La que nos faltaba. Sigfrido Reyes, presidente del Organismo Promotor de Exportaciones e Inversión en El Salvador (Proesa) fue nombrado embajador en misión especial para la promoción de las exportaciones e inversiones de El Salvador. Más y nuevos cargos en un Gobierno que se caracteriza por su incontable burocracia con mínimos resultados para el país.
Ojalá esta nueva y aparentemente importante responsabilidad para el exdiputado no venga de la mano con una jugosa remuneración que represente otra carga para el tan desgastado erario público, aparte de los $7 mil mensuales que ya recibe, sin contar dietas y otros beneficios, según lo publicado en el sitio oficial de Proesa.
Este nuevo cargo promete grandes resultados casi por arte de magia. “El nombramiento obedece a la necesidad de que el Presidente de Proesa cuente con la representación que le permita el mayor nivel de interlocución posible para el cumplimiento de los objetivos de dicha institución (…) y permitirá generar con más facilidad las relaciones de comunicación y los vínculos necesarios con diversos actores internacionales que son cruciales para la promoción de las exportaciones y la atracción de inversiones a nuestro territorio. Además, fortalecerá el gran esfuerzo que ya despliega el Gobierno de El Salvador, para abrir nuevas posibilidades a la economía nacional y acelerar su internacionalización, en el contexto de la economía global”, explica el comunicado oficial.
Dudo honestamente, y no por simple escepticismo, de su éxito. ¿Qué experiencia tiene el señor Reyes en el sector productivo y empresarial del país? No ha sido sino hasta en los últimos años —que coinciden con los dos gobiernos del FMLN— que hemos visto su faceta de “emprendedor”. Haber sido guerrillero, diputado o contar con unos cuantos estudios relacionados con la economía y las relaciones internacionales, no son suficientes.
Para tan importante cargo, se necesitan estudios y preparación profesional, experiencia y capacidad de diálogo con una visión de negocios que no esté sesgada por ideologías pseudomarxistas, como queda evidenciado en sus tuits y comentarios incendiarios contra la “oligarquía”.
El Salvador no necesita más cargos, burocracia y nombramientos para avanzar. A este país le urgen medidas concretas que devuelvan la confianza a los inversionistas locales y extranjeros, reglas claras que fomenten la inversión y el respeto por el estado de derecho. Sin embargo, vemos todo lo contrario: recursos públicos pésimamente administrados, un endeudamiento descontrolado, amenazas de más impuestos e incumplimiento de pagos como ha sucedido con las AFP. Estamos a punto de irnos al traste y lo peor que por culpa de unos pocos que dejan cada vez más en evidencia su inutilidad.
No es menos importante recordar lo señalado por algunos sectores, los cuales consideran este nuevo cargo como una práctica más del partido de gobierno para proteger a sus funcionarios de posibles juicios.
La historia no parece nueva. En octubre de 2016, tras las acusaciones vertidas por el senador estadounidense Marco Rubio por supuestos vínculos con las FARC, José Luis Merino fue nombrado viceministro para inversión y financiamiento para el desarrollo. ¿Acaso conocemos los resultados del trabajo del alto dirigente del FMLN? ¿Acaso no es similar el cargo de Merino con lo que supuestamente hará (o ya debería de hacer) el presidente de Proesa?
El ahora plenipotenciario embajador tiene abierta una investigación en Probidad por supuesto enriquecimiento ilícito. Según las declaraciones patrimoniales que presentó Reyes, correspondientes a su periodo como diputado entre 2006 a 2015, su patrimonio pasó de $327,990 a $1.4 millones.
Reyes ha insistido, en diversas ocasiones, en que se trata de un “plan de venganza y revanchismo”. Su fortuna, dice, proviene de sus más de 20 años de arduo trabajo como funcionario público, su capacidad de ahorro e inversión.
Óscar Ortiz quiere calmar los ánimos y señalamientos con declaraciones de “unidad”, remarcando la “relevancia” que dicho cargo tiene para el país. Evadiendo responder sobre si este nombramiento es para blindar a Sigfrido Reyes, dijo: “Tenemos que ser bien cuidadosos… no podemos seguirnos destruyendo entre nosotros (…) debemos unirnos para hacer cosas buenas”.
Estaremos pendientes del trabajo del nuevo excelentísimo señor embajador y también de lo que concluya Probidad.
*Periodista. jaime.oriani@eldiariodehoy.com