Durante los primeros años de vida, el cerebro humano se desarrolla y alcanza sus mayores grados de actividad. De ahí que el buen cuido de los padres, la salud y la nutrición sean elementos centrales que determinarán, en gran medida, el futuro de los niños.
En esta entrevista, el profesor Hirokazu Yoshikawa, académico de New York University y co-director del Global Ties for Children, explica la importancia de apostarle a la infancia en los primeros años de vida. Actualmente, el profesor Yoshikawa y Global Ties for Children trabajan junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en la elaboración de una política social para El Salvador.
Cuando hablamos de desarrollo temprano en la niñez, ¿cuáles son las áreas principales de intervención?
En los primeros años de vida, los niños no crecen ni aprenden por ellos mismos; de hecho, si calculas la proporción de los años en que los niños son completamente dependiente de los adultos respecto al total de años de vida, los seres humanos tienen el período más largo de dependencia de adultos en comparación a las demás especies. Los niños realmente necesitan que los adultos les proporcionen cuidado e insumos abundantes, no solo para sobrevivir sino también para prosperar, aprender, crecer y consecuentemente ser ciudadanos productivos. Por ello esto es un desafío para las políticas públicas, porque los niños necesitan un apoyo global para su salud, su nutrición y su aprendizaje. Según entiendo, El Salvador ha avanzado en apoyar la salud y la nutrición en los años tempranos de vida, pero podría hacer mucho más en cuanto al aprendizaje.
¿A qué se refiere con aprendizaje?
Lo niños empiezan a aprender desde el nacimiento. Por ejemplo, la mitad de la nutrición de los niños va al desarrollo del cerebro en los primeros años de vida y la mayor parte de ese desarrollo ocurre antes de la edad de tres años. De hecho, la actividad cerebral de un niño de tres años es el doble en comparación a la actividad promedio de un adulto y esto tiene que ver con la rapidez con la que ocurren las conexiones entre neuronas. Pero claro, los niños no aprenden primero en la escuela, sino de los adultos que los rodean, particularmente de las llamadas “interacciones de servir y devolver”. Los niños se comunican desde su nacimiento a través del llanto, del afecto y de las emociones, de sus expresiones faciales y de la vocalización y el lenguaje a partir del segundo año de vida. La correspondencia de los adultos en cada segundo y minuto de estas formas de comunicación en el primer año de vida es lo que construye el desarrollo del cerebro. Si esta correspondencia no existe, el desarrollo del cerebro es afectado en formas que se observan al largo plazo.
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Por ejemplo, lo que llamamos “estrés tóxico”, que se un estrés crónico y severo, puede ser causado por una situación de pobreza extrema, por problemas parentales, por violencia y exposición continua a la violencia. Este estrés tiene consecuencias fisiológicas no solo en el desarrollo del cerebro, sino en el sistema inmunológico, en el sistema nervioso, en patrones de enfermedad durante toda la vida, así como en el desempeño escolar. Entonces los primeros año de vida importan de forma sustancial y debemos pensar en el aprendizaje desde el nacimiento.
En el caso de El Salvador, ¿relaciona la violencia de pandillas con la falta de inversión en estas áreas?
La violencia de pandillas tiene muchas causas, algunas que incluyen situaciones de pobreza y falta de oportunidades. Pero si pensamos desde la perspectiva del curso de la vida, sí hay una relación. No apoyar a las familias alrededor del desarrollo de sus hijos durante la niñez es un enorme desperdicio de oportunidad en cuanto a la reducción de violencia.
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¿Cuánto tiempo tarda en verse los efectos de estos programas en la reducción del crimen?
Ciertamente no se observan efectos respecto a la criminalidad a la edad de 7 años pero sí se observa un impacto en el corto plazo, en áreas como el cuido de los padres o en el desarrollo de los niños en cuanto a su bienestar socioemocional y a su aprendizaje, que luego se traduce en resultados positivos durante la educación primaria. En la medida en que haya más motivación y compromiso de los niños en su educación primaria habrá menos violencia posteriormente, ya que hay una serie de factores como la deserción escolar que están íntimamente relacionados con el involucramiento en pandillas y en delincuencia.