¿Qué necesita la mujer salvadoreña?

Es un reto para el gobierno y la sociedad, analizar seriamente las verdaderas necesidades de la mujer salvadoreña, para invertir en educación, salud y vivienda, que son obligaciones del Estado.

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11 March 2017

En el Día Internacional de la Mujer, llovieron las felicitaciones para la heroica mujer salvadoreña, gran ejemplo de dedicación y amor, con abundantes alabanzas para su noble misión de sacar adelante a su familia, muchas veces como madre soltera. Sin faltar las voces feministas, celebrar ese día sin lavar, ni planchar, ni cocinar y menos amamantar, como enérgica protesta por tantos derechos que se les niegan.

Surge la reflexión sobre las verdaderas necesidades de las mujeres y los derechos que como sociedad se les están negando, apareciendo en primer lugar el acceso a una vida digna que incluye educación, trabajo formal y vivienda, que le permitan formar una familia estable y recuperar su dignidad y autoestima.

Derechos que comienzan con la obligación del Estado de fomentar y proteger la formación de familias estables, basadas en el matrimonio, de uno con una y para siempre, donde existe el respeto mutuo y que los hijos que responsablemente lleguen, crezcan en un ambiente de amor, trabajo y esperanza de un futuro mejor.

Pero este halagador panorama parte de una correcta educación de la juventud, despertando en las niñas la sana ambición por una vida mejor, por un futuro sin la pobreza en la que desgraciadamente les tocó nacer, pero convencidas de que las relaciones sexuales tempranas y fuera de matrimonio, constituyen el mayor enemigo que les cierra definitivamente la puerta para lograr ese proyecto de vida de largo plazo.

Esto exige erradicar de raíz los engañosos programas de sexo seguro mediante preservativos, que bajo la capa mentirosa de una educación en salud sexual y reproductiva, lleva a las adolescentes a engrosar la alarmante cifra de madres niñas, que en muchas ocasiones termina en promiscuidad, a traer al mundo más hijos, de distintas parejas, que serán los futuros integrantes de las pandillas.

La discusión sobre la despenalización del aborto ha causado serias polémicas enfrentando posiciones encontradas. Quienes defienden el derecho de la mujer sobre el uso de su cuerpo, vs. la realidad del aborto que es el asesinato de un ser indefenso, hasta la posición de que la ley favorecería a tantas mujeres cuya vida está en peligro.

Pero ninguna organización, ni las autoridades de Salud han presentado jamás una estadística sobre el nivel de las mujeres que se someten al aborto, y cuyas vidas supuestamente se salvarían si se legalizara. Porque los resultados nos darían una realidad que exige un serio estudio:
La mayoría de las que abortan carecen de familia bien constituida, han tenido varias parejas y otro hijo sería una enorme carga que los escasos ingresos económicos no alcanzarían a cubrir. En cambio las parejas estables reciben siempre a los hijos con alegría de padres y hermanos y la ilusión y la esperanza que con amor y sacrificio podrán salir adelante.

Los abortos se dan en pobres mujeres engañadas, con hijos engendrados por machos irresponsables, analfabetas y con un trabajo informal que las obliga a criar a sus hijos en la calle, que desde su infancia son huelepegas y futuros delincuentes y las niñas continuarán con la dolorosa cadena de ser madres adolescentes, viviendo en la pobreza más extrema.

Es un reto para el gobierno y la sociedad, analizar seriamente las verdaderas necesidades de la mujer salvadoreña, para invertir en educación, salud y vivienda, que son obligaciones del Estado, consignadas en la Constitución, en lugar del desperdicio de millones de dólares en programas sociales populistas, que no mejoran en absoluto la triste situación en que se encuentra un alto porcentaje de mujeres. 

*Columnista de El Diario de Hoy.