Una nueva política de educación

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26 mayo 2014

Por Manuel Hinds E n estos días en los que se habla tanto de cooperación entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil en actividades de beneficio nacional, el nombramiento del Ingeniero Carlos Canjura como ministro de Educación crea el escenario ideal para que este tipo de cooperación se concrete en un área de gran prioridad para el país. El sector privado y la sociedad civil no deben dejar pasar esta oportunidad. El nombramiento abre la posibilidad de reorientar la educación del país en dos direcciones. Primero, enfocarla en áreas que respondan a las necesidades tecnológicas del país y por tanto puedan generar a los graduados ingresos conmensurables con sus esfuerzos. Segundo, elevar los estándares de la educación a niveles de excelencia. El mediocre rendimiento del sistema educativo salvadoreño se ha debido en gran parte a que se han ignorado esas ideas por mucho tiempo. Al final de la guerra, se asignó la prioridad a enseñar a los estudiantes materias de contenido social y filosófico, que aunque podrían ser útiles si enseñadas con equilibrio ideológico y en una cierta medida, al ser enseñadas en exceso y sin rigor académico han resultado en graduados que no saben muchas cosas útiles y que por tanto no pueden conseguir trabajos. Más aún, la cultura de pasión por la ciencia que se inculcaba en los institutos nacionales, y que es lo que mueve al programa de Jóvenes Talentos, se perdió en las últimas décadas. El ingeniero Canjura ha demostrado su pasión por estos temas a través del programa de Jóvenes Talentos que él ha manejado por varios años en la Universidad de El Salvador. El programa se ha concentrado en desarrollar las mentes matemáticas y científicas de niños y jóvenes promisorios más allá de lo que demandan los programas normales de estudios. Tiene cinco actividades en dos áreas principales-tres se orientan a la educación de los alumnos, y dos a la de los maestros que los preparan. Para incentivar a los jóvenes, el programa organiza y participa en olimpíadas nacionales e internacionales. A pesar de confrontar serias dificultades de presupuestos, además de ataques por gente que cree que las matemáticas y las ciencias naturales no deben estudiarse porque no tienen contenido social y revolucionario, el ingeniero Canjura logró formar equipos de jóvenes, la mayor parte de ellos de condiciones muy humildes, que han demostrado que en el país hay excelentes talentos en esas áreas y que no hay razón alguna para que no puedan luego proseguir sus estudios en instituciones de primer nivel en los países desarrollados. En 2013 1,700 alumnos aplicaron a la Olimpíada Nacional de Matemáticas para poder entrar a la Escuela Sabatina de Matemática, que es el camino a las olimpíadas internacionales. Iguales procesos se realizan en Física, Química y Biología. Hay muchos que descalifican los logros del ingeniero Canjura arguyendo que el programa Jóvenes Talentos es pequeño comparado con el tamaño del Ministerios y que la educación es un tema mucho más complicado, técnica y administrativamente, que lo que ha sido el programa que él ha manejado. Esto puede ser cierto. Pero también es cierto que, como todas las actividades humanas, el liderazgo es esencial y que ese liderazgo solo puede ejercerse con unas pocas ideas poderosas y claras-como darle el puesto que se merecen las matemáticas y las ciencias naturales en la educación del país, y elevarlas al nivel de excelencia. El Presidente Electo Salvador Sánchez Cerén pasaría a la historia como un gran presidente si en sus cinco años en el poder lograra solo esto. Es tarea de toda la nación que lo logre.

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