Por Manuel Hinds El tren de la alegría Ayer fue un día espectacular.
El índice del mercado de valores del Financial Times (Inglaterra) cayó 4.67 por ciento, el Standard and Poors de Estados Unidos 3.94 por ciento, el Eurofirst 5.44 por ciento, el Nikkei de Japón 4.61 por ciento, y el de Shanghai 8.46 por
ciento.
El petróleo (WTI) cayó 5.91 por ciento (en Europa el 6.56 por ciento), y el cobre 2.28 por ciento.
Estas caídas, en un solo día, son realmente extraordinarias.
¿Qué está pasando?
¿Por qué China, el país que todo el mundo pensó que era el motor de la economía mundial se está tambaleando tan pronunciadamente?
¿Por qué está perdiendo su caché?
Para responder esta pregunta es necesario reconocer que China no ha sido nunca el motor de la economía mundial.
Para ser ese motor, usted tiene que importar más de lo que exporta.
Así usted crea una demanda en los mercados internacionales que otros países pueden llenar y que, como resultado, exportan más de lo que importan.
De esta forma, uno entiende que los manirrotos son las locomotoras en los trenes de los mercados internacionales.
Los exportadores son los vagones, halados por la demanda creada por los gastadores.
Piense usted: ¿quiénes son las locomotoras de los mercados de los licores, los cantineros o los bebedores?
La fiesta China no ha sido una bebedora.
Era una cantinera en las francachelas que comenzaron en los primeros años de la década del 2000 en los Estados Unidos y en varios países europeos.
La gráfica 1 muestra como la suma de todos los déficits en cuenta corriente en el mundo (las brechas producidas cuando un país importa más de lo que exporta) comenzaron a aumentar rápidamente en esos años, de alrededor de 575 mil millones de dólares en 2001 a 1.6 millones de millones de dólares en 2008.
El mayor bebedor era Estados Unidos, que incrementó su déficit anual de 125 mil millones de dólares a 801 mil millones de dólares en 2006.
La gráfica también muestra los superávits en otros países que corresponden a esos déficits, que deberían ser iguales a los déficits porque la suma de las cantidades vendidas deberían ser iguales a las cantidades vendidas.
Pero, por errores de contabilidad siempre hay una diferencia entre superávits y déficits.
Note que el total global establece el tamaño de lo comprado y lo vendido¿es decir, el tamaño en cada año del mercado internacional.
Ese tamaño se expandió como una burbuja y luego, tristemente, se vino abajo.
El déficit de Estados Unidos llegó a su máximo en 2006, mientras que el global llegó al suyo en 2008, coincidiendo con la crisis mundial, y luego cayó.
La fiesta parece que se terminó.
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Del lado de los bebedores, Estados Unidos estaba en la compañía de algunos países que adquirieron cierta reputación cuando la fiesta se acabó: España, Italia, y Grecia.
No están mostrados Portugal e Irlanda porque eran muy pequeños, no por falta de entusiasmo (he cortado el numero de participantes en la gráfica de 166 a 12 países para hacerlas más legibles).
¡Estos eran los motores de la fiesta!
Sabiendo ya lo que les pasó al final de la fiesta, usted puede comprender por qué ellos tuvieron que salir de ella para tratar de poner sus libros en orden.
Con la excepción de Estados Unidos, esos fueron precisamente los países que cayeron en crisis de deudas en 2008.
Fue triste verlos abandonar el campo.
Desafortunadamente ellos tuvieron que contenerse porque sus deudas se habían vuelto demasiado grandes, y su nueva seriedad redujo el tamaño de los mercados internacionales. ¡Y usted probablemente hasta habló mal de ellos!
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Los principales países que les vendieron los bienes y servicios a los fiesteros incluían a China, Alemania y Japón, que son potencias industriales, y Arabia Saudita, Rusia y Noruega, traficantes de petróleo.
Estos estaban trabajando mientras los otros fiesteaban.
La siguiente gráfica muestra la situación en 2013.
Los griegos, los italianos y los españoles se habían ya marchado, junto con los portugueses y los irlandeses.
Estados Unidos está todavía allí, pero en circunstancias reducidas.
Su déficit se redujo de 800 mil millones en 2006 a 400 mil millones en 2014.
La simpatía latina no ha desaparecido del todo porque Brasil ha ingresado a la fiesta.
Aunque su producción está cayendo, Brasil chupó 81 mil millones de dólares más de importaciones que de exportaciones en 2013 y 103 mil millones en 2014.
Sus agresivos déficits, sin embargo, no han sido capaces de restaurar la fiesta a su magnificencia original.
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Como se muestra en la siguiente gráfica, los superávits chinos, que habían sido el motor de su economía, no de la de la internacional, están disminuyendo, trayendo con ellos las tasas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).
Esta es la razón por la que el crecimiento de China está cayendo.
No era el motor.
Era uno de los vagones, y los motores bajaron la velocidad.
Lo mismo está pasando con Japón.
De los grandes cantineros, solo Alemania ha aumentado sus superávits de una manera decisiva.
Ahora Alemania es el país con el superávit más grade en su cuenta corriente en todo el mundo¿el máximo cantinero en el mundo.
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La próxima gráfica muestra como los países latinoamericanos, la mayor parte de los cuales son exportadores de esos productos, han visto sus tasas de crecimiento subiendo y bajando con los precios de ellos.
Conforme la fiesta se va muriendo, la demanda por esos productos se ha desvanecido, y sus precios han caído, y los ingresos por exportaciones han bajado y las tasas de crecimiento de sus PIBs han colapsado.
La caída de esos países se ha acelerado por fugas de capital.
Tanto como esos capitales llegaron cuando la gente pensó que eran los motores del mundo, ahora está saliendo de ellos, deprimiendo aun más sus economías.
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China ya está acercándose a un colapso poco elegante.
Entonces, una gran parte de América Latina hará lo mismo.
La crisis que se viene no será ligera.
Todo el mundo culpará a China, al cantinero.
Pero nosotros, usted y yo, sabemos quienes armaron la francachela y quienes, al ponerse en juicio, llevaron a su conclusión la burbuja que ellos habían creado.