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21 octubre 2012

Tras de bambalinas El viernes pasado ARENA dio sus votos para que se aprobara la emisión de $800 millones de bonos para cubrir la eventualidad del cobro temprano de éstos. ARENA se había resistido desde hace varios meses a aprobar esta medida arguyendo que es improbable que haya gente que quiera redimir estos bonos ya que tienen un precio más alto en el mercado que el que el gobierno pagaría por ellos al redimirlos, por lo que el dinero obtenido con la nueva deuda sobraría para ser usado para pagar deuda de corto plazo (Letras de Tesorería, LETES), abriendo un espacio para emitir LETES por los mismos 800 millones de dólares y poder así seguir gastando sin control (la emisión de LETES se autoriza normalmente en la Ley del Presupuesto y no necesita mayoría calificada en la Asamblea sino sólo mayoría simple). ARENA parecía que iba en serio en esta confrontación con el FMLN y sus satélites, y parecía que tenía todas las posibilidades de ganar. ARENA aseguraba que no le daría carta abierta al FMLN para que hiciera lo que quería con los 800 millones. Pero el viernes pasado, ARENA hizo exactamente eso: aprobarle al FMLN la emisión de los 800 millones dándole carta abierta para que haga lo que quiera con ellos. ARENA aclaró que puso condiciones, siendo las más importantes que la mitad de los 800 millones se use para pagar los bonos que se presenten a redención, y de lo que no se reclame se cancelen LETES- poniendo así como condiciones exactamente lo que el gobierno quería hacer y que ARENA había jurado que no permitiría. Es como decirle a un alcohólico que no se le dará dinero para evitar que se lo gaste en guaro sólo para después darle el dinero pero a condición de que vaya al bar y se lo gaste en guaro. Poner esto como condiciones es insultarle la inteligencia al electorado. ARENA puso otras condiciones, entre ellas que el gobierno rebaje la emisión de LETES, que reduzca el déficit fiscal, del 3.3 por ciento al 2.7 por ciento del PIB en 2013, a ahorrar 10 por ciento de los gastos corrientes en 2013, y a suprimir los puestos vacantes en ciertos ministerios. Pero ARENA no hizo uso de los instrumentos que tiene en la mano para que esos compromisos se vuelvan realidad. Podría haber forzado su inclusión inmediata en la Ley del Presupuesto de 2013, de tal forma que estas medidas no quedaran plasmadas sólo en una declaración de intenciones (que es lo que es ahora) sino en una ley de la República. No había ninguna razón para que no se eliminaran inmediatamente del presupuesto las plazas, ni para que no se rebajaran los gastos, ni para que no se redujera inmediatamente la autorización de emitir LETES. Al no volverlas ley, ARENA colaboró activamente en volverle al gobierno y al FMLN mucho más fácil el incumplimiento del supuesto acuerdo. Ahora, como han quedado, son sólo promesas firmadas por un gobierno que ha fallado en cumplir casi todas sus promesas, incluyendo las que le hizo al Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el mismo tema de los déficit fiscales. Al aprobarle los 800 millones, ARENA le ha permitido al FMLN que incumpla impunemente este acuerdo con el FMI. Esto no tuvo que haber pasado. ARENA tenía la sartén por el mango. Tenía los votos que se requerían para parar el gasto desaforado. Y, sin ninguna razón aparente, dejó que el gobierno y el FMLN sigan haciendo lo que les da la gana con el país. No es la primera vez que ARENA tiene el poder en la mano, deja que se le escape, le da el triunfo al FMLN y luego busca razones para alegar que algo se logró, o que hubiera podido ser peor. Así fue con el Presidente de la Corte Suprema de Justicia y de la Cámara de lo Constitucional. Hay sólo dos explicaciones para este comportamiento. Uno es que los dirigentes de ARENA son increíblemente incompetentes como negociadores. La otra es que lo que vemos es el resultado de negociaciones que no vemos, que lo que ARENA cede lo hace a cambio de cosas que no sabemos y que no quiere que sepamos. Ninguna de las dos explicaciones es aceptable para la ciudadanía.