Se salvaron del dracma El fin de la crisis Alexis Tsipras, Primer Ministro de Grecia, dio una conferencia de prensa el lunes por la mañana en Bruselas, minutos después de que la Unión Europea anunciara que había acordado seguir apoyando financieramente a Grecia, aunque en términos mucho más duros que los que Grecia había rechazado con gran fanfarria en el referéndum del domingo 5 de julio.
Entre los términos que se volvieron más duros está la condición de que varios activos que el gobierno griego había acordado privatizar hace años, sin que hasta ahora hubiera cumplido con su promesa, se pasarán inmediatamente a un fondo que se creará en Luxemburgo para que desde allí se privaticen.
Además el gobierno griego acordó ceder a los ministerios de la zona del euro el derecho de ir a Grecia en cualquier momento a indagar datos de la deuda y del comportamiento económico del país, directamente de sus fuentes, sin tener que pasar por funcionarios griegos de alto nivel.
Todo esto fue un trago amargo para Grecia, que creyó que creyó que Europa la necesitaba más a ella que ella a Europa.
Tsipras, sin embargo, anunció el acuerdo como una victoria para Grecia: el haber logrado mantenerse en la zona del euro.
Y la verdad es que sí fue una victoria en el sentido de que si no hubiera habido acuerdo Grecia hubiera tenido que salir del euro y caído en un gran abismo.
Lo que ganó Grecia Esto puede sonar extraño a mucha gente que cree que el uso de monedas fuertes como el dólar y el euro sólo significa el uso de billetes diferentes.
Nada más equivocado.
La mayor parte del dinero que circula en un país ni siquiera está en billetes sino en cheques, tarjetas de crédito y transferencias bancarias.
Lo crucial de usar una moneda dura como el euro o el dólar es que esas monedas dan confianza de que el valor adquisitivo de la moneda se va a mantener en el tiempo, y eso hace que los ahorrantes exijan tasas de interés más bajas para depositar sus recursos en los bancos.
Por supuesto, las tasas bajas de depósito llevan a tasas bajas de interés en los créditos.
Por eso, los países que usan monedas fuertes tienen tasas de interés sustancialmente más bajas que las que tienen los países con monedas débiles.
La tasa de interés es el precio más importante de la economía porque es crucial para determinar la inversión.
Por esa razón es esencial mantener la tasa de interés lo más baja posible.
Ahora Grecia necesita tasas bajas de interés para recuperarse.
Lo menos que necesita para eso son los dracmas.
Cuando Grecia tenía el dracma, la tasa de créditos al sector privado, mostradas en la gráfica 1, fluctuaban entre el 20 y el 30 por ciento, y eso que Grecia no estaba en ninguna crisis.
Desde que se supo a mediados de los noventas que Grecia entraría al euro y comenzó a prepararse para hacerlo, la confianza aumentó y la tasa de interés comenzó a bajar.
El euro se adoptó en 1999 y la tasa siguió bajando, hasta llegar a cerca del 5 por ciento en 2002.
Y allí se mantuvo.
Note lo extraordinario del efecto del euro: a pesar de que en 2009 estalló la crisis, la tasa de interés para créditos al sector privado se ha mantenido muy cerca de 5 por ciento (el máximo fue 6.5 por ciento en 2011).
Si el dracma hubiera sido la moneda de Grecia en ese momento la tasa de interés se hubiera disparado a niveles insospechados por el miedo a la devaluación.
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Esto se puede ver en un país con moneda propia, Brasil, que ha entrado en una crisis pero incomparablemente más leve que la griega.
Allí la tasa de interés subió de 26 a 40 por ciento.
Con esas tasas, la inversión no despega y eso detiene el crecimiento.
La contribución de la moneda propia al crecimiento es negativa.
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El caso del dólar Como en el caso del euro, las tasas de interés del dólar siempre son más bajas que las de las monedas locales.
Chile es un país que presume de tener políticas monetarias muy prudentes.
Aun así, como muestra la gráfica 3, allí las tasas de interés en los créditos en dólares dados por bancos chilenos en Chile son mucho más bajas que las que dan los mismos bancos en pesos chilenos.
No solo eso.
Cuando hay inestabilidad, la diferencia entre las tasas en dólares y en pesos se aumenta.
Todo tiene que ver con la confianza.
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La gráfica 1 muestra la dirección en la que se movería Grecia en términos de tasas de interés si regresa al dracma.
Volvería a las tasas altísimas.
Pero serían mucho más altas que las de los años ochentas por la magnitud de la crisis actual.
Eso es lo que menos necesita el país.
Mataría la inversión que es la única salida que puede tener Grecia.
La gráfica 4 muestra un proceso similar en El Salvador.
Aquí la dolarización llevó a una caída sustancial en la tasa de interés.
Las tasas de interés en América Latina también bajaron porque las tasas en Estados Unidos bajaron¿pero se mantuvieron 10 puntos arriba de las tasas en El Salvador.
Ahora las tasas de interés están subiendo en la monedas locales de América Latina, exactamente cuando se necesitaría que se mantuvieran bajas para incentivar la inversión y compensar de esa forma el final del boom de los productos primarios.
Pero solo en los países dolarizados van a mantenerse las tasas cerca de las de Estados Unidos.
Esa subida violenta de intereses es la que Grecia logró evitar.
Los países con moneda propia no podrán evitarla.
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14 de julio de 2015 - Manuel Hinds