13-05-2013

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12 mayo 2013

Así nacen los Chávez El balance de la gestión de Chávez como presidente de Venezuela es tristemente negativo.

Económicamente, a pesar de disfrutar de un sensacional boom en los precios de los productos de petróleo (el promedio de dichos precios de 2003 a 2013 fue 3.2 veces el promedio de los diez años anteriores ), los años de Chávez

han dejado al país en medio de una severa crisis económica, con escasez de bienes indispensables, la inflación más alta de Latinoamérica y una grave insuficiencia de dólares para cubrir las necesidades del país.

Socialmente, enormes sectores de la población se han acostumbrado a recibir subsidios del gobierno que están probando ser insostenibles aun con los altísimos precios actuales del petróleo.

El dinero creado por el banco central para pagar los subsidios es la fuente de la enorme inflación, que sobrepasa el 30 por ciento anual.

De esta forma, el gobierno les da dinero a los subsidiados y luego se los quita a través de la inflación.

A pesar de que el gobierno clama que la pobreza ha disminuido, los cinturones de pobreza alrededor de las ciudades siguen creciendo y seguramente van a aumentar todavía más cuando la economía colapse como consecuencia de los déficits y la creación de dinero.

Las consecuencias políticas son todavía peores porque bloquean la posibilidad de una solución a todos estos problemas.

El chavismo creó enormes cadenas clientelistas que compran su acceso al poder, no con la abundancia sino con el manejo político de la pobreza.

Las políticas del chavismo generan escasez para la población entera, y los mecanismos distributivos del chavismo mismo reparten los pocos bienes disponibles entre sus partidarios, en largas cadenas en las que los jefes políticos dan a los líderes regionales, estos a los locales y estos a los seguidores que más les obedecen.

El resultado es que los bienes escasos llegan, no a los pobres, sino a los activistas chavistas.

Estas cadenas clientelistas se han apoderado política y económicamente del país, hundiéndolo en un mar de corrupción.

Peor aún, el chavismo siguió fielmente el consejo de Maquiavelo, que escribió en El Príncipe: ?El populacho es naturalmente inconstante; es fácil persuadirlo de algo, pero difícil de confirmarlos en dicha persuasión.

Por lo tanto, uno debe urgentemente arreglar las cosas de tal manera que cuando ellos ya no creen en ese algo pueden ser forzados a creerlo?.

La tecnología para mantener un régimen por la fuerza fue proveída por los cubanos, que ahora controlan todos los mecanismos de inteligencia y de represión en Venezuela, asegurando que ahora que el pueblo quiere remover a los chavistas no pueda hacerlo.

Venezuela está en una trampa de la cual va a ser muy difícil salir.

Viendo esta situación desde lejos uno se pregunta: ¿Cómo es que Venezuela cayó en esto, como fue que nació el chavismo? Venezuela había sido democrática desde que Rómulo Betancourt asumió la presidencia en 1959, y se había mantenido democrática por treinta y pico años, por casi el mismo tiempo que Cuba se había mantenido como una dictadura.

Por décadas, Venezuela fue democrática mientras el resto de Latinoamérica, con la excepción de Costa Rica, era gobernada por dictaduras, principalmente militares.

Y, de pronto, después de que Chávez, un militar que trató de terminar la democracia a través de un fallido golpe, al fin llegara al poder por elecciones libres, se convirtió en una dictadura cuando toda la América Latina estaba convirtiéndose a la democracia.

¿Cómo fue que pasó esto?

Sucedió porque la democracia venezolana se convirtió en un remedo de democracia controlado por las cúpulas de dos partidos políticos supuestamente opuestos el uno al otro pero que en la realidad terminaron aliándose para crear una clase político-económica que dominaba al país sin ser responsable ante éste. Para estas cúpulas no había nada peor que los políticos brillantes y con criterio propio, porque éstos no obedecen a las cúpulas y establecen un contacto directo con el pueblo.

Por lo tanto, fueron organizando las cosas de tal forma que bloqueaba el acceso de este tipo de políticos a los partidos políticos.

Escogiendo los candidatos entre los obedientes, no entre los brillantes, la calidad éstos fue decayendo progresivamente, la corrupción fue aumentando, y el gobierno se fue convirtiendo en el camino más fácil para obtener y mantener riquezas.

Poco a poco fueron creando una cultura en la que los políticos, para escalar posiciones, tenían que tener lealtad a las cúpulas, no al pueblo que los elegía, porque el pueblo no tenía más alternativa que votar por alguno de los que las cúpulas presentaban.

Funcionando a través de clientelismos, no de ideales, los partidos políticos se convirtieron en mecanismos que podían hasta ser comprados o alquilados por el que ofreciera más dinero. La corrupción y la incompetencia llegaron a un grado tal que para los años noventa el electorado estaba ya harto de tener que escoger entre los mismos y ansiaba por alguien que llegara y reformara el sistema para que acabara con las farsas, la corrupción y la mediocridad.

Este fue el momento en el que se abrió la puerta a Chávez, que llegó de afuera de las cúpulas ofreciendo darles fin a éstas para establecer una verdadera democracia.

Chávez sí terminó con las cúpulas, pero no estableció la democracia.

Simplemente las reemplazó con una sola cúpula que ha gobernado al país con mano férrea, usando el impulso del cansancio de la población con el sistema anterior para modificar la constitución y el sistema institucional de tal forma que aseguraron su perpetuación en el poder.

Así las cúpulas aseguraron su derrota y dejaron al pueblo encerrado en la trágica trampa en la que se encuentra ahora.

Esta es una lección que todos debemos aprender y aplicar especialmente cuando el pueblo siente que todos los partidos son mediocres, que no hay planes ni visiones, que las cúpulas manejan el país para sus propios intereses y buscan ofrecer el mínimo al pueblo (si es que ofrecen algo) y escogen candidatos para que sean obedientes a las cúpulas mismas y no para que lideren el progreso.

Es la lección a aprender por partidos políticos que todavía no se han dado cuenta de que ya no pueden ser guiados por cúpulas formadas con políticos del siglo pasado que no comprenden que los viejos trucos marrulleros que funcionaban en una sociedad agraria y atrasada ya no funcionan en nuestra sociedad, y que la gente no se arrodillará servilmente ante las decisiones que las cúpulas decidan tomar.

Si no entienden esto, serán responsables por el desastre subsiguiente.

El decir ?nadie nos advirtió? no será excusa.

Manuel Hinds