Llegué el miércoles a la 1:35 p.m. “puntual” como previsto, después de un vuelo con un tramo de 20 minutos sobre el Atlántico con tremendas turbulencias, de las que le hacen a uno encomendarse a Dios. Pero al salir del moderno aeropuerto Adolfo Suárez me encontré con un día espléndido de sol, cielo azul y quince grados… Está a unos 20 kilómetros de la ciudad y se puede llegar, por ejemplo, a la Estación de Atocha, por cinco vías, el metro, el tren, el autobús, un vehículo privado o tomando un taxi.
Opté por hacer por el autobús y para mi asombro, saliendo a las 3:00 de la tarde del aeropuerto, llegamos a la Estación de Atocha en 35 minutos, casi lo mismo que tarda un taxi. ¿Y cómo es que el bus llego tan rápido?... Muy sencillo, aquí y en todas las ciudades europeas todo el mundo respeta el “carril bus”, que como es solo para buses, les permite moverse más rápido que el tráfico del resto de vehículos… Además, los buses no se sobrepasan, respetan su secuencia y así llegan “puntual” al minuto a todas las paradas.
¿Se podría conseguir esto en El Salvador? ¡Sin duda! Solo faltaría que los señores dueños de los buses les den la orden a sus motoristas, que el Viceministerio de Transporte se tome en serio su cometido de organizar el tráfico y la Policía de Tránsito haga que se cumpla el reglamento. Si se lo toman en serio, en solo tres meses todos saldríamos ganando, habría orden, menos accidentes, se consumiría 30 % menos de combustible y habría menos polución.
El jueves fui a la Estación de Atocha a esperar a mi hija a la salida de viajeros del tren de alta velocidad (AVE), procedente de Valencia, que llegó “puntual” como previsto a las 2:21 p.m., después de viajar 400 km a 300 km/h.
Así como lo de los buses sí creo que es posible, reconvertir Fenadesal en un tren de alta velocidad es un sueño imposible...
Pero aprovechando estos días en Madrid fui a visitar el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, que abre “puntualmente” a las 10:00 de la mañana y para los mayores de 65 años la entrada es gratuita. Le dediqué especial atención a la sala del pintor español Pablo Picasso, que culmina en el salón donde está el impresionante lienzo de unos siete metros de ancho por casi cuatro de alto, que representa el bombardeo a la ciudad de Guernica, en Vizcaya. Me impresionó de igual manera que cuando lo vi por primera vez en julio de 1975 en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, donde estuvo desde 1937 y a quien el pintor le encargó resguardarlo hasta que en España se instaurara la democracia, razón por la cual lo trajeron aquí en 1981.
Madrid ya está listo para la Navidad con su espléndida iluminación nocturna en la Plaza del Sol y la Plaza Mayor y muchos turistas de todo el mundo…
Es impresionante cómo España ha evolucionado en los últimos treinta años, desde 1986 que ingresó en la Comunidad Europea. ¡Ya no es diferente!... Y si acaso, por su exquisita gastronomía, por lo demás, Madrid es tan importante, puntual y moderna como Frankfurt o Berlín.
*Columnista de El Diario de Hoy.
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