Únicos

El que tengamos rasgos en diferente proporción, tanto los positivos como los que se perciben como negativos, es lo que hace que nuestra personalidad sea única en el mundo.  

descripción de la imagen

Por

10 March 2017

No hay dos rostros iguales en el mundo. Incluso los gemelos homocigóticos, llamados idénticos, no son idénticos. Tienen sutiles diferencias que cuando se observan detenidamente permiten identificarlos. Y eso que la cara tiene pocos elementos: ojos, nariz, boca, orejas; formas redondas, ovaladas o triangulares. Si con solo estas pocas partes, distribuidas básicamente en la misma forma, no hay dos caras iguales, menos probabilidad habrá que existan dos personalidades iguales, ya que la personalidad tiene muchos más elementos que pueden combinarse. Esto nos hace diferentes entre miles de millones de personas en el planeta. 

La personalidad consta de factores hereditarios y factores ambientales o aprendidos. A los aprendidos les llamamos carácter y a los heredados, temperamento. Simplificando, la personalidad es la combinación de temperamento y carácter, siendo esta combinación una de las razones que nos hace ser como somos.

Pero también existen los rasgos de personalidad. Hay múltiples clasificaciones, desde las antiguas que hablaban de temperamentos sanguíneos, flemáticos, melancólicos y coléricos, o extrovertidos e introvertidos; hasta las modernas, que los agrupan en factores (apertura, responsabilidad, extroversión, amabilidad y neuroticismo).

Y luego están los rasgos de personalidad que tienen una connotación negativa, es decir patológica, que cuando son extremos y afectan las relaciones interpersonales y producen malestar en el mismo individuo se convierten en trastornos. Todos tenemos, en mayor o menor medida estos rasgos, y es la preponderancia de unos sobre otros y su final combinación lo que da individualidad. Son los siguientes:

Paranoide: caracterizado por frialdad emocional y tendencia a la desconfianza o la percepción de que los otros solo buscan sacar provecho. Esquizoide: predilección por la soledad y el aislamiento, tendencia a la introspección y poca emotividad. Esquizotípico: excentricidad y alteraciones perceptivas. Antisocial: desinterés en los derechos de los demás, violación de normas y escasos sentimientos de culpa. Límite: impulsividad e inestabilidad en las relaciones interpersonales. Histriónico: teatralidad, intensa emocionalidad y búsqueda de atención.
Narcisista: poca empatía, grandiosidad y necesidad de admiración. Evitativo: timidez, inhibición social, temor e hipersensibilidad al rechazo. Dependiente: sumisión, necesidad de apoyo de los demás. Obsesivo-compulsivo: preocupación por el orden, perfeccionismo y necesidad de control.

Como dijimos, estos patrones de personalidad tienen connotación negativa, y pueden ser percibidos como defectos más que como atributos, pero si ponemos atención todos tenemos algún grado de todos ellos, y bajo cierta perspectiva pueden incluso ser útiles. Por ejemplo, si no tuviéramos algún grado de tendencias paranoides seríamos muy susceptibles a ser timados o que con frecuencia nos vieran la cara. Si no tuviéramos rasgos esquizoides no podríamos apartarnos para el estudio (no habría científicos ni novelistas). Sin elementos antisociales tendríamos temor a todo y no podríamos rebelarnos ante lo que no nos parece. Sin algo de histrionismo seríamos completamente aburridos y no fuéramos capaces ni de contar bien un chiste. Sin un toque de narcisismo no tendríamos buena autoestima. Sin el componente evitativo nos expondríamos constantemente al rechazo, y sin algo de obsesividad seríamos el desorden y el caos personificados. Por eso se habla de rasgos. Cuando estas tipologías están muy acentuadas y predominan notablemente sobre las demás se convierten en trastornos de personalidad. Los trastornos son formas maladaptativas de conducta, producen rechazo y afectan a los demás y a la persona misma. El que tengamos rasgos en diferente proporción, tanto los positivos como los que se perciben como negativos (pues no lo son de forma absoluta), es lo que hace que nuestra personalidad sea única en el mundo. 

*Médico psiquiatra y columnista
de El Diario de Hoy.