League C.A. reconfecciona la vida de expandilleros

La empresa desarrolla un modelo de negocios inclusivo, en el que todos sus trabajadores continúan con sus estudios de bachillerato y universidad.

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League cuenta con 500 empleados. De ellos un 7 a 8% son expandileros o que tuvieron algún problema con la justicia. La empresa les ha dado una nueva oportunidad.

Por Karen Molina

18 December 2017

La descosida vida que Mario (nombre ficticio) llevaba desde los 15 años, cuando se involucró en las pandillas, se está remendando poco a poco como las camisas y ropa deportiva que se confecciona en League Central América, una fábrica textil con un nuevo modelo de negocios inclusivo, que está cambiando la vida de expandilleros y muchos jóvenes en riesgo que viven en Ciudad Arce y sus alrededores.

 

La empresa textil, de origen estadounidense, se instaló en el país hace nueve años. Su filosofía de trabajo es totalmente diferente a las demás: No basta con que los empleados produzcan los pedidos de ropa de las más de 1,600 universidades de EE.UU. El objetivo de League es que los trabajadores continúen estudiando bachillerato y la universidad, en alianza con la Universidad Don Bosco.

“Si están en la empresa, tienen que estudiar”, señala Rodrigo Bolaños, quien más que ser el presidente de la empresa, es el padre que motiva, aconseja y hasta regaña a sus empleados para que no dejen de estudiar.

Nada menos este año se graduarán 45 nuevos técnicos en ingeniería que durante todo el año sacrificaron más horas de su tiempo en estudiar, aún cuando estaban cansados después de una larga jornada de trabajo.

El 50% de sus trabajadores viven en Ciudad Obrera, una zona que antes estaba considerada como una de las más peligrosas, pero que ahora no se escucha en las noticias negativas sobre robos y homicidios.

Mario, por ejemplo, sigue estudiando Técnico en Ingeniería Mecánica. Hasta hoy no ha dejado ninguna materia y quiere continuar estudiando para llegar a ser un gran profesional.

Hace algunos años su vida solo tenía dos caminos seguros: o la cárcel o la muerte, pero ahora, trabaja a tiempo completo en League y después de sus labores, sigue estudiando para convertirse en un profesional.

Las clases se reciben ahí mismo en la empresa en 6 diferentes aulas. En 2018 la empresa tendrá 2 nuevos salones de clase a donde reciben sus clases universitarias.

Actualmente las carreras que se ofrecen son ingeniería biomédica, ingeniería electrónica, ingeniería mecánica y el desarrollo de software para aplicaciones móviles.

Además, todos los trabajadores reciben a diario una hora de clases de inglés en un salón especializado para este aprendizaje.

Testimonio: Mario:“Yo creía que la gente me iba a discriminar por ser expandillero"

“Creemos que si educamos a las personas podemos romper este ciclo en el que estamos y ser un mejor país”, afirmó Bolaños, un hombre optimista, que le ha apostado de lleno a la educación como la clave para alejar a los jóvenes de la violencia y dar oportunidad a aquellos que creen que no la hay.

Según Bolaños, entre un 7 y 8% de sus empleados estuvieron involucrados en las pandillas en algún momento de su vida y ahora están contratados en League.

El próximo años, los planes traspasan las fronteras. Bolaños aseguró que se firmará, pronto, un nuevo convenio para enviar a Taiwán a un grupo de empleados de la empresa, que también se están preparando académicamente.

Todo se está trabajando de la mano de la Universidad Don Bosco, quien les está apoyando en la docencia de las carreras tecnológicas.

Prevención y desarrollo de start-up

League también está alejando a otros jóvenes del mundo de las pandillas a base de libros y computadoras. Diego Fernando, por ejemplo, está cursando su primer año de ingeniería mecánica. Comienza su día a las 6:30 de la mañana y termina su jornada laboral a las 4:45 de la tarde, pero a las 5:15 comienza las clases de su carrera, ahí mismo en la fábrica.

Regresa a su casa entre 7:30 u 8:00 de la noche y los sábados y domingos también tiene que ir hasta las instalaciones de la Universidad Don Bosco para continuar con sus clases.

“Todo el día lo tengo muy ocupado. O estoy trabajando o estoy estudiando”, dijo el joven de 18 años, quien quiere seguir trabajando en la empresa hasta tener su carrera universitaria.

Y el diploma no es el único incentivo para seguir estudiando. Crear sus propias empresas también es un aliciente para continuar sus carreras.

Ahí mismo en la fábrica, opera una sección de reparación de tarjetas electrónicas, diagnóstico y soporte técnico en el que trabajan estudiantes de segundo año de la universidad. Este es el primer star-up de muchos que se quieren desarrollar dentro de la compañía.

Esta pequeña empresa tecnológica ya tiene 14 clientes que le solicitan reparar las piezas electrónicas que se utilizan para todo tipo de máquinas. Entre sus clientes están otras empresas de American Park, el complejo textil donde está anclada la empresa League y otras 19 industrias.

Si una pieza de maquinaria se arruina en League, sus mismos trabajadores lo reparan.

“Lo que estamos haciendo es dándoles carreras para los siguientes proyectos”, asegura Bolaños, quien ve más allá del área textil en el que está involucrado.

Bolaños sueña en grande. Asegura que El Salvador puede ser igual que un Singapur. “Queremos hacer de este país un Singapur, queremos animar a la sociedad a insertar a la fuerza laboral las oportunidades de empleo y estudio”, indicó.

La inclusión es su objetivo. “Uno de los grandes propósitos de esta empresa es trabajar con la comunidad y contribuir al futuro de este país. Creemos que una comunidad en la cual todas las personas se sientan incluidas en un empleo o actividad académica, te cambia la comunidad. Lo que tú tienes aquí es una imagen de lo que es la comunidad”, señaló Bolaños.

¿Un modelo rentable?

Contratar a ex pandilleros y formarlos en habilidades técnicas más allá de su labor como operarios no es una práctica común entre las empresas.

Por eso League ha roto esquemas en este nuevo modelo de negocios, que para muchos podría parecer poco rentable.

Según Bolaños, cuando se le ofrece un proyecto de vida a un empleado, la rotación (salirse de esa empresa para aplicar a otra) se reduce significativamente.

En el área textil es común que entre un 45% a 50% se cambien de empresa, pero en League, la rotación se reduce a entre 12% y 15%, por lo que al darles más estudios, los trabajadores crean una fidelidad a la empresa y buscan ascender dentro de ella. No se quieren ir.