Raúl Soto era un joven emprendedor que en 1946 decidió fundar una empresa de gaseosas, hielo, paletas y, eventualmente, sorbetes: Rio Soto.
Hoy, tras más de siete décadas dedicadas al rubro de los helados, la familia Soto continúa con el legado de su fundador. Por eso, la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) le entregará la noche de este jueves, uno de sus principales reconocimientos, “El Quijote” en su edición 2017.
“Comenzamos haciendo solo paletas, después sándwiches y luego el sorbete en diferentes presentaciones (...) hubo muchos problemas y muchas empresas que eran competencia sucumbieron pero nosotros hemos crecido a pesar de las adversidades”, recordó Gloria Ramírez de Soto, quien tomó las riendas de la emopresa desde 1961, cuando a pocos días de su 15° aniversario de bodas, su esposo Raúl, murió.
Rio Soto ha logrado sobre pasar muchas “situaciones malas” para seguir operando, consideró su presidenta, Sonia Soto, hija de Gloria y Raúl.
El camino ha sido todo menos fácil. Enfrentándose a la guerra civil, la dura competencia de la industria y que algunos de sus proveedores cerraron operaciones, la empresa -y la familia - tuvo que mantener el empuje y el espíritu de trabajo de sus fundadores para salir adelante, dijo la representante.
Así, desde 1996, Rio Soto ha experimentado un cambio tecnológico. Su tecnificación ahora le permite, por ejemplo, producir 2,000 cajas de sorbetes y 50,000 paletas cada día y alrededor de 1.5 millones de unidades al mes.
La empresa emplea a 150 personas de manera directa, entre el personal administrativo, de producción, bodega y distribución; no obstante, su principal virtud ha sido generar fuentes de ingreso a los más de 2,000 vendedores independientes.
“Lo pequeño se ha hecho grande gracias a los distribuidores independientes”, señaló doña Gloria.
La presidenta de la compañía indicó que muchos de los vendedores de helados Rio Soto se han convertido en empresarios, adquieren los carretones y se hacen de un portafolio de puntos de distribución, por lo que la empresa les concede precios especiales por los productos.
“A lo largo de los años , a través del tiempo hemos visto el interés, que los vendedores se vuelven empresarios y los apoyamos, hasta han hecho sociedades”, detalló Soto.
Los productos de Rio Soto no solo se comercializan en las tiendas y supermercados de El Salvador. Su amplia variedad de paletas y sorbetes ya llega a puntos de distribución en Guatemala y Honduras.
Dentro de las proyecciones de la empresa para 2018 se encuentra entrar al mercado estadounidense, ampliar su gama de helados y duplicar su capacidad de producción con la adquisición de nueva maquinaria especializada.
Aunque su planta de operaciones sigue sobre la primera Calle Oriente, y el espacio se ha convertido en una limitante para poder producir más, la empresa sigue remodelando las instalaciones y prevé trasladar o montar según la demanda, una planta en un terreno en Comalapa (La Paz).
Sobre el reconocimiento
La décimo primera edición del premio El Quijote de la ASI tendrá lugar este jueves.
La gremial de industriales reconocerá a Rio Soto por ser una empresa con más de 50 años de operaciones y porque la compañía sigue siendo administrada por la familia fundadora.