Los dirigentes del movimiento Decide advierten que el plan de los efemelenistas es hacerse con todas las empresas del país, lo que, sin embargo, sería una victoria pírrica usando la expresión que viene desde la antigüedad y que se refiere al triunfo de Pirro en una serie de batallas pero que hicieron colapsar su reino.
Donde los socialistas totalitarios meten pezuña, los negocios van a la quiebra; casi todo lo de Alba está en bancarrota: la financiera desapareció, la aerolínea se fundió, los almacenamientos de petróleo se vendieron por quiebra, lo del gas y los alimentos es un mal recuerdo...
No es de soplar y hacer botellas, como sucedió con la ciudadela Segundo Montes, donde la guerrilla salida del monte y con financiamiento internacional instaló una fábrica de zapatos y una de muebles: tras el estrepitoso fracaso a menos de dos años, los galpones quedaron inundados de matorrales, pues ni siquiera de gallineros sirvieron.
De darse “la gran revolución” de inmediato los socialistas del Siglo XXI caen encima de todo, como al triunfar los bolcheviques en Rusia, pero no es suficiente ser un fervoroso amigo de lo ajeno: si no se sabe no se sabe y cada empresa que se tomen irá desapareciendo en cuestión de semanas o meses, como sucedió en Cuba a los dos o tres años de la toma del poder por los castristas.
Medardo, el que dirige al oficialismo, ya adelantó un escenario: El Salvador, dice, debe seguir el camino de Venezuela y de Cuba.
Si algunos salvadoreños quieren prepararse para ese “luminoso” futuro, pueden comenzar desde ahora comiendo la basura de sus propios hogares antes de comer basura pública como sucede a los aporreados venezolanos.
Todo ser humano --e inclusive los animales, que van tras presas, forraje y protección de las inclemencias del tiempo-- demanda de bienes (comenzando por la comida) de toda naturaleza, incluyendo un techo, calefacción en climas muy fríos, protección de depredadores, diversión, información. No quieren caites sino zapatos....
Y es con el progreso que las exigencias se incrementan: no sólo se trata de poder viajar sobre una bestia o carreta al cantón vecino, sino de ir al otro lado del mundo a una convención de profesionales o a pasar exámenes a quienes toman cursos por Internet.
Pero brindar servicios, suministrar bienes de consumo, desde electrodomésticos hasta películas, es parte de procesos de producción y sólo hay producción cuando hay sistemas eficientes de hacer las cosas.
Su ideal social es una colmena: muchos trabajando y pocos usufructuando
La alternativa de la caverna es valerse de esclavos para efectuar esas labores, lo cual reviste dos facetas: el dueño de los esclavos que usufructúa esa labor, y los infortunados esclavos que viven en las peores condiciones, como los pobladores de Cuba, los que están vendiendo en los mercados humanos de Libia o los reclutados por las pandillas que sufren una condición igual.
La gente debe comprender eso y defender su modo de vida y sus instituciones, amenazadas y socavadas día a día por los socialistas del Siglo XXI, que además de sus desmanes montan griteríos en las calles amenazando a la Sala de lo Constitucional (“los tenemos en la mira”) o despotricando contra las organizaciones que nos proveen de pan, de información, de seguridad, de todo aquello que es la vida civilizada, no la vida en una colmena o un hormiguero, donde a la par de los obreros están los zánganos, los vividores.