Los censores quieren censurar a quienes les critican

Lo que pretenden los socialistas del Siglo XXI, estar por encima de toda crítica, llevaría, como se dijo en un programa de televisión, a suprimir la mitad de la literatura universal, desde libros y pasajes de la Biblia hasta buena parte de lo que se escribe hoy en día.

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Por Mirna Navarrete

13 December 2017

Los que propagan el odio —es su razón de ser, lo esencial de sus prédicas y creencias —pretenden silenciar a los salvadoreños críticos acusándolos de “difamar y odiar”.

En las sociedades libres —y El Salvador defiende esa categoría contra los embates del oscurantismo comunista— no hay sacrosantas personas que estén por encima de la crítica, del humor, del sarcasmo.

Y eso lo evidencia tanto lo que muchos ciudadanos dicen al presidente Trump, como las sátiras, caricaturas, escritos censurando a todos los mandatarios sobre la tierra y a sus ministros, con excepción de las dictaduras.

Son censores natos, como lo demostraron imponiendo silencio a los medios durante la campaña presidencial pasada: prohibían hablar del oscuro pasado de sus candidatos, de sus limitaciones intelectuales, de sus actuaciones al frente de una guerrilla que asesinó incluso a muchos de sus militantes...

Estos oscurantistas que pretenden situarse por encima de la marcha de los tiempos están en plan de no dejar pasar críticas o menciones “irrespetuosas”. A Genaro lo pretenden enjuiciar los que han arruinado las calles y el tráfico de la ciudad.

En toda nación libre

se critica y se hace humor

Lo que pretenden los socialistas del Siglo XXI, estar por encima de toda crítica, llevaría, como se dijo en un programa de televisión, a suprimir la mitad de la literatura universal, desde libros y pasajes de la Biblia hasta buena parte de lo que se escribe hoy en día.

Ni la Divina Comedia, ni los escritos de irreverentes como el Barón de Holbach, ni la mayor parte de la obra de Voltaire, ni mucho de lo que enriquecieron las letras del siglo XIX o lo que se publica hoy en día, pasaría las pruebas de censores cerrados.

Y esto lo sufrimos en EL DIARIO DE HOY durante la dictadura de Martínez, que se ensañaba contra los que en ese momento eran lo equivalente a los millennials actuales: jóvenes que se rebelaban contra la oscuridad y la estupidez, jóvenes que como en toda época quieren ser los parteros de nuevos tiempos, jóvenes cronológicamente viejos pero que desbordaran entusiasmo, curiosidad y ganas de hacer cosas.

Diferentes son los grupos perversos de troles que operan en las sombras y generan fantasías de multitud de cuentas y noticias falsas, que intentan hundir la reputación de personas e instituciones a base de calumnias y difamación y que apuestan por la impunidad para mantener sus fraudes, sobre todo si se sienten apadrinados por funcionarios y gobiernos de vocación totalitaria.

No es lo mismo hacer crítica, protesta o parodia de situaciones que criminalmente poner falsedades en boca de personas honorables, plagiar y distorsionar marcas y distintivos y montar toda una red cibernética con el propósito hasta de sacar del aire a medios digitales, como pretendieron hacer aquí.

El partido en el gobierno es incapaz de proteger a los pobladores, está causando graves daños al empleo y la economía, está apoyando a lo que se afama mundialmente como una narcodictadura, deja sin protección a las familias de policías asesinados, está endeudándose más allá de las posibilidades del país, ha hecho colapsar los servicios públicos, genera enormes atascos de tráfico a toda hora...

Pero no se les puede tocar “ni con el pétalo de una rosa”.