Votantes y electores
Manuel Hinds La encuesta publicada este día en El Diario de Hoy muestra con gran claridad lo
que pasó con la elección y el primer año del mandato de Salvador Sánchez Cerén.
La encuesta está llena de información muy valiosa sobre temas claves no explorados antes que requieren muchos comentarios en profundidad.
En este articulo yo me concentro en el primero de los cuadros, el de la evaluación general del desempeño de Sánchez Cerén, que a la vez da información sobre las expectativas que los entrevistados tenían de lo que él iba a lograr.
Los datos muestran que Sánchez Cerén no sólo es indudablemente el peor presidente en la historia del país sino que además los electores lo sabían.
Muestran también por qué, a pesar de lo predecible que era, él terminó siendo el presidente que nos está llevando a un estado fallido.
La tabla siguiente muestra los datos del desempeño general ordenados de una manera diferente a la mostrada en las notas del periódico: están clasificados por la expectativa que los entrevistados tenían sobre el presidente.
Antes de entrar en el análisis, es conveniente volver a hacer una diferencia entre el electorado (todos los que pueden votar) y los que votaron efectivamente.
Digo ?volver? porque esta es una diferencia que he hecho notar muchas veces en mis columnas pero a la que mucha gente no presta atención.
Lo más notorio en el cuadro es que el 62 por ciento de la población pensaba que iba a ser un mal presidente, y sólo el 31 por ciento creía que seria bueno mientras que el 7 por ciento no contestó o no se consideró representado en las preguntas.
Usted podría pensar, equivocadamente, que estas cifras no corresponden a la realidad de las elecciones, porque Sánchez Cerén ganó con un poquito más del 50 por ciento en la segunda vuelta.
Digo equivocadamente porque, como se ve en la gráfica adjunta, que he publicado muchas veces, el 50 por ciento con el que Sánchez Cerén ganó se refiere a los votos efectivamente depositados, pero representó apenas el 30 por ciento del electorado, que comprende los que votaron y los que no votaron.
La encuesta también se refiere al electorado, de tal forma que los números de las elecciones (primera y segunda vuelta) coinciden exactamente con las de la tabla de la encuesta.
Note ahora la magnitud del desastre de la presidencia de Sánchez Cerén.
Dentro de los que creyeron que iba a ser un buen presidente, la mayor parte (19 de 31) se han decepcionado de él.
Esto equivale al 61 por ciento de los que votaron por él.
Esta es gente del voto duro del FMLN.
Entre los que no esperaban que Sánchez Cerén fuera un buen presidente hay muchos que votaron por ARENA (y por otros en la primera vuelta) y otros que no votaron.
Esto se ve en la gráfica también, que muestra que los que antes votaban por ARENA y que después dejaron de votar por ella no se fueron a votar por el FMLN sino a no votar.
De estos, el 94 por ciento han confirmado su opinión sobre Sánchez Cerén.
Sumando los que ya tenían una mala opinión y los que la han adquirido a través de su desconsuelo, el total de desaprobación es de 62 + 19 = 81 por ciento del electorado.
La aprobación de Sánchez Cerén es sólo de 12.1 + 3.7 = 15.8 por ciento, porque el resto no sabe o no dice. Ahora mire usted de donde vienen nuestras desgracias, entienda cómo es que el país ha sido capaz de elegir a un candidato que el 62 por ciento pensaba que iba a ser una mal presidente.
Los que no votaron, al sustraerse de la elección, permitieron que una minoría de cerca del 30 por ciento, del cual ya se arrepintió el 61 por ciento, haya impuesto a un presidente tan increíblemente incompetente que está arrastrando al país al desastre.
La ciudadanía tiene que reflexionar sobre esto profundamente.
No puede permitir que estas cosas sigan sucediendo.
El país no va a aguantar.
Por supuesto, la reflexión es para todos.
ARENA tiene que presentar buenas opciones para volver a atraer a esos electores que han decidido no votar.
La idea de que la perspectiva de tener a un presidente desastroso hará que la gente vote por el contrario sin que haya otra razón para hacerlo ha sido desmentida por la realidad, como se ve claro en la encuesta.
Cerca de la mitad de los que creían que Sánchez Cerén sería mal presidente no votaron por nadie (solo el 30 por ciento votó por ARENA en segunda vuelta cuando el 62 por ciento pensaba que Sánchez Cerén sería malo).
Pero también la ciudadanía debe actuar.
Ya no es tiempo de esperar estar siempre bien servido.
Hay que participar cívicamente o políticamente.
Si no, el país se irá al traste.
S. S. McClure, el editor de la famosa revista McClure, escribió en 1903 un editorial que se aplica a nuestro país y nuestro momento. Después de notar que la corrupción y la incompetencia estaban destruyendo todos los ámbitos del país, escribió: ?No queda nadie, nadie sino todos nosotros?Se nos olvida que todos nosotros somos el pueblo.
Tendremos que pagar al final, cada uno de nosotros?.