No hay peor ciego? En su discurso de la XXXI Convención Ordinaria del FMLN, el secretario general del partido, Medardo González, dijo que Fidel Castro, Hugo Chávez y Salvador Sánchez Cerén lideran una nueva ?corriente? política en la América Latina.
Luego añadió que ?la profundización de los cambios? dependerá de las elecciones de 2015. El secretario general no definió las características de esa nueva corriente pero en realidad no necesitaba hacerlo.
Con solo haber mencionado a Fidel Castro y a Hugo Chávez es claro que es una corriente bien vieja de caudillos latinoamericanos que establecen terribles dictaduras con el pretexto de sacar a la población de la pobreza-un supuesto objetivo, que no solo no alcanzan sino que lo contradicen con la miseria que los acompaña.
En este caso el pretexto se llama Socialismo del Siglo XXI.
Lo que ha dicho el secretario general es consistente con las declaraciones de muchos dirigentes del FMLN, incluyendo al presidente mismo de la república, que se refirió a Hugo Chávez como ?mi comandante?.
Todos estos son signos muy claros de que lo que pretende el FMLN es convertir a El Salvador en otra Cuba o en otra Venezuela.
Pero, sin embargo, el gobierno y el FMLN también insisten con grandes sonrisas que quieren mantener un diálogo con el ?sector privado? y tener un gobierno participativo.
Con esto han logrado confundir a mucha gente que se pregunta qué será lo que realmente quieren hacer el gobierno y el partido oficial y por qué dicen cosas tan contradictorias.
La gráfica 1 contiene una explicación muy clara de por qué el FMLN se está comportando así: el espectacular rebote de los votos por ARENA entre la primera y la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2014 y el hecho que el FMNL en diez años (y en toda su historia) no ha logrado pasar más allá del 30-31 por ciento del electorado (note que la gráfica muestra los porcentajes por partido como porcentaje del electorado, lo que quiere decir que también toma en cuenta a los electores que no votaron).
En esta gráfica, que he publicado ya varias veces por muchos meses, note usted que los resultados electorales han dependido no de los votos que logra el FMNL, que se han mantenido casi constantes entre 25 y 30 por ciento, sino de los votos que ha conseguido o perdido ARENA, que a su vez han dependido del porcentaje del electorado que ha votado.
Mientras menos gente vota, menos votos tiene ARENA.
O, dicho de otra manera, cuando la gente deja de votar por ARENA deja de votar del todo.
FUENTE: Tribunal Supremo Electoral.
Esto indica que un porcentaje bien alto del electorado, casi 50 por ciento en la primera vuelta de 2014, es gente que se ha decepcionado de ARENA pero nunca van a votar por el FMLN.
Dada su orientación moderada, si esta gente vuelve a votar, lo hará por un partido diferente al FMLN.
El comportamiento de esta gente se ve también en la gráfica que muestra las diferencias entre la primera vuelta de 2014 y el 2004.
En el 2004, el FMLN perdió por 16 por ciento del electorado y en la primera vuelta del 2014 ganó por 5 por ciento del electorado sin que su participación en el electorado subiera.
Todo se debió a que ARENA perdió 20 por ciento del electorado entre las dos fechas (recuerde que la cifra relevante para saber lo que quiere la población es sobre el electorado, no sobre la suma de los que votaron).
Visto hacia el pasado, estos electores llevaron a ARENA a la derrota.
Visto hacia el futuro, son la reserva de votos de ARENA si es que éste los logra motivar como los motivaba antes.
FUENTE: Tribunal Supremo Electoral.
El FMLN, con toda la sofisticación que pretende tener, no había entendido esto y pensó que la victoria de la primera vuelta (que calculada quitando el 50 por ciento que no votó era de 10 puntos) era definitiva e insuperable.
El susto de la vida, hasta ahora, del FMLN fue encontrarse con que un porcentaje sustancial de esos votos que habían abandonado ARENA regresaron a ésta, al punto que casi le ganó en la segunda vuelta.
Esta no fue porque había surgido un entusiasmo súbito por las ofertas de ARENA sino porque el centro moderado que no había votado entró en pánico de que El Salvador iba camino a las miserias de Venezuela, que en ese momento estaban ardiendo. Es para desactivar ese miedo que el FMLN se ha dedicado con tanta devoción a dar la impresión de que se ha vuelto moderado.
No quiere que se movilicen otra vez esas fuerzas del centro moderado que casi lo derrotan en la segunda vuelta.
Esta vez, con más tiempo para organizarse, esas fuerzas le causarían una derrota tal que les impediría llevar sus planes a la realidad.
Quieren que la gente no vote, que todos se sientan tranquilos, que no hay peligro. Todo esto cambiaría radicalmente si el FMLN gana las elecciones del 2015.
No habría necesidad de pretender moderación.
Por eso es que ARENA tiene también que entender lo que pasó entre el 2004 y el 2014, y entre la primera vuelta y la segunda.
Tiene que trabajar honestamente con la sociedad civil para formar una coalición moderada para defender la democracia, y trabajar también para cambiar lo que le hizo perder el 20 por ciento del electorado en diez años.
Hay gente que dice que no hay que preocuparse porque el gobierno está perdiendo todos los apoyos económicos con los que contaba-Alba, que parece estar perdiendo dinero, la otra ayuda de Venezuela que está en una crisis profunda, y el atraco de las pensiones que se les ha vuelto bien difícil por el repudio popular a esta medida.
Debilitado económicamente, piensa esta gente, el gobierno tendrá que negociar con los otros sectores de la población para volverse viable económicamente.
Esta suposición, sin embargo, tendría sentido si no fuera porque estamos hablando de un gobierno enfocado en el mantenimiento del poder, no en el progreso económico del país.
Estas dos dimensiones están ligadas en un régimen democrático, pero no en un régimen como los de los que el mismo FMLN dice que coinciden con las ideas de Sánchez Cerén: Fidel Castro y Hugo Chávez.
Allí, en Cuba, en Venezuela, en la Nicaragua Sandinista de los ochentas, las crisis económicas no llevaron a los gobiernos a hacer compromisos con otras fuerzas sino a recrudecer las tiranías.
La esclavitud es más fácil de introducir mientras más se empobrece un país.
La miseria rompe las voluntades.
No se deje dormir por esos argumentos que no corresponden a la experiencia con el Socialismo del Siglo XXI.
La salvación de la democracia no está en un diálogo que es sólo una distracción sino en ganar las elecciones de 2015, con una movilización de coaliciones cívicas y con un partido ARENA realmente modernizado.
Manuel Hinds