Marca Sigfrido

Sigue la tempestad de críticas y cólera. En una encuesta en línea, la enorme mayoría afirma que la Marca Sigfrido “Ni me gusta, ni me siento representado”.

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04 April 2017

En junio 2014, recién tomada la foto del profe con banda presidencial, la misma que decora despachos públicos, nació el mantra del segundo gobierno del FMLN: Unir, Crecer, Incluir. Y para firmar sus campañas, con un estímulo visual, le asignan el contrato de la marca oficial al publicista brasileño amigo de Mauricio.

Medio millón de dólares más tarde, vino el carioca con (me imagino) tremenda presentación en Keynotes, que apantalló a Casa Presidencial, con el cuento de que el mapa del Pulgarcito, relleno de intensos colores, significaba la convivencia pacífica de todas las corrientes políticas (ja, ja), de todos los estratos sociales, de todas las preferencias sexuales (uyyy).

Reacción de la población: “Tumblimbli, el carioca pensó que aquí era Salvador pero de Brasil”. Cierto, imposible inspirarse en la belleza de los salvadoreños y El Salvador, desde los jelengues que seguro le armaba su amigo.

“¡La vieja!, medio melón nos costó ese volado”. Puesí, y así sucesivamente, melones por aquí, melones por allá, y se acabuche la caja chica, no así la partida secreta.

Resulta que la controversial marca oficial fue un fusil (copia descarada en publicista), que le llovieron tantos tomates, que la engavetaron. Colorín, colorado, nuestro medio millón desperdiciado.

Nos la vuelven a hacer.

En marzo de 2017, recién anunciado que su vasta fortuna provenía del vicio de ahorrar (ni un cinco de la partida secreta), el encargado de atraer inversión y resucitar las exportaciones, excabezón de la Asamblea, presenta su Marca País con el acertado mantra: “El Salvador, Tan Grande como Su Gente”.

Medio millón después, viene el mexicano, con (me imagino), tremenda presentación en Keynotes que apantalló a su cliente Sigfrido, con el cuento de que la “V” invertida está cargada de un caleidoscopio de ilustraciones muy nuestras. Yo solo el Salvador del Mundo (en rojo) reconozco.

Reacción de la población: “Nammbe, es una tipografía de stock, no tiene nada de diseño; es un vil fusil”. Cierto, imposible vivir la grandeza de los salvadoreños, y El Salvador, desde las nuevas oficinas de Proesa.

Sigue la tempestad de críticas y cólera. En una encuesta en línea, la enorme mayoría afirma que la Marca Sigfrido “Ni me gusta, ni me siento representado”. Parece será otra Marca País Rest in Peace. Colorín, colorado, este cuento no ha terminado.

Al igual que el logo del carioca, el logo del azteca provoca cólera por su precio, y coraje por ignorar el talento nacional.

Vuelve a tomar vida la Marca País El Salvador Positivo (+), concepto y diseño gráfico que, a diferencia de los logotipos extranjeros, refleja nuestra alma y espíritu, por ser creatividad 100 % azul y blanco. ¡Y además es de choto!

Nuestra Marca País debe convertirse en el tatuaje de 7 millones de salvadoreños, algo como un nuevo escudo nacional. También debe ser divulgada con estrategia (y $), para impactar la mente de inversionistas y turistas. Debe estar impresa en las etiquetas de productos nacionales, sobre todo los de exportación, y aparecer en CNN. Se me viene a la mente la marca Perú, cuyas líneas de Nazca, forman unos aritos de mi mujer.

Esto no lo puede lograr una marca sin alma nacional. No se puede lograr con talento alejado de nuestra esencia, ni con un diseño gráfico papa sin sal, sin vida propia.

Sí lo puede lograr El Salvador +, cuya tipografía e iconografía suelta están impregnadas con la nueva vibra de Cuscatlán, y nos inspiran a ver y proyectar el lado positivo de nuestro país.

El ministro Rochi esto estaba intentando lograr con El Salvador Impresionante, hasta que ganó el Frente, y como todo lo de los 20 años es basura, otra marca país Rest in Peace.

Señores, oigan a su gente. Engaveten la Marca Sigfrido - pidan reembolso si quieren, pero dejen volar a El Salvador +.

Urge una dosis doble de oxígeno, libre de odio político; una marca, joven y fresca, blindada contra futuros egos; una marca que despierte nuestro orgullo e iniciativa, que proyecte otra realidad, que se la pegue el surfer a su tabla, que nos haga crecer, que, junto a la foto del profe, decore nuestros consulados y embajadas. Urge.

*Columnista de El Diario de Hoy. calinalfaro@gmail.com