La esquizofrenia del sector privado

descripción de la imagen

Por

24 octubre 2012

La esquizofrenia del sector privado

El martes 23 INCAE, FUSADES y otras instituciones hicieron una presentación sobre las desastrosas tendencias de la competitividad del país.

Como se ve en la gráfica adjunta, El Salvador, que comenzó en 1999 con el lugar 47 en el mundo en términos de competitividad, ahora está en el número 101.

En términos de libertad económica, que está asociada muy estrechamente con el crecimiento de largo plazo, comenzamos en el número 19 en 1995 y bajamos al noveno en 1999-2000.

Hoy estamos en el lugar 41.

?Observador_Hinds? En el indicador Doing Business (Haciendo Negocios) del Banco Mundial nuestro país cayó del número 81 en 2009 al 111 en este año.

En el índice de ambiente para hacer negocios de la revista Forbes, caímos del puesto 72 al 81.

En la imagen de la imagen del país en el exterior (Marca País), caímos de 22 en 2009 a 109 ahora.

En el índice de percepción de la corrupción estamos en el puesto 80.

La inversión extranjera cayó un 60 por ciento en el primer semestre de 2012 en comparación con el mismo período de 2011.

Esto nos coloca en el penúltimo país en América Latina en esa dimensión.

El Salvador también perdió la calificación de grado de inversión que tuvo su deuda de 1997 a 2010.

El sector privado entró en shock después de la presentación y rápidamente encontró un culpable por todos estos problemas: los políticos.

Esto es verdad.

Pero solo es parte de la verdad.

Los problemas económicos del país están anclados en la política, y, en gran parte, la política la conducen los políticos.

Pero los políticos no son los únicos que hacen política, y en realidad no son los más importantes entre los que la hacen y determinan su rumbo.

Los empresarios también son importantísimos en estas actividades. Y cuando la hacen de una manera sustantiva, influyendo en lo que los partidos políticos hacen o no hacen, en los candidatos que ponen y a través de esto en la definición de quienes serán los políticos que después critican, no muestran el más mínimo interés en la competitividad, la libertad económica, la inversión extranjera, y todas esas otras variables que han entrado en barrena en el país.

En esos momentos lo único que le importa al sector privado es derrotar a los comunistas del FMLN, olvidando que, como se ven en la gráfica, el deterioro serio de la competitividad y del orden institucional y la entrega del país al populismo comenzó en un gobierno de ARENA, que abrió el país al desastre que estamos viviendo.

Este gobierno ha hecho muchas cosas terribles, pero muy pocas que él mismo se haya inventado.

Con la excepción de llenar el gobierno de partidarios incompetentes, lo que ha hecho es seguir haciendo cosas que ya se hacían antes-pero que no se denunciaban porque las hacía ARENA, no el FMLN.

Haciendo estas cosas, ARENA abrió la puerta para que el FMLN ganara las elecciones de 2009.

Y lo que era una parte de ARENA, lo que ahora es GANA, ha sido el aliado fiel del FMLN en todo lo que éste ha hecho.

En realidad, por no prestar atención a eliminar los vicios que nos están destruyendo sino sólo a la ilusoria meta de ganar elecciones fue que ARENA inauguró este período de decadencia del que el gobierno del FMLN es sólo una segunda parte.

ARENA engendró el triunfo del FMLN.

En el momento de la derrota pareció que ARENA, y los que influyen en su política, sus candidatos y estrategias, iban a cambiar, que se iba a entender que el populismo engendra el deterioro institucional, la corrupción y la prepotencia que después llevan a la pobreza y a las crisis políticas que pueden terminar no sólo con el sector privado sino con el país entero. Pero en el tiempo desde 2009, a pesar de varias declaraciones en contrario, ARENA y los que influyen en ella sólo se concentraron en asegurarse de que alguien que identifica como de derecha llegara a ser electo presidente en 2014 y les valió un pepino que no se hubiera dado primordial importancia a eliminar los vicios que nos han llevado a donde estamos.

Se eligió a un candidato de ARENA a la carrera porque obviamente había mucho miedo de que si se dejaba para más tarde el momento de elegirlo, que era lo lógico, ya no iba a poder hacerse. No se tuvo ni un debate para discutir estos temas que ahora preocupan tanto al sector privado-la competitividad, la capacidad de generar riqueza para educar a nuestro pueblo, los servicios sociales que son esenciales para ayudar a combatir la pobreza-y mucho menos a determinar quienes eran las personas que mejor podían luchar por estos objetivos.

Y se olvidaron muchas cosas.

Después de que ARENA dijo solemnemente que nunca jamás iban a entregar el poder absoluto del partido a una persona, ahora está haciendo exactamente esto, entregándolo al candidato Norman Quijano ?para que éste controle la campaña?.

Es decir, para que los políticos hagan lo que quieran, sin tener que darle cuanta a nadie.

Así fue como llegamos a este desastre.

Esto es lo que sorprende del sector privado.

Se lamentan cuando se ven los resultados del populismo y echan la culpa a los populistas.

Pero cuando han podido hacer cosas para evitar que el populismo siga dominando la política del país, para evitar que El Salvador se siga deteriorando, y para estar seguros de que ganar las elecciones significará progreso para el pueblo, no han hecho nada.

Han caído en el chantaje de ?si no somos nosotros, serán los comunistas?, sin darse cuenta de que el comunismo es malo por su populismo, y que ese populismo también está metido en ARENA y no se ha hecho nada para estar seguro de que el siguiente gobierno de ARENA no sea igual o peor de populista.

Ese comportamiento se parece a lo que popularmente se define como esquizofrenia, el fenómeno psíquico en el que se produce la disociación de la mente y que se manifiesta en el desdoblamiento de personalidad en dos o más ?entidades? múltiples que sin embargo coexisten dentro de la misma mente. Este fenómeno es considerado en el contexto religioso como estado de posesión y en los medios científicos médicos como esquizofrenia.

Eso es lo que manifiesta el sector privado cuando se queja de los males del populismo en reuniones con INCAE y otros académicos mientras que políticamente no hacen nada para asegurarse de que el populismo no siga destruyendo a la nación.