Horrible masacre de inocentes en Egipto

La sinrazón y los fanatismos son la mortal amenaza al hombre, a su bienestar y a la convivencia.

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Por Mirna Navarrete

26 November 2017

La masacre del Sinaí egipcio —305 personas que asistían a servicios religiosos— se une a las carnicerías últimas, todas perpetradas contra personas inocentes e indefensas, víctimas de fanatismos religiosos que son una forma asquerosa de locura.

Los genocidios siempre se perpetran contra poblaciones indefensas, se trate de los judíos y las minorías por los nacional-socialistas, los rusos blancos y los kulags durante el horror de la Unión Soviética o los sesenta millones de chinos asesinados por Mao para imponer la miseria roja, que hizo retroceder al gigante asiático en generaciones.

El Medio Oriente es regularmente escenario de masacres, además que la demencia se extiende al norte de África y Namibia, donde bandas de asesinos se desplazan de una zona a otra, proclamando ser los dueños de la verdad y los emisarios del mismo Alá, en cuyo nombre se cometen crímenes espantosos.

Toda esa convulsa región, donde viven cientos de millones de seres humanos, es teatro de horrores que llegan al extremo de que en Libia hay mercados de esclavos que se venden hasta por el equivalente de cuatrocientos dólares y que van a parar a África o a los países de Arabia, donde la servidumbre alcanza a pobres mujeres reclutadas en el sudeste del Asia y que terminan de por vida sujetas a una familia.

Pero la esclavitud también se vive en América, en los prostíbulos y las factorías clandestinas de muchas naciones, o la situación de los pobres seres que por la fuerza ingresan a las pandillas.

Si los buenos hombres se proponen, puede protegerse la civilización

La raíz del problema, lo que en el caso salvadoreño se plantó en los Sesenta por unos “consejeros” italianos que vinieron a descarrilar el país, fue la supresión de la enseñanza de la moral, la cívica y la lógica como materias obligatorias, lo que se agrupó en “sociales” y allí quedaron a merced de las entendederas o falta de entendederas de los docentes.

La capacidad de razonar, de analizar un problema y, de acuerdo con las premisas, llegar a una conclusión que sea consistente con la lógica, se da entre aquellos que dependen de su análisis para tener éxito en lo que emprenden.

E igualmente con la moral: “Si haces a otros lo que no quieres que te hagan a ti” se cae en el delito y de delito en delito se socava la paz social y caemos en la anarquía, que es hacia donde vamos con los que se ufanan de ser socialistas del Siglo XXI, que han demostrado no ser capaces de razonar ni de tener escrúpulos.

El grave problema de la actualidad es que los indoctrinamientos masivos, los lavados de cerebro a gran escala, chocan y amenazan el progreso general de la democracia, del intercambio cultural y la difusión del saber. La sinrazón y los fanatismos son la mortal amenaza al hombre, a su bienestar y a la convivencia.

El rescate siempre inicia lento, como las malas doctrinas también inician en las cabezas de locos, de enardecidos como Lenín o los extremistas levantinos.