Muerte por negligencia

Y el gobierno debe asumir de una vez por todas su responsabilidad para con el pueblo, pasando por los ajustes que, siendo dolorosos, son necesarios. 

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09 March 2017

El gobierno, la oposición, y el país entero se han ido acomodando a la situación fiscal de la manera más peligrosa que existe—negligente, descuidadamente, sin buscar una cura sino reaccionando a los cada vez más frecuentes síntomas del daño que esta situación está causando a El Salvador. La imagen que más se adapta a lo que está pasando es la de un alcohólico tirado en la cuneta, con una herida que este momento no es lo que lo va a matar pero que no se le cura y está en peligro de infectarse, que cada cierto tiempo se acerca a la familia para exigir que le den dinero porque si no se lo dan va a morir de inanición, infecciones o sobredosis de alcohol y alguna otra droga. Cada vez que se acerca a la familia, ésta se siente chantajeada pero cede dándole un poco, una cantidad que no va a sacarlo de la cuneta, no va a limpiar las heridas, pero que evitará que muera en este momento.

Esta dinámica es la peor de todas porque asegura que la situación se vaya deteriorando día a día hasta que en un momento las heridas se van a infectar y la crisis se convertirá en algo agudo que causará muchos daños graves antes de poderse resolver. Ya estos daños se están dando. El país se ha convertido en el paria de los mercados de deuda, las tasas de interés que está pagando son enormes y substraen de recursos que debían ser utilizados en actividades esenciales para el funcionamiento del gobierno. Los efectos negativos de la carestía de recursos no sólo están afectando al FMLN y al gobierno actual sino que están comprometiendo recursos que el próximo gobierno podría utilizar para resolver los problemas tan serios que tiene el país.

El gobierno y el FMLN escogieron este camino para el país a fines del año pasado al concentrarse en extraer permisos de la Asamblea para seguir endeudando al país, en la creencia de que así, poco a poco, iban a ir extrayendo permisos de uno en uno, sin tener que enfrentar la necesidad de parar la hemorragia de fondos que el manejo irresponsable de los recursos está causando. En ese momento creyeron que con amenazar con la expropiación de las pensiones o con otras medidas terribles iban siempre a conseguir los dólares para seguir el juego, sin descartar que si no lo lograban, podría siempre tratar de expropiarlas. Por eso descartaron el único camino que hay hacia la solución verdadera del problema: armar un programa de medidas que reduzca el déficit para volver otra vez solvente al estado y usar el financiamiento adicional para proveer fondos mientras esas medidas tienen efecto. El problema no es diseñar estas medidas, que son relativamente sencillas, sino tener la voluntad política de hacerlo. El FMLN debería tener esta voluntad porque la estrategia del chantaje de a poquitos le está causando un altísimo costo político que puede terminar acabando al partido.

Por el otro lado, el acceso a la estrategia del chantaje gradual debe ser negado al gobierno. ARENA debe regresar a la postura con la que comenzó en sus tratos sobre este problema: condicionar su apoyo legislativo a que la crisis se resuelva de una vez por todas, con una solución técnica que rescate a este y a los gobiernos futuros de la negligencia fiscal que está debilitando tanto al país. Y el gobierno debe asumir de una vez por todas su responsabilidad para con el pueblo, pasando por los ajustes que, siendo dolorosos, son necesarios. Debe abandonar la loca ambición de detener los arreglos para negociar una salida en la que el costo de los problemas actuales y sus ajustes se lo pueda echar a ARENA. Ha habido demasiadas mentiras, demasiada incapacidad y demasiada irresponsabilidad con el pueblo. Esas son cosas que ya pasaron y que no se pueden borrar. Lo que le queda es resolver el problema para minimizar los daños.

ARENA tiene que cooperar en dar una solución real de una vez por todas a este problema para evitar una tragedia nacional.
  

*Máster en Economía, 
Northwestern University. 
Columnista de El Diario de Hoy.