Hace unos meses fue noticia mundial la muerte de Gustavito, el único hipopótamo que había en el país; en un inicio se dijo oficialmente que fue lacerado con un instrumento cortopunzante. Hubo mucho dimes y diretes, incluso la Fiscalía intervino… Han pasado los meses y una versión definitiva sobre las causas y, más aún, los motivos no están claros.
Ocurrió algo parecido con la muerte de la cebra; sucedió el día del último temblor, casi terremoto, de hace unas semanas. Se dice, y fue oficialmente, que el animal se estrelló contra una cerca… y casi insinuaba que se trataba de una acción casi suicida fruto del estrés. Pasa el tiempo y no hay una explicación definitiva.
Esta semana uno de los felinos y un mono también encontraron la muerte; en relación al mono se dice que se ahogó al desprenderse de una rama… casi seguro que pasarán los días, las semanas y los meses y no habrá una investigación que determine con certeza lo sucedido, mucho menos, como ha ocurrido con todos los casos anteriores, si hubo mano criminal y, de haberlo, cuál fue la motivación.
Pareciera que algo raro y anormal está pasando en el zoológico, pero nadie, absolutamente nadie hace nada, mucho menos se toma las acciones sancionatorias. Si así se determina, además, y esto es lo fundamental, no se toman las medidas de mejora no solo para garantizar la vida de los animales en cautiverio, sino brindar a los salvadoreños una atracción y un entretenimiento sano. Es un casi un síndrome.
De manera semejante ocurre en Centros Penales; si bien es cierto hay indicios serios, creo que hay indicios para creerlo y decirlo, y pareciera se quieren hacer las cosas bien, modificar las estructurales penales y convertirlas en un sistema que ayude a rehabilitar a los penados, hay hechos que nos hacen creer que el “síndrome” del zoológico es endémico. ¿A qué me refiero? Simplemente, los penales, por lo menos el de oriente, siguen siendo territorios de las maras… Se hacen requisas y casi se encuentra oro… teléfonos, computadoras, armas y dinero… ¡Y eso que hay medidas extraordinarias que dan casi mano libre para hacer cualquier cosa en los centros penales!
La puesta en marcha de los brazaletes para utilizarlos con los reos menos peligrosos, los que estén en fase de confianza o simplemente investigados, no camina, a pesar de que los recursos están, lo mismo con la construcción de algunos edificios para disminuir la saturación de reos en las cárceles.
Pero más que juzgar el sistema, o lo que se hace, el punto es el siguiente: excepto la destitución del director del Penal Barrios, no hay responsables ni mucho menos sanciones por los errores o deficiencias que obviamente hay. Pareciera que no importa lo que se haga o no se haga que haya o no haya resultados… la inercia de la ineficiencia y mediocridad prevalece.
Semejante accionar invade otras dimensiones del gobierno, como lo es el atraso, no de dos o tres meses, sino de ocho o más meses que los ministerios o instituciones del gobierno tienen con los proveedores; una pequeña o mediana empresa que invierte para prestar un servicio al gobierno, que hace préstamos, cumple a cabalidad con lo prometido, pero no recibe a cabalidad el pago es casi una “ejecución económica”.
Lo he dicho en otras ocasiones, si usted tiene una deuda con el banco y no paga a final del mes, lo más probable es que el primer día de atraso le hablen por teléfono y a medida qué pasa el tiempo aumenta la presión de cobro… usted sabrá lo que es esto.
Es más, ahora que está en boga el término de impago por parte del gobierno a sus acreedores internos, sucede que si su préstamo personal no lo paga, además de que le van a cobrar con insistencia su categoría baja, y puede bajar tanto que se convierta en sujeto de no crédito.
Pues bien, esta realidad pareciera que se ha convertido en algo normal y cotidiano entre los distintos pagadores del gobierno, que incluso están aprendiendo las “mañas” de los morosos, venga el otro mes… digan que no estoy… Hacienda no nos ha depositado…
Plantear objetivos es clave en cualquier gestión, cumplir es importante en la administración, evaluar lo hecho y determinar los responsables, no solo para sancionar cuando haya que hacerlo, sino mejorar es fundamentales para la administración. Esta dinámica es contundente en el sector privado, debería permear el sector público… ¿O esto es pecaminoso, políticamente incorrecto?
*Editor Jefe de El Diario de Hoy. ricardo.chacon@eldiariodehoy.com