Riqueza… ¿Sabe usted en qué es rico?

Priorizar solo la riqueza económica puede ser bueno, porque el dinero resuelve muchas cosas, pero también debieran descubrirse las otras riquezas que se tienen y no se disfrutan, por no estar conscientes de ellas.

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Por Elizabeth Castro

15 December 2017

Por el momento que vivimos, afrontando el mercadeo de productos y servicios que incitan a la compra de regalos, y desde el punto de vista religioso, acercándonos a uno de los momentos más importantes de la religión cristiana, viene bien la reflexión sobre “la riqueza” y “las riquezas”, para ordenar las prioridades y valorar más lo que tenemos para cada uno y su familia, que lo que nos gustaría tener, manipulados sutilmente por la publicidad.

Lo primero sería preguntarse qué es la “riqueza”. Mi respuesta, sencilla y objetiva: es la disponibilidad de lo que uno desea tener para utilizarla según la propia voluntad, haciendo lo mejor posible para uno y el entorno familiar y social, e incluso, si es conveniente, compartirla y entre más se tenga, mejor.

Pues así como Leonardo Da Vinci reconoció que disponemos de siete inteligencias: la inteligencia lógica, la matemática, la verbal, la lingüística, la visual o espacial, la corporal de dominio del movimiento, la interpersonal, de conocimiento y control del entorno, y la intrapersonal o de conocimiento de uno mismo…

De la misma forma se acepta que hay siete riquezas:

1. La riqueza interior que incluye la forma de pensar, la predisposición hacia lo positivo y lo espiritual en la relación personal con Dios y lo omnipotente;

2. La riqueza física y mental que describe el estado de salud y cómo la disfruta, incluyendo, la relación sentimental, amorosa y sexual;

3. La riqueza social y familiar, que se refiere al tratamiento del entorno de amigos y parientes;

4. La riqueza profesional, que incluye el desarrollo y el éxito en el ámbito profesional, haciendo lo que a uno le gusta y obteniendo éxitos pequeños y grandes;

5. La riqueza económica, como la disponibilidad de dinero y poder adquisitivo;

6. La riqueza de impacto que consiste en ser creativo, asombrar y sorprender agradablemente con lo que uno hace y propone, sintiéndose feliz y pleno de conseguirlo y

7. La riqueza de aventuras con lo que hacemos interesante en nuestra vida, saliéndonos de las rutinas y la monotonía, como salir del propio entorno y entrar en otros cuando uno va a un nuevo lugar, conviviendo y aprendiendo cosas nuevas. También cuento aquí, viajar y disfrutar de lo nuevo en todo lo que se encuentra en un país desconocido, o bien volver a los lugares que uno aprecia porque ahí estudio y vivió. En mi caso, Alemania y España, que cada vez que vuelvo las siento más cerca y me siento más en casa.

¿Habrá alguien que tenga todas estas riquezas? Posiblemente… Pero lo que importa es saber distinguir en cuál de estas siete riquezas se siente uno rico, para potenciarla, disfrutarla y compartirla.

Priorizar solo la riqueza económica puede ser bueno, porque el dinero resuelve muchas cosas, pero también debieran descubrirse las otras riquezas que se tienen y no se disfrutan, por no estar conscientes de ellas.

¿Puede descubrir cuál es su mayor riqueza? Sí… Es cuestión de analizarse objetivamente sobre: “qué tengo, mi interrelación con mi entorno familiar, profesional y social, y haciendo bien lo que me gusta hacer y compartiendo con quién, es que me se siento bien y pleno. Pensándolo y repensándolo en poco tiempo lo conseguirá.

Determinar en cuál riqueza se es bendecido, puede ser un buen regalo de Navidad.

*Columnista de El Diario de Hoy

pedroroque@metodopr.com