El debate que no fue debate y sus participant

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13 enero 2014

El debate que no fue debate y sus participantes El debate no fue realmente un debate. Lo sabíamos desde antes, cuando se publicaron las reglas. Los representantes, especialmente los del FMLN y ARENA, al negociar el formato del evento de radio y televisión, se aseguraron de que no hubiera forma de poner en aprietos a sus candidatos, se aseguraron de que ningún candidato pudiera hacer una crítica a otro, que ninguno pudiera cuestionar la veracidad de un dato, la solidez de un argumento o la viabilidad de un ofrecimiento de otro; que ninguno pudiera hacer alguna pregunta a otro; que ninguno pudiera hacer una crítica al desempeño como funcionario público de otro candidato. En esas condiciones, lo de ayer en la noche fue un conjunto de presentaciones, pero no un debate. Evidentemente las reglas las impusieron unos representantes partidarios que no creen en la solvencia moral, en la capacidad intelectual o en el carisma político de sus candidatos. Si creyeran en estos atributos no hubieran restringido la posibilidad de fuego cruzado. Si a las reglas absurdas añadimos la cantidad de temas, la cantidad de candidatos y el tiempo total -16 minutos- que tuvo cada candidato a lo largo de toda la noche para exponer sus propuestas, resulta comprensible que los candidatos no enfrentaran los problemas a fondo y no nos dieran elementos muy diferentes de los comprimidos publicitarias de sus campañas, sin dejarnos conocer realmente su pensamiento... o su falta de pensamiento. De cualquier manera, el ?debate? fue un paso en la dirección correcta de fortalecimiento de la cultura democrática. Tony Saca se vio relajado en las cuatro partes del programa. Siempre se vio presidenciable. Manejó con maestría el tiempo y la cámara, pero no aportó giros novedosos. Su mejor intervención fue en la tercera parte, dedicada a la Salud. En esta área reivindicó su experiencia de gobierno, que fue en realidad sobresaliente. En el área de seguridad tomó una posición clara, no necesariamente la más popular, al afirmar que no combatirá la violencia con más violencia. En economía, perdió la oportunidad de atacar al gobierno, cosa que debe hacer siempre un candidato opositor, en un área de desempeño indudablemente deficiente del actual presidente. Salvador Sánchez Cerén estuvo bastante tenso en su primera intervención relativa al tema de Educación, en el que debió exhibir mayor dominio por haber sido ministro. En seguridad se vio convincente al ofrecer ponerse personalmente al frente del esfuerzo del gobierno contra la delincuencia, pero se equivocó al tomar una línea de defensa del desempeño del actual gobierno. Lo mismo hizo en Salud, y en este tema no se vio mal, porque ya estaba más relajado y porque el gobierno tenía algunos logros que legítimamente podía reivindicar. Por el contrario, en economía, igual que en seguridad, fue una mala apuesta aferrarse al guión de defensa del gobierno de Funes, porque de esa manera no pudo conectar con la situación y con el sentimiento de la mayoría de la población. Norman Quijano hizo una intervención más que aceptable en el área de Educación. Insistió más que sus colegas en la necesidad de estímulo a los maestros, lo cual fue un buen punto, tanto en el plano de conocimiento del la problemática, como en el plano político. También reiteró el compromiso de llevar al 6 % del PIB el presupuesto del ramo. Su intervención más arriesgada fue en materia de seguridad cuando habló de ?militarizar la seguridad pública haciendo uso de todos los poderes de la Constitución?. Este fue un planteamiento controversial, pero fue, justamente, el tipo de intervención que puede marcar la victoria o la derrota en un debate. En realidad fue lo único diferente que se dijo en toda la noche. En los otros temas Quijano se vio relajado y con dominio aceptable. Falló en rematar su buena actuación con una crítica fuerte al desempeño económico del gobierno, especialmente del presidente Funes. Por:

Salvador Samayoa