Devaluacion

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13 mayo 2013

En la noche del lunes 6 de mayo, Cristina Kirchner, Presidente de Argentina, hizo un discurso en la Casa Rosada en el que dijo que no va a permitir que el peso se devalúe porque la historia demuestra que las devaluaciones ?sólo han lastimado a los argentinos comunes mientras que han permitido al sector financiero hacer enormes ganancias sobre el hambre, la miseria y la desindustrialización del país?Los que quieren hacer dinero al costo de una devaluación que el pueblo tendría que pagar tendrán que esperar a que haya otro gobierno?, dijo la Presidente.

La Presidente Kirchner ha expresado muy bien las consecuencias que las devaluaciones del peso han traído a Argentina en el pasado y tiene razón en desear que no se de ninguna en su mandato.

Sin embargo, hay una inconsistencia en su posición: lo que ella ha estado haciendo lleva inevitablemente a una devaluación catastrófica.

?GRAFICO FUENTE: International Financial Statistics, Fondo Monetario Internacional.

Es posible que la Presidente no entienda la relación entre lo que ella ha estado haciendo (imprimir mucho dinero para financiar al gobierno) y la caída en las reservas de dólares que tiene el Banco Central de Argentina.

Pero, como se ve en la gráfica adjunta, el banco central pierde reservas en dólares cuando crea pesos porque la gente usa los pesos creados para comprar dólares para importar bienes y servicios, y para guardarlos o sacarlos del país en anticipación a una devaluación.

Mientras más pesos imprime un banco central, más reservas pierde.

Así de simple. Esto se ve claramente en Argentina, en donde, entre enero de 2011 y marzo de 2013 el banco central ha creado 134 mil millones de pesos, perdiendo oficialmente en el proceso 12 mil millones de dólares en reservas (un 25 por ciento de las que tenía en la primera fecha). Digo oficialmente porque la cifra que el Banco Central de Argentina reporta como el nivel actual de reservas (alrededor de 35 mil millones de dólares) sería suficiente para que no hubiera presión para devaluar y para que el gobierno no hubiera tomado medidas extremas para dejar de perder dólares.

Serían demasiado altas para que (si existieran) hubiera un mercado libre en el que el peso se cotiza a 10.45 pesos por dólar en el mercado negro (que en Argentina llaman el mercado azul) cuando el cambio oficial es de 5.1.

Es claro que las reservas que el banco central está reportando se encuentran comprometidas, de tal forma que no pueden usarse para importar o respaldar la moneda.

Argentina está aproximándose a una crisis monetaria, igual a la que tuvo en 2001.

En estas circunstancias, el gobierno prohibió la tenencia de dólares (forzando a los ciudadanos a que los entreguen al gobierno) y ha organizado una verdadera cacería de dólares, que los ciudadanos esconden para evitar que el gobierno se los quite y se los sustituya por pesos que luego devaluará.

En esta cacería el gobierno ha incluido perros que huelen las maletas para que los ciudadanos no saquen dólares en billetes por las fronteras y controles de cambio que no dejan que los argentinos saquen dinero por los bancos.

En un nuevo esfuerzo, la semana pasada el gobierno presentó un proyecto de ley para dar amnistía a los que han escondido sus dólares.

Nada de esto va a funcionar.

La única manera en la que la Presidente puede evitar que se devalúe el peso, ?lastimando a los argentinos comunes y permitiendo al sector financiero hacer enormes ganancias sobre el hambre, la miseria y la desindustrialización del país?, es dejar de imprimir dinero.

Ojalá que ella y otros aprendan la lección de que imprimir dinero local requiere tener dólares, porque mientras más pesos se imprimen, más dólares de reserva se usan.

Las economías pueden vivir, y viven mejor, sin pesos, pero no pueden vivir sin monedas internacionales, que en América Latina significa dólares. Cristina Kirchner y la devaluación en Argentina Manuel Hinds