En el fondo, nada nuevo

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02 enero 2014

En el fondo, nada nuevo Algo raro está pasando: Está cambiando sustancialmente la percepción de mucha gente de quién va a ganar las elecciones, sin que haya cambiado la intención de votos reflejada en las encuestas. En comparación con la situación hace dos meses, mucho más gente piensa que el FMLN puede ganar. Y esto independientemente de su intención de voto: lo piensan no sólo simpatizantes tanto del FMLN, sino también gente de ARENA e indecisos. ¿Qué ha pasado en los últimos dos meses que explica este fenómeno? Mucho y nada. Nada que explique este cambio en la percepción de la tendencia electoral. Nada que explique que unos se llenen de triunfalismo y otros de resignación. Ambos, por cierto, igualmente peligrosos para sus respectivos candidatos... Las encuestas no lo explican. Han aparecido algunas que dan ventaja a ARENA, otros al FMLN. El promedio de las encuestas más serias describe un empate entre ambos. ¿Lo explican las campañas, el bombardeo de publicidad? Poco probable. Las campañas no han cambiado sustancialmente en los últimos dos meses. La campaña mediática de ARENA sigue igual de mala; la del FMLN-ALBA-Funes igual de buena. Nada nuevo. En el trabajo territorial, ambas campañas están haciendo un excelente trabajo de acercamiento a la gente. Nada nuevo. En cuanto a propuestas e ideas que podrían conectar con las angustias y aspiraciones de la gente y así cambiar la correlación de fuerzas, veo nada. Cero por parte de ARENA y cero por parte del FMLN. Nada nuevo. Ambas campañas carecen de lo mismo: prometiendo demasiado, nadie les cree nada. No hay focalización, no hay prioridades claras. Nada nuevo que podría cambiar la situación... Algunos piensan que la diferencia la hizo la permanente ofensiva de Funes contra ARENA, las acusaciones de corrupción, los 10 millones de Taiwan, el caso Enel... No lo creo. Si las acusaciones provendrían de un presidente libre de sospechas de corrupción (o de un partido que no se ha ensuciado las manos), las acusaciones harían la diferencia. Pero esto no es el caso. Lo que para unos son los cheques de Paco Flores, para otros son los tres millones que Funes recibió de Salume. Y lo que para unos es el caso Enel, para otros es el caso CEL, que implica a Saca y a Funes, no a ARENA. No veo nada nuevo en este terreno, nada impactante que podría explicar que de repente unos canten victoria y otros se resignen. De todos modos se sobreestima el impacto del tema corrupción en un país donde la gente ha perdido la confianza a toda la clase política, no a un partido. No creen al acusado, pero tampoco al acusador. Si tuvimos alternancia y resulta que la corrupción sigue igual o peor, ¿qué validez tienen las mutuas acusaciones? También se tiende a sobrestimar el impacto de la publicidad mediática. Si no hay mensaje claro (y lamentablemente, no lo hay de ninguna de las partes en competencia), la publicidad no impacta mucho. La publicidad política, para ser efectiva, necesita como materia prima proyectos políticos claros, que los puede traducir y resumidos en media docena de mensajes. Si no puede ser hasta contraproducente. Entonces, por donde veamos, no encontramos explicación racional por qué en el mes de diciembre se haya producido este cambio de ánimo, que generó pesimismo y temor del lado de la oposición, y optimismo y triunfalismo del lado del FMLN. Nada explica que de repente mucha gente, independiente de su personal intención de voto, piensa posible que el próximo presidente podría sea el profesor Sánchez Cerén. Cosa que hace un par de meses nadie creía posible, ni siquiera sus propios partidarios. Se trata de un fenómeno que en Alemania lo llamamos ?Stimmungsmache?. Literalmente traducido sería algo como la ?hechura de ánimos?. Es otra cosa muy diferente que tratar de convencer a alguien con argumentos o ideas. Es influenciar el ánimo de las personas sin apelar a su razón, sino a sus emociones. En esta campaña se muestra la superioridad del FMLN en la guerra sicológica; en la propaganda que pasa debajo del radar de la razón argumentativa. En ella juegan su papel cada uno de los elementos que por sí solos no explican el resultado (las encuestas que de repente dan ventaja al FMLN; las acusaciones del presidente contra ARENA, etc.). Pero el papel más prominente en esta estrategia la juegan los que se dejan desanimar, los que se dejan intimidar, y los que dejan de creer en su propia causa. Y los del otro bando que se dejan animar... Me atrevo a pronosticar que la batería de nuevas encuestas, que saldrán en la segunda semana de enero, va a componer y corregir esta percepción extraña que el FMLN ha logrado crear y que está ganando. Por Paolo Lüers