EL Salvador, con el rótulo “bajo nueva administración”

¿Me opongo a que se invierta en una buena marca país? Para nada.

descripción de la imagen

Por

31 March 2017

Me han hecho recordar algunos locales que exhibían, cada cierto tiempo, en lugar visible un rótulo que ponía, con destacadas letras, “Bajo nueva administración”. Eran tres, en tres distintas ubicaciones que albergaron transitoriamente servicios de restaurante y de venta de combustibles. ¿Y cómo no mencionar la amplia esquina de uno de nuestros principales bulevares que, esa sí, albergó casi todo tipo de negocios, hasta que, desde hace muchos años, permanece sola y, como el arpa de Becquer, “…de su dueña tal vez olvidada/, silenciosa y cubierta de polvo…”.

Los fracasos sucesivos que habían sufrido los negocios allí emplazados me inclinaban a pensar que, a lo mejor, eran las ubicaciones y no las administraciones las malhadadas. De modo que, cuando el rótulo de marras aparecía de nuevo en uno de esos locales, provocaba en mí, en simultáneo, pasmo (“no aprenderán nunca la lección”) pero también una especie de ternura (por el mensaje implícito de “venga y compre, ahora sí resultará porque yo lo estoy administrando”). Lo que yo llamaba entonces empecinamiento ingenuo, es conocido hoy como “espíritu emprendedor”. En los tiempos que corren quieren hacernos creer que todos nacemos con él: todos los cursos y apoyos se brindan para quien emprenda.

Recordé los tres tristes locales por el reciente lanzamiento de una nueva “marca país”. Y no porque sea pesimista o porque crea que no es importante tener una “marca país”. Creo que nos ayudaría, como nación, a proyectar una identidad, a difundir nuestro nombre y a construir una buena reputación que todos queramos mantener. “Gugugulee” en Imágenes la entrada “El Salvador marca país”. Verá aparecer las tres distintas que tenemos: a) “El Salvador Impresionante”, b) “El lado positivo del mundo” y c) “Tan grande como su gente”. Vamos en orden.

Hace poco, P. Lüers dedicó una de sus cartas a este tema. Allí se refirió a la primera de manera muy breve: “el ya trillado El Salvador Impresionante”. Punto. Siendo consistentes, imagino que él ya no usa para nada -por trillados- ni el OK, ni la carita alegre, ni el pulgar arriba.

Si mal no recuerdo fue en 2006, cuando surgió “El Salvador Impresionante”. El activo Ministro de Turismo de entonces (R. Rochi), a quien nadie le quitará el honor de haber parado el huevo, como Colón, explicó que se había seguido un proceso para la elaboración de la marca país que incluyó un serio estudio controlado entre quienes visitaban nuestro país por primera vez, fuera por ocio o por negocio. A la pregunta “- ¿qué le ha parecido El Salvador?” la respuesta espontánea más usual de esos viajeros era - “¿El Salvador? ¡Impresionante! Nunca lo habría imaginado así”. Conceptualmente me parece la mejor de las tres pues en una sola palabra logra expresar la emoción que genera este terruño al recorrerlo y la sorpresa de descubrirlo diferente –mejor- a toda idea preconcebida. También me parecía “neutro” e “inmune” a colores políticos. ¡Les guste o no les guste, El Salvador es así: Impresionante!

P. Lüers defendió la segunda marca, “la de abajo” como la llamó pues “no costó nada, fue elaborada por profesionales de diseño y publicidad salvadoreños, resultó de un estudio de nuestra identidad nacional y refleja la creatividad que nos caracteriza”. Revise usted de nuevo el despliegue de imágenes que le ofrece Google y encontrará que el “Colectivo País”, en efecto, produjo varias y realmente bonitas propuestas gráficas sobre el concepto propuesto. Visualmente me parece la propuesta mejor lograda, más diversa y vernácula de las tres. Psicológicamente, también me gusta pues nos ayudaría mucho aprender a enfocarnos en nuestros lados positivos. Contra la nueva propuesta de conito “Tan grande como su gente”, enfiló Lüers sus baterías pues “gastaron mucho dinero para contratar empresas internacionales. Un típico proyecto millonario concebido y desarrollado desde arriba…”. Punto válido en tiempos de crisis. Intriga que quien con tanto vigor ha defendido el buen hábito del ahorro de sus propios dineritos (para explicar su asombrosa y rápida multiplicación) sea tan dispendioso con los dineros públicos que administra. Además, si es cierto, como dice Lüers, que “El lado positivo del mundo” le fue ofrecido gratuitamente a Proesa para ser usado en sus campañas cuando aún no se había contratado la nueva “marca país”, entonces sí, Big shame on you! Mr. Reyes.

¿Me opongo a que se invierta en una buena marca país? Para nada. Lo que no me parece es que se haga a cada rato creyendo que “esta sí funcionará, porque es la mía”. Vayamos mejor a lo sustantivo: trabajemos en nuestra identidad nacional y, si mejoramos las condiciones del país para todos, si lo mantenemos limpio y cuidado, si los trámites de aduana y las condiciones para invertir son buenas, entonces sí ayudará mucho tener una buena “marca país”. Pero al revés nunca funciona, aunque colguemos el rótulo de “bajo nueva administración”.

*Psicólogo y colaborador de El Diario de Hoy.