Compran el camión con deuda y luego pierden hasta la casa

En las autocracias y luego bajo los despotismos, los intereses comerciales de los grupos en el poder se afianzan vía licitaciones amañadas, compras "por emergencia", decretos

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24 enero 2013

"El joven era muy emprendedor y vio una oportunidad en el transporte de carga. Para comprar el camión hipotecó la casa de sus padres, inició el negocio, pero se dio cuenta de que la competencia era muy fuerte y por tanto acortaba el tiempo de las rutas yendo a mayor velocidad..."

Se estrelló, no pudo pagar los daños, perdió el camión y sus padres perdieron su casa de toda la vida. Esa historia la hemos visto y oído muchísimas veces, pues la mayor parte de gente que se mete a negocios por su cuenta, creen que todo es sólo cosa de "soplar y hacer botellas".

Más o menos lo que con seguridad va a suceder con Alba-negocios: el dinero seguramente saldrá en parte de los presupuestos públicos, habrá otro aporte de los "bolivarianos", van a asegurarse las contrataciones del gobierno vía licitaciones amañadas como con los famosos camiones chatarra chinos, se formarán las directivas y se asignarán los puestos mejor pagados a individuos de gran sensiblería social y opción preferencial "por los pobres y en especial por las pobres", pero con muy poca capacidad y ninguna experiencia en el trabajo.

De manera inexorable el camión va a estrellarse, como han estrellado la Lotería Nacional de ex-Beneficencia, el sistema de Salud, las calles, las instituciones y el puerto de La Unión. Los que pierden la casa son los salvadoreños, ya que lo usual es que los que maquinan esos esquemas suelen privatizar las ganancias, metérselas en el bolsillo, y hacer públicas las pérdidas, cargarlas a los presupuestos nacionales.

"El Estado", se dice, tiene la capacidad financiera para comprar los buses del sistema que están cocinando, el Sitramss. Se compran los buses, se toman las fotografías de la inauguración, se gastan millonadas en notificarle a "el pueblo" que el régimen va a resolver el problema del transporte, se uniforma a los choferes...

Cargan los dados a favor de los compinches

Pero luego viene la parte dura: organizar las rutas, montar los estacionamientos para guardar los buses, darles mantenimiento, tener las partes y repuestos necesarios, llevar el control de las reparaciones, asegurarse de que no se roban la gasolina, los combustibles, las llantas y los repuestos, contabilizar los ingresos, amortizar las unidades... si el régimen no ha podido integrar un gabinete con algo más que medianías, ¿de dónde saldrán los administradores, los gerentes, los supervisores y todo el equipo de profesionales que se requiere para que una empresa funcione? Como la cosa no será de nadie sino de todos, tampoco habrá quien se interese y esté siempre con el ojo puesto para que el conjunto no colapse.

Igual con medicinas y la camándula de actividades a las que quieren caerles encima. Si lo que sucede en Salud es un indicio, es predecible el desorden que el abastecimiento de medicinas por Alba-remedios y Alba-ungüentos va a ser.

En las autocracias y luego bajo los despotismos, los intereses comerciales de los grupos en el poder se afianzan vía licitaciones amañadas, compras "por emergencia", decretos y, además, forzando al resto de concurrentes en un mercado a cumplir con regulaciones y exigencias que no se aplican a los favorecidos por las estructuras oficiales. Los dados se cargan a favor del aliado y en contra del resto.

Es por ello que los productores exigen reglas claras.