Sigue la fiesta del transporte: precios más altos, servicio peor

Los transportes en casi todas las ciudades del mundo son empresas únicas: en ciudad de México, en París y en Buenos Aires no hay dos opciones de "metropolitano", sino una.

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02 enero 2013

Apartir del miércoles el precio del pasaje urbano se incrementó en 10 centavos, sin la autorización del Viceministerio de Transporte, por lo que están multando a las rutas que se salen de la raya. El ritual se repite cada cierto tiempo: los buseros marginales no pueden con los costos, todos se aprovechan de la situación, se presiona al gobierno… y así, el resto de la historia.

Los transportes son una industria que tiende al monopolio, término que espanta a los únicos efectivos monopolistas del planeta: a la izquierda. En una economía libre no pueden sobrevivir por largo tiempo los monopolios ni los oligopolios, ya que la competencia se encarga de liquidarlos; cuando en un pueblo opera una única farmacia, sus precios se ajustan a los del mercado más el costo de ir al pueblo vecino a comprar las medicinas; cuando el farmacéutico abusa, los vecinos simplemente compran en otra parte.

Pero con los transportes…

Cuando en una industria los costos fijos (como es la flota de buses, su mantenimiento, los predios para estacionarlos, etc.) superan significativamente los costos variables, surgen los monopolios o los oligopolios. Por esa razón es que son contadas con los dedos de una mano las fábricas de automóviles o los operadores de ferrocarriles. Y, por lo mismo, los transportes en casi todas las ciudades del mundo son empresas únicas: en ciudad de México, en París y en Buenos Aires no hay dos opciones de "metropolitano", sino una. O la tomas o la dejas…

Pero aquí tenemos un sistema haitiano de transporte, con incontables operadores, unos legalizados y otros "piratas", lo que ha hecho que la industria caiga en la anarquía. Y al suceder esto, los costos y la economía de los marginales, los más ineficientes, son los que llevan a determinar los precios. Para que no quiebren esas miniempresas, todos los usuarios tienen que pagar más de la cuenta.

El esquema es otra de las malvadas herencias del expresidente Julio Rivera, que a principios de la década de los sesenta se propuso quebrar a los operadores de transportes, que eran razonablemente eficientes, para que "el pueblo", es decir los motoristas, fueran dueños de las rutas. Allí se abrió la Caja de Pandora: a arrimados del régimen, militares en retiro, mafiosos, empresarios honestos, grupos que daban mordida, se les asignaron rutas; era frecuente que los nombrados en Transporte hicieran sus particulares piñatas hasta llegar a lo de hoy.

Por "fregar a Norman" se detienen buenas soluciones

La mejor solución la dieron alcaldes de ARENA y últimamente Norman Quijano con su propuesta de los buses articulados. Pero los rojos, que nunca crean industrias, fabrican productos o administran nada, se opusieron por una sola razón: hay que fregar a Norman y, por tanto, sabotear lo que plantea. En cuanto a los usuarios, que también se frieguen.

De esos vientos que se sembraron hace medio siglo, estimado lector, es que se tiene la cosecha de problemas que afecta a todos: a los usuarios, a los trabajadores de transporte en situación precaria, a los automovilistas del país, a los vecinos que sufren la contaminación, al gasto innecesario de combustible, a las finanzas públicas. Y eso va a continuar porque a los iluminados gobernantes del momento, los del "cambio", no se les ocurre nada positivo y se hacen bolas con los problemas.Por "fregar a Norman" se detinen buenas soluciones