A la deriva y en complacencia

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11 December 2013

A la deriva y en complacencia

Observador Político E l 28 de noviembre salió publicada la última encuesta de la UTEC, dando al FMLN una ventaja sustancial en el voto esperado para las elecciones presidenciales: 35.2 por ciento contra 29 por ciento de ARENA y 13.9 por ciento de UNIDAD. Estos resultados causaron gran alarma entre los partidarios de ARENA, que la trasmitieron rápidamente a los directivos del partido, planteando la necesidad de hacer cambios positivos en la dirección y contenido de la campaña. Aparentemente la presión causó algunos cambios, ya que hace algunos días representantes del partido anunciaron que se realizará un cambio de dirección en la campaña. Pero antes de ese anuncio, se publicó la encuesta del Diario El Mundo, en la que Norman Quijano recibió el 35 por ciento de los votos esperados, mientras que Salvador Sánchez Cerén recibió el 27 por ciento y Tony Saca el 18 por ciento. Esto, acompañado de airadas afirmaciones sosteniendo que la segunda encuesta era mejor que la primera, calmó las aguas. Nada de qué preocuparse. Todo está bien. Hay mucha gente que ha interpretado la encuesta de NewLink publicada ayer en El Diario de Hoy como una confirmación de que todo está muy bien y de que no hay nada de qué preocuparse. En ella, Norman Quijano y Salvador Sánchez Cerén empatan a 33.4 por ciento y Tony Saca alcanza 13.9 por ciento. Vuelta a la tranquilidad, no hay necesidad de cambiar nada. Hay ganamos en la segunda vuelta. Sería bueno pensar que todo está bien. Pero la realidad no da para pensarlo. Los ciclos mismos de pánico-tranquilidad deberían ser señales de alarma. Contrariamente a lo que podría esperarse de un manejo profesional del partido, estos ciclos se han convertido en una rutina desde hace más de un año. El primero se dio cuando la gente no pudo dejar de notar que la popularidad del candidato Norman Quijano caía desde arriba del 60 por ciento en mayo de 2012 a cerca de 30 por ciento a principios de 2013, mientras que la de Salvador Sánchez Cerén subía lenta pero consistentemente, reduciendo la gran ventaja que inicialmente le llevaba Quijano. El resultado de este primer ciclo de pánico-tranquilidad fue un par de cambios en la campaña que fueron anunciados con gran fanfarria. Se esperaba que causaran cambios enormes positivos en los prospectos de ARENA y su candidato. Al fin y al cabo, se decía, hay mucho tiempo para cambiar las tendencias y hacer que Quijano subiera otra vez, decisivamente. El partido se manejaría con firmeza, con muchos recursos, con grandes asesores internacionales, con mucho profesionalismo. En los meses subsiguientes, sin embargo, hubo varios otros ciclos de pánico-tranquilidad cuando, por algún artículo en la prensa o por alguna encuesta, se ponían en duda los mensajes tranquilizantes de la cúpula del partido. Estos ciclos se solucionaron de la misma forma: no hay razón para preocuparse, habrá algunos cambios, miren, hay otras encuestas. Así llegamos al ciclo causado por la UTEC en noviembre. Hay dos aspectos que son preocupantes en estos ciclos de pánico-tranquilidad. Uno es que los pánicos sean tan frecuentes y tan justificados, si no por encuestas negativas entonces por disensiones internas o faltas evidentes de coordinación. El otro aspecto preocupante es que en un año entero las crisis no han logrado cambiar nada en la situación electoral, ni en el partido ni en sus mensajes ni en la gente que los dirige y los transmite. Ciertamente que algunos de los problemas que causaron los pánicos se resolvieron en estos meses. Los pleitos internos, tan comunes a mediados de este año, por ejemplo, ya se han calmado, y cuando emergen, como en el ciclo iniciado por la UTEC, se han resuelto de una manera aparentemente armónica. Pero, electoralmente, la situación sigue siendo la misma que hace doce meses. La intención de voto por Quijano sigue alrededor de 30 por ciento y Sánchez Cerén sigue subiendo lentamente. Hay sólo dos diferencias con fines del año pasado. Una es que ahora Sánchez Cerén, que venía de abajo, ya ha empatado con Quijano. La otra es que, aunque todavía hay tiempo para revertir esa tendencia, ya queda bien poco. Como todo el mundo sabe, para ganar la segunda vuelta, es importante ganar la primera. No es buena cosa entrar en la segunda vuelta en segundo lugar, independientemente de lo que digan las encuestas actuales porque el ambiente cambia después de recibir los resultados de la primera vuelta. Si ustedes creen que los resultados de las encuestas son importantes para ganar votantes, piensen en lo importante que es la madre de las encuestas para la segunda vuelta; la votación de la primera vuelta. El estancamiento es un síntoma claro de que la mezcla que está ofreciendo ARENA (candidato, mensaje y planes) está atrayendo a un grupo específico (lo que se llama el voto duro de ARENA) pero no a los que van a decidir las elecciones (los que han dicho que no saben si van a votar o no y los que, pensando que van a votar, todavía no han decidido por quién). Estos representan más del 20 por ciento de los votantes, un número suficiente para determinar quién gana. El partido parece tener miedo de que realizar los cambios necesarios para atraer a estos votantes alienaría a los que ya tiene, como supuestamente pasó en las elecciones de alcalde que perdió la Lic. Evelyn Jacir de Lovo. Pero esa experiencia no es la única que ha tenido ARENA en este terreno. Que sí se puede lograr la integración de los votantes duros con los independientes quedó demostrado en todas las elecciones anteriores que ganó ARENA: todos los presidentes han sido electos con la suma del voto duro más los votos de los independientes. Es obvio que esos son los votantes que ARENA debe conseguir. La alternativa para aumentar sus votos, quitárselos a otros candidatos y partidos políticos, es mucho más difícil. ARENA pudo ganar esos votos en otras campañas porque realizó que lo que quieren los independientes no es incompatible con lo que quiere su voto duro. Por supuesto, hay muchos independientes que no gustan de algunos de los ritos de ARENA, pero lo que más les interesa es lo que el partido puede ofrecerles en términos de los objetivos del gobierno y de las personas que lo integrarían. Los independientes son personas moderadas, que antes votaban por ARENA aun siendo algunos de ellos de izquierda, que se decepcionaron de ese partido en algún momento, que nunca quisieron al FMLN o que se decepcionaron de éste durante el gobierno de Mauricio Funes, y que estarían dispuestos a dar su voto por ARENA si es que vieran señales de que un nuevo gobierno de ese partido no sería un trasplante de ese pasado que los decepcionó. Eso es lo que esperan. Eso es lo que hay que ofrecerles. El partido probablemente sabe esto, pero no ha querido hacer los cambios que le atraerían a esos votantes, ni mostrando gente nueva, ni planteando un sucinto programa de gobierno que contenga no 170 largas páginas sino una cuatro o cinco definiciones del rumbo que tomaría el gobierno, redactadas de una manera simple que pueda ser entendida y creída por la población. En vez de esto, el partido parece creer que a la gente no le importa lo que el gobierno quiere hacer a nivel nacional, o que lo que le importa es recibir un acumulado de miles de promesitas para cada lugar, como si la campaña presidencial fuera la suma de muchas campañas municipales. Muy importantemente, el partido parece creer que la gente se enamora de las figuras del pasado y no quiere ver gente nueva, cuando lo que la gente quiere son exactamente caras nuevas. No es un secreto que en todas las encuestas sobre el tema, los políticos salen peor calificados que cualquier otro sector en la sociedad. Eso quiere decir precisamente que la gente no está enamorada de ellos, y que lo que se necesita es irlos renovando. Hay gente de ARENA que protesta cuando se pide que ARENA cambie, señalando algo indiscutible: que ARENA ha cambiado mucho, muchísimo más que el FMLN, que es un partido radical que sigue comandado por gente que no sólo lo comandó en la guerra sino que sigue pensando igual que en esa época. La respuesta a esta protesta es que esa es, y tiene que ser, la diferencia de ARENA con el FMLN. Es la diferencia entre la democracia y el totalitarismo. No hay excusa para cerrar espacios en la democracia con el argumento de que están más cerrados en el partido comunista. Lo que ARENA tiene que hacer es demostrar su capacidad de cambio, y debe hacerlo en estas últimas cuatro semanas de campaña, presentando ideas claras y bien definidas, y gente nueva que renueve la realidad del partido y el país. Si sigue haciendo lo que ha estado haciendo por un año entero, Quijano no subirá en intención de votos y seguirá perdiendo terreno frente a Sánchez Cerén, con todas las terribles consecuencias que eso puede tener para el destino del país.

Por Manuel Hinds