Día de la sanación

Aunque las curaciones milagrosas de enfermedades visibles o terminales son impactantes, tanto más impresionantes son las curaciones de dolencias espirituales: odios, rencores, vicios, etc.

descripción de la imagen

Por

10 February 2017

Este día los católicos celebramos la festividad de Nuestra Señora de Lourdes, la aparición de la Virgen María a Bernardita Soubirous (ahora santa) en la gruta de Massabielle, cerca del pueblito francés de Lourdes. Y precisamente porque vivimos rodeados de violencia, maldad y corrupción, es necesario detenernos y elevar nuestras mentes y corazones a hechos como éste, que fortalecen nuestra esperanza y nos llenan de fe, sabiendo que Dios, finalmente, hará triunfar el bien sobre el mal.

El 11/02/1858 fue la primera de dieciocho apariciones de la Virgen María a Bernardita, una niña de catorce años, nacida en una familia de molineros que, a esas fechas habían caído en tal pobreza, que vivían en un lúgubre calabozo de un lugar que había sido cárcel y a menudo carecían de los alimentos necesarios.

Bernardita no hablaba francés, sino el dialecto de la región. Apenas sabía leer y escribir y estaba iniciando sus clases de doctrina para recibir su Primera Comunión. Por todo eso, cuando la niña contó sobre las apariciones, fue duramente reprendida, se burlaban de ella y hasta la amenazaron con la cárcel. Tuvo que ser extraordinariamente valiente para enfrentarse con las personas (sacerdotes, obispos, jefes de policía, etc.) que querían disuadirla para que “confesara” que sus palabras eran un invento. Y, como ya sabemos, todos quedaron convencidos de la realidad de las apariciones, cuando Bernardita dijo que “la Señora” le había dicho su nombre: Yo soy la Inmaculada Concepción. El dogma que había sido proclamado apenas cuatro años antes, sobre el cual Bernardita no podía tener conocimiento previo. Fue así como el 18 de enero 1862 Monseñor Laurence, Obispo de Tarbes, firmó la pastoral aprobando las apariciones, su carácter sobrenatural y la vida tan auténtica de la vidente. Esta declaración solemne se puede leer a la entrada de la Basílica Superior, a la derecha, grabada en una placa de mármol.

Ya desde 1858 comenzaron a darse curaciones milagrosas en ese lugar, curaciones que tienen características muy especiales: suceden instantáneamente; no producen dolor; la destrucción de las partes del cuerpo es sanada de inmediato, sin dejar cicatriz; y nunca vuelve a aparecer esa enfermedad. Durante los 50 años posteriores a la aparición, investigadores científicos independientes registraron casi 4,000 milagros de curación; sin embargo, la Iglesia solamente acepta 68 de ellos.

Es lógico, pues, que la Iglesia Católica ofrezca en esta fecha jornadas de sanación. Un alivio más que recibimos los fieles, tan necesitados como estamos de tantas cosas. Y es importante mencionar que, aunque las curaciones milagrosas de enfermedades visibles o terminales son impactantes, tanto más impresionantes son las curaciones de dolencias espirituales: odios, rencores, vicios, ataduras a relaciones nefastas, falta de fe, pobreza moral y toda la gama de males que pueda sufrir un alma, son curados en aquellos que se acercan pidiendo a Nuestra Señora su intercesión con humildad y corazón sincero. 

Los salvadoreños, que tradicionalmente hemos sido tan devotos de María Santísima, acojámonos a Ella en esta fecha. Necesitamos que abogue por nosotros y nos consiga la misericordia del Divino Salvador, a fin de que volvamos por los caminos de la razón y la hermandad, que nuevamente nos comportemos como seres humanos y trabajemos por el bien.

Tomemos ejemplo de Santa Bernardita, que armada solamente con el Rosario, venció los más grandes escollos y cumplió su misión.

*Columnista de El Diario de Hoy