El Challenger, otra vez
Observador Político E l gran triunfo que logró la sociedad civil salvadoreña de movilizar 430 mil votos en apenas cinco semanas para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2014 no debe oscurecer cuatro hechos muy claros: que ese triunfo fue de la sociedad civil, que las elecciones en su conjunto fueron una derrota catastrófica para el partido ARENA, que esa derrota fue ampliamente predicha y entendida antes de que pasara y que la cúpula del partido se negó a siquiera considerar que había que cambiar el rumbo para evitar que sucediera. La derrota es muy clara. En 2004, ARENA ganó con el 40 por ciento del electorado y en 2009 perdió con 29.9 por ciento. Con cualquiera de estas cifras hubiera ganado en primera vuelta en el 2014. En vez de eso, perdió con 20 en la primera y con 28.6 en la segunda. Es decir, ARENA perdió más de diez puntos del electorado con respecto a 2004 y uno con respecto a 2009 a pesar de que el FMLN estaba debilitado por tres factores cruciales: por haber gobernado pésimamente, por presidir sobre un empeoramiento de la situación económica, social y política del país y por llevar al peor de los candidatos de su historia. El haber perdido así es muestra de una grave incompetencia. Y no es que esta derrota no se viera venir. El partido tomó una serie increíblemente larga de decisiones catastróficas y se negó en todos los casos a reconsiderarlas. La derrota recuerda el proceso que llevó a la destrucción del transbordador espacial Challenger hace veintiocho años. En enero de 2013 escribí sobre ese caso, relacionándolo con la derrota que todavía estaba un año en el futuro: ?El culpable del accidente fue un empaque que sellaba la conexión entre dos etapas del motor. El día antes, la empresa fabricante de los motores, Morton Thiokol, había advertido a la NASA que los empaques podrían fallar en lanzamientos con temperaturas de menos de 53 grados Fahrenheit, haciendo que el cohete estallara. Las temperaturas en ese momento en el Cabo Kennedy eran de menos de 40 grados. La empresa recomendaba atrasar el lanzamiento??, pero la NASA se negó a atrasarlo a pesar de que Morton Thiokol trató desesperadamente de cambiar esa decisión? ?El empaque falló y siete astronautas murieron, incluyendo una profesora de escuela. Los gerentes de NASA y los de Thiokol demostraron quien mandaba- pero se echaron encima una carga de conciencia que no podrán nunca alivianar?. ?Es fácil darle la vuelta a un ejemplo como este y decir que igual podría decirse que hacer cambios es lo que causaría que las elecciones se perdieran. Esto, sin embargo, podría argüirse sólo si la campaña estuviera comenzando-no cuando ya tiene ocho meses de comenzada y el único resultado ha sido una sostenida caída en la imagen y la intención de voto por ARENA. Como en el caso del Challenger, no es razonable ir dejando pasar el tiempo para ver si la imagen y la intención de voto se levantan. Cuando se vea que sí o que no, ya la suerte estará echada y no habrá manera de regresar a este momento. Si las elecciones se pierden, y las probabilidades de perderlas son altas, nadie olvidará que en enero de 2013 todavía había tiempo de estudiar la realidad con ojos frescos y corregir la tendencia negativa que lleva la intención de voto por ARENA.? Hoy lo temido en enero de 2013 es una realidad. Se ha perdido una elección crucial. Con las elecciones de 2015 a las puertas, otra vez estamos en las mismas circunstancias sólo que cada vez más abajo-en el 2004, 40 por ciento del electorado; en el 2009, el 30 por ciento, en la segunda vuelta de 2014, 28.6 por ciento, dos elecciones presidenciales seguidas perdidas, casi todas las instituciones del país en manos del FMLN, firmemente en el camino a Cuba. No es una historia de éxitos. ¿No será tiempo de que la cúpula de ARENA recapacite y deje espacios para que surjan nuevos líderes?
Por Manuel Hinds