Sobran razones para frenar la inve

descripción de la imagen

Por

21 septiembre 2011

Sobran razones para frenar la inversión Recientemente el Presidente Funes dijo: ?¿Que me digan los empresarios que decisión tomada, que acción emprendida por este gobierno busca debilitar la institucionalidad democrática del país o mandar señales de incertidumbre?? Mencionare no una, sino varias acciones y señales enviadas no solo por sus funcionarios, sino también por él personalmente, que destruyen la confianza en su gobierno, generan incertidumbre, y debilitan la institucionalidad, con el consecuente negativo impacto en la inversión y el empleo. La primera es la ratificación del Decreto 743 que amarraba las manos de la Sala de lo Constitucional, quebrantando el balance de poder que aporta la CSJ a la gobernabilidad y predictibilidad de las reglas de juego en el país. Acto que remacho al bloquear la publicación de una sentencia de la Sala de lo Constitucional en el Diario Oficial. El Ejecutivo no debe pretender definir que es Constitucional o no. Con este hecho, Casa Presidencial trató de atropellar la independencia de poderes. Un Presidente que ha dedicado su vida profesional a la crítica ?sin censura?, ahora al ser receptor de señalamientos, en lugar de responder profesionalmente, opta por atacar la dignidad del que critica. En lugar de ofrecer argumentos lanza amenazas o calificativos despectivos a sus críticos. Actitud que en ningún lugar del mundo abona a la confianza. La libertad de expresión y de prensa han sido y seguirán siendo defendidos y preservados en nuestro país, aunque al gobierno del FMLN no le agrade. El Presidente dijo que ?el empresario que no invierta ?, resulto que esa propuesta de ley si estaba en el escritorio de su Ministro de Hacienda. Da igual si estaba en uno u otro escritorio. Me refiero al impuesto al patrimonio o mejor llamado impuesto al ahorro. Este impuesto anti-empleo y anti-ahorro lo planteo el Presidente como una necesidad para cubrir los gastos de seguridad días después de decir que no habría nuevos impuestos. Además del impuesto, el lenguaje ambiguo genera incertidumbre. Aunque el Ministerio de Hacienda ha sido efectivo incrementando los ingresos en un 12% sobre el año pasado, el gasto del gobierno ha crecido en un 17% en el mismo periodo. El problema fiscal del país no es un problema de ingresos, es un problema de gastos excesivos, de falta de priorización y de inefectividad en el uso de los recursos. Con la tendencia actual, el país enfrentara un desajuste fiscal que le pondrá otro freno a la economía, con la consecuente incertidumbre que eso implica. El problema anterior se multiplica si al mismo tiempo el Presidente del BCR quiere acuñar moneda, equivalente a imprimir moneda. ¿Intentaran pagar las deudas del estado con moneditas de 8.75 de colon? ¿Sera que no entienden que la mera expresión de esta idea causa fuga de capital e incertidumbre inflacionaria? Las recientes reformas a la LACAP tampoco abonan a la institucionalidad al subir el mínimo para exigir una licitación pública, con lo cual se disminuirá la transparencia y la competencia, convirtiéndose este cambio en una licencia para hacer malas compras. Se elimina la posibilidad de usar el arbitraje como método alternativo para solución de diferencias, obligando al empresario a recurrir a los tribunales, alternativa mucho más lenta, engorrosa, e impredecible. Y para ponerle sello de ridículo, acompañan esta reforma con el Reglamento de la Ley de Transparencia, que excluye del posible escrutinio público los gastos de imagen de Casa Presidencial. ¿Pretenden ocultar cuánto gasta la Presidencia en publicidad o la manera en que CAPRES escoge a Polistepeque como agencia de publicidad? Una sola de las acciones citadas es suficiente para generar incertidumbre. Mientras nuestro gobierno ahuyenta la inversión, los gobiernos vecinos de Honduras y Nicaragua lanzan exitosamente sendos eventos de atracción de inversiones, no solo ofreciendo incentivos y predictibilidad, sino dando muestras de seriedad. Sería bueno que el gobierno escuchara y respondiera a las demandas del sector productivo y tomara los consejos ofrecidos, lo que serviría para comenzar a darle un giro de timón a nuestra economía. Pero parece ser mucho pedir.

Miguel Lacayo