Mataron al hipopótamo

Todavía podemos unirnos alrededor de una causa, esta tragedia ha demostrado que podemos estar del mismo lado y luchar por cambiar el país para beneficio de todos.

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28 February 2017

El domingo por la noche, tras luchar por su vida durante varios días después del cobarde ataque a manos de criminales, falleció Gustavito, el hipopótamo que desde el 2004 que llegó a El Salvador, no hizo nada más que entretener a los visitantes del parque zoológico. No es un hecho aislado, es parte de la cadena de violencia que vivimos desde hace más de dos décadas en el país, lo único que ha cambiado es la víctima.
Su muerte pone nuevamente en evidencia el fracasado modelo de gobierno grande y centralizado, sistema que a lo largo de la historia ha sido incapaz de cumplir las promesas de bienestar que en teoría argumentan lo sostiene. 

Basta comparar las abismales diferencias entre las condiciones de los animales en Furesa y el zoológico, para entender el dilema. Un estado que participa en la administración de demasiados aspectos o áreas de la vida nacional, inevitablemente fracasa. En esta ocasión, ese fracaso le ha costado la vida al hipopótamo, tragedia que sucede a diario a nueve compatriotas.

Urge dar con los responsables y ponerlos a la orden de los tribunales correspondientes, aunque sabemos que eso no revivirá a Gustavito. 
Por dicha razón, se vuelve importante iniciar un dialogo nacional para evaluar el sistema de gobierno que tenemos, no puede ser que vayamos de tragedia en tragedia y creamos que no hay nada de fondo que corregir.

 Debemos re evaluar el rol de las instituciones, sus competencias y alcance de sus atribuciones. De la misma manera que la empresa privada se somete a reestructuraciones para mantenerse vigente, es importante que el gobierno haga lo mismo, y evalúe seriamente qué áreas puede y debe atender de forma prioritaria.

Del asesinato de Gustavito rescato tres aspectos positivos. Uno, que como sociedad aun no hemos perdido nuestra capacidad de indignarnos ante la tragedia ajena, leí cientos sino miles de comentarios donde muchas personas expresaron su indignación, hubo incluso una vigilia afuera del zoológico para exigir su cierre. 

Dos, que todavía podemos unirnos alrededor de una causa, esta tragedia ha demostrado que podemos estar del mismo lado y luchar por cambiar el país para beneficio de todos. 

Tres, leí en Twitter el comentario de un periodista que escribió “por amor a Dios” al referirse al incidente, esta persona hace año y medio me confesó ser ateo. Ánimo, compatriotas, no todo está perdido.

*Colaborador de El Diario de Hoy.
@jpelsalvador