Hechos repugnantes que no pueden pasar desapercibidos

Un diputado pidió un minuto de silencio, otra dijo que es una vergüenza pedirlo sin siquiera saber el nombre de la niña asesinada. Otro funcionario ofreció la vela y otros se rasgaron las vestiduras por la violencia.

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25 March 2017

El hecho más reciente que ha conmocionado a los salvadoreños es el asesinato de una niña de 7 años y una mujer de 21 años, hermana de la menor, asesinadas a mansalva y abandonadas en un predio de Apopa. Según los familiares de las muertas, ha desaparecido una bebé que también acompañaba a las dos víctimas.

El macabro hecho, repulsivo y desagradable, no puede pasar desapercibido por la policía y la autoridad en general, que debe de investigar y dar con los culpables, pues deben pagar con largos años de cárcel por su delito. La impunidad no puede primar en este caso emblemático de barbarie.

Tampoco puede pasar inadvertido por la sociedad en general, que debe de escandalizarse, asombrarse, incomodarse ante esta barbarie. Crímenes como este, y en general todos los atentados contra la vida, no deben pasar desapercibidos por la sociedad, mucho menos por los hombres sensibles, por las personas de buen corazón, que son la mayoría de este país, que se guían por principios y valores; “naturalizar” estos homicidios, verlos como un número de las frías estadísticas pueden minar la voluntad.

Por estas razones, y otras de orden legal e institucional, la autoridad debe dar con el paradero de los culpables. ¡No puede ser de otra manera!

Otro hecho, que también ha impactado a los salvadoreños, es la cifra de desaparecidos. Al parecer se incrementan día con día. Según la Fiscalía, en los primeros tres meses de este año, hay al menos 650 denuncias de personas desaparecidas. ¡Escandaloso! Como también lo son las cifras de un trabajo de investigación publicado a inicios de marzo en El Diario de Hoy: según la Fiscalía, entre 2010 y 2016, han desaparecido 23 mil 821 salvadoreños, es decir 12 mil 569 salvadoreños más de los que reporta la Policía en este mismo periodo (según la PNC en estos siete años han desaparecido 11 mil 252 salvadoreños).

Amén de la diferencia de los números en ambas instituciones que combaten el delito, tanto la PNC como la Fiscalía muestran un alto índice de desaparecidos; la Policía ha querido minimizar no solo las diferencias estadísticas sino el mismo concepto de “desaparecido”, figura que no está en el Código Penal, según lo reveló en una entrevista el director policial Howard Cotto.

Las cifras son escandalosas, dolorosas, que muestran no solo el deterioro de la seguridad sino también el dolor que se genera en la familia de cada una de estas víctimas que tienen que sufrir por la incertidumbre que causa la desaparición de un ser querido.

En este contexto, lo que no puede permitirse es ver este tipo de hechos criminales bajo una lupa errada, que creo tiene dos vertientes: uno, los partidaristas, como pareciera lo están viendo las autoridades tanto de seguridad como del gobierno. Interpretan que la actual violencia viene a la baja pero que todavía la oposición hace ver que el país “es violento y está en manos de las maras”; todo con el objetivo de desprestigiar al gobierno de turno, minar su credibilidad y minimizar sus buenas obras en el tema de seguridad.

Y dos, los cínicos, aquellos que defienden actitudes reprochables y que se atreven a decir que hay una campaña de desprestigio orquestada por los diferentes medios de comunicación para dañar al país; uno de estos, supuestamente embarcado en promover el país de la sonrisa, en sendas entrevistas ha dicho que son los mismos salvadoreños los que desprestigian el país, contrario a los extranjeros, que sí reconocen todas las bondades de El Salvador “después de visitar el país y no pasarles nada”.

Hay que ser rectos y decirlo con claridad y contundencia, hay indicios del actual gobierno de querer enfrentar el tema de la inseguridad y la violencia, el número de asesinatos pareciera que están a la baja (todavía la cifra de 15 diarios es escandalosa), hay medidas que muestran el interés de poner orden a fondo en los penales, y se dice que las extorsiones son una prioridad; amén de que se han impulsado las llamadas medidas extraordinarias y un aparato que justifica el accionar gubernamental como lo es el Consejo de Seguridad… Esto es cierto, pero también hay que ser rectos y decirlo con claridad: los asesinatos, como el de la niña de 7 años y su hermana de 21, son una realidad en el país… que los desaparecidos están al alza... que las extorsiones siguen agobiando a la población… Es más, hay hechos preocupantes, las ejecuciones o los hechos fuera de la ley que, cada vez más, registra la Procuraduría de la Defensa de los Derechos Humanos.

*Editor Jefe de El Diario de Hoy. ricardo.chacon@eldiariodehoy.com