En una admisión de derrota el líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes Paul Ryan retiró el plan que el gobierno había presentado para reemplazar el Acta de Cuidados Médicos Asequibles (Obamacare). Esto pasó a pesar de que los republicanos tienen en el Congreso la mayoría suficiente como para dar los votos que se necesitaban y más. La derrota fue muy dolorosa porque la derogación de Obamacare era una de las promesas más importantes de campaña del Presidente.
Esta historia tiene lecciones muy importantes en varias dimensiones políticas. En este artículo me concentro en una sola de ellas—la derrota misma, independientemente de cual era el tema en el que se dio. ¿Cómo es posible que el Presidente, que se considera un experto en negociaciones, y hasta ha escrito un libro sobre el tema, puede haber fallado en armar una mayoría antes de anunciar que ya iba a proceder a cumplir con su promesa de campaña?¿Cómo no vio que tratar de pasar una ley que iba a dejar sin cobertura de salud a 24 millones de personas que acababan de lograrla podías ser fácilmente derrotada? ¿Cómo no pensó que esos 24 millones iban a pesar en los cálculos de los senadores y representantes? ¿Cómo es posible que haya tratado de hacer algo tan controversial en un momento en el que el nuevo gobierno estaba en una situación de baja popularidad?
Con la sabiduría que da saber lo que pasó en la realidad, que da una gran ventaja sobre los que tuvieron que tomar decisiones sin saber lo que iba a pasar, es posible percibir algunos factores comunes en estos errores, de los cuales podemos aprender todos, y principalmente los que queremos salvar al país de un tercer gobierno del FMLN.
Primero, en la base de todo hay un exceso de confianza en la fuerza de un líder y un partido. Este es el error más común en los políticos y el que más los ciega. Muchos en ARENA, por ejemplo, piensan que ya ganaron las elecciones. Derivan esta seguridad no de una realidad, un triunfo electoral como el de Trump y los republicanos, sino de una encuesta y de sus propios deseos.
Segundo, hay una percepción errónea de la causalidad de los fenómenos políticos. Parece que los líderes del Partido Republicano pensaron que si el Presidente había ganado las elecciones eso quería decir que todos y cada uno de sus programas tendrían el apoyo del pueblo, y por tanto, del Congreso. Fue una sorpresa muy profunda cuando descubrieron que esto no era así y que además la oposición a derogar Obamacare estaba compuesta por grupos que pedían cosas que eran incompatibles entre sí. Unos se oponían a la derogación porque su reemplazo sería demasiado derechista y otros porque sería demasiado izquierdista. Esto demuestra un tercer error: el no conocer y subestimar a los propios aliados.
Un cuarto error, que fue lo que mató a la iniciativa pero que se derivó inevitablemente de los anteriores, fue no dedicar el tiempo para buscar soluciones que pudieran crear una coalición que todos los republicanos pudieran apoyar sólidamente.
Hubo en el fondo de todos esto una falta de comprensión del verdadero significado del liderazgo efectivo. Mucha gente cree que en la política de adultos el liderazgo es una característica de la persona, que con un discurso o con una mirada hace que la gente pase por encima de sus intereses y sus ideas para hacer lo que el líder desea que hagan. El liderazgo es en realidad el arte de armar grandes coaliciones con intereses e ideales comunes. Este arte no depende de miradas o de gestos grandilocuentes, sino de trabajo paciente y de humildad en la búsqueda de estos intereses e ideales comunes.
Esta es la lección principal para el centro y las izquierdas y derechas democráticas del país. Lo que buscamos no es un gran líder tipo Chávez, sino la formación de una coalición madura organizada alrededor de ideas poderosas y varios líderes decentes que estén comprometidos con estas ideas—no uno, sino varios porque necesitamos varias personas decentes para escoger, y porque luego necesitamos varios de esos líderes trabajando juntos para sacar el país adelante.
*Máster en Economía, Northwestern University. Columnista de El Diario de Hoy.