Nuestro país nuevamente vuelve a la zozobra, basada en movimientos telúricos que nos hacen recordar fatídicos momentos de un pasado que nadie desea volver a vivir. Nuestras autoridades políticas, como nos tienen acostumbrados, tardíamente emitieron una cadena nacional sobre los hechos acontecidos que ya conocíamos por las noticias y redes sociales; una vez más quedó en evidencia la incapacidad y falta de compromiso del gobierno de velar por el bienestar de la población. Tuvimos a diversos funcionarios tratando de explicar lo que ellos lograron entender de lo sucedido, teniendo como protagonista a la ministra de Medio Ambiente Lina Pohl, con declaraciones para el olvido, en las que vaticinaba un sismo de gran magnitud y a la vez invitaba a la población salvadoreña a disfrutar de sus merecidas vacaciones en montañas y playas nacionales.
¿En manos de qué personas descansa nuestra seguridad y la de nuestras familias? ¿Podemos sentirnos seguros después de escuchar estas cantinflescas declaraciones? El problema es que esto no termina acá, el Presidente de la República, Salvador Sánchez Cerén, no dio indicios de vida; es inconcebible que un mandatario no haya aparecido aunque sea en un mensaje de Twitter. Aunque estuviera en África, la tecnología nos permite hacer transmisiones en vivo para comunicarnos, siendo los enjambres sísmicos recurrentes un motivo de alerta nacional y a pesar de esto, nuestro loable presidente no usó ningún medio tecnológico para hablarle a los salvadoreños que estaba al pendiente de lo acontecido.
Como salvadoreños no podemos ser indiferentes a lo que está sucediendo políticamente en El Salvador: todos estamos hastiados de escuchar risibles argumentos de nuestros gobernantes cuando se hacen señalamientos a su accionar. Ya no podemos permitir que se burlen de nuestra inteligencia. Nuestro país se desmorona económicamente y somos testigos de la cantidad de impuestos nuevos que se han creado en los últimos dos gobiernos y aun así escuchamos al partido en el poder que está en impago, que la oposición es la principal culpable por boicotear la no aprobación de nuevos préstamos. ¡Es increíble! ¡No debemos permitir que busquen engañar a nuestro sentido común! ¡Ya basta de tantos delegados gubernamentales repitiendo un discurso mal elaborado para apaciguar las demandas que exige la población!
No podemos ser apáticos políticamente, las nuevas generaciones, los llamados millennials, deben involucrarse más o no tendremos una democracia en la cual coexistir en un futuro próximo. El Presidente de la República es un funcionario elegido para gobernarnos, no es posible que sea prácticamente invisible y que solamente aparezca en festivales del buen vivir, en eventos preparados donde nadie le hará preguntas incomodas, donde todos los presentes son autómatas de sus desatinadas ideologías.
Nuestro Presidente invisible no solamente lo fue en el inicio de las vacaciones, jamás lo he visto en programas de opinión, independientemente que su articulación verbal no es la mejor, es indispensable escuchar su opinión política, geopolítica, económica, etc. Es preocupante cuando el partido que lo llevó al poder apoye políticamente a gobiernos como el de Venezuela, que insulte recurrentemente al país que más ayuda económica nos brinda como lo es EE. UU.
Esa dualidad política, ese doble discurso que maneja el gobierno a conveniencia nos afecta a todos como país, porque ellos nos representan… Estimados lectores, es imperante una política real y transparente y dudo mucho que los gobernantes actuales puedan ofrecernos eso, así que solamente nos queda mirar al cielo y pedirle mucho a Dios para que nuestro presidente invisible aparezca y nos comente cómo va el rumbo político de nuestro país.
*Colaborador de El Diario de Hoy. lcontreras.simplesite.com