) el sector productivo no cuenta con los necesarios recursos para expandirse.

Con el mayor descaro se pone en peligro la institucionalidad del país

El otro gran problema es la corrupción, que se nutre de la inmunidad: cuando los corruptos no tienen castigo, como es el caso de los corruptos ligados al oficialismo, sus robos y saqueos van siempre en aumento.

Y para eso nada más repugnante que viven en la impunidad exfuncionarios que han saqueado las arcas del Estado y que ahora viven en Nicaragua, bajo el respaldo del gobierno de turno.

Los salvadoreños vienen sufriendo toda suerte de atropellos a la institucionalidad y a su democracia; es grave que la población esté indefensa frente a tantos atropellos y burlas de sus gobernantes, lo que se traduce en el empeoramiento constante de la vida nacional.