En su discurso de toma de posesión, el Profesor Sánchez Cerén auguró futuros años de bonanza durante su mandato. Y durante los Festivales del Buen Vivir, destaca los logros en Salud, Educación y Seguridad, y exige austeridad y apretarse el cincho para enfrentar la difícil situación de caja por la que atraviesa Hacienda.
Insiste en que si estamos evaluados como el país más violento, con menos inversión extranjera y peor clima de negocios, es culpa de los diputados de ARENA por negar sus votos para más millones en bonos y préstamos. Dice que la derecha no quiere dar al pueblo agua potable, caminos rurales y otras necesidades urgentes. Y acusa a la Sala de lo Constitucional y a los medios de comunicación por su continuo rechazo al equivocado rumbo que lleva el país.
Pero el mandatario sí ha cumplido con sus promesas de austeridad y buen vivir, pero con diferente lectura. El pueblo está viviendo una austeridad nunca antes vista, método infalible que lleva al modelo de Venezuela, faro de luz que ha alumbrado esta administración, demostrando públicamente su admiración por la dictadura opresora del Socialismo del Siglo XXI, al respaldar a Maduro en la vergonzosa votación en la OEA.
Han afectado al pueblo los recortes en los subsidios, especialmente el del gas, que ha hecho quebrar a pequeños distribuidores, incapaces de esperar a que el estado les devuelva la cantidad subsidiada. Austeridad para las pequeñas empresas que suministraron uniformes y calzado, y a quienes se les adeudan $120 millones, incumpliendo la ley que obliga al Goes a pagar a las mypes en un término de 30 días.
El aumento al salario mínimo, realizado de manera inconsulta por la ministra de Trabajo y sindicatos afines al Frente, ha logrado despidos y cierre de empresas pequeñas, aunque se culpó a las gremiales y al gran capital, de oponerse al aumento, aunque las grandes empresas siempre han pagado más que el mínimo. Y sigue el pueblo en austeridad, sin medicinas en los hospitales, sin profesionales especializados despedidos, para que los funcionarios tengan seguros privados millonarios, que incluyan hasta cirugías plásticas. Austeridad para los maestros, que sin percibir sueldos, trabajan en escuelas en ruinas, con peligro de la vida de los alumnos. Y aunque no hay dinero para pensiones de AFP ni IPSFA, siguen las contrataciones masivas de activistas del partido gobernante.
Y así el pueblo vive en austeridad para que los funcionarios disfruten del buen vivir. Sigfrido Reyes dejó un logo país de $450,000, diseñado por una empresa inglesa, despreciando el logo Marca País, realizado por talento salvadoreño, como donación, mientras él continúa viajando a Rusia. Los diputados de la Asamblea Legislativa demuestran haber pasado a mejor vida, realizando una maratón de viajes, gastando $46,306 en viáticos, solo en febrero.
Lorena Peña recibió $5,906.25 como viáticos, por 5 días de celebración de la CEDEW en Suiza: más de $1,000 diarios. Y colegas del Frente y GANA, recibieron $4,306.25 por 7 días, en la República Árabe Saharaui Democrática (en África, para los no enterados) para asistir a las celebraciones de aniversario. Y aunque hay más viajeros, no existe reporte alguno de las ventajas que estos recorridos turísticos hayan traído para el país.
Ya es hora de que los funcionarios dejen de jugar con el hambre del pueblo y burlarse de sus necesidades. Es de justicia suspender todos los viajes y los seguros médicos privados, mientras el pueblo carezca de servicios dignos de salud, seguridad y educación, a los que tiene derecho. Nuestros impuestos deben beneficiar a la población y no a funcionarios irresponsables.
*Columnista de El Diario de Hoy.