Nuestro día de la marmota

Nuestro Día de la Marmota fiscal está condenado a un fracaso, pues habrá un día donde, a pesar de la insistencia del gobierno y la ingenuidad de la oposición, ya no habrá soluciones.

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14 February 2017

Cada dos de febrero, en Punxsutawney, Pensilvania, se celebra el “Día de la marmota” (Groundhog Day), en el cual uno de estos roedores llamado Phil predice si el invierno estadounidense se alargará o si se apresurará la llegada de la primavera.

Esta tradición le ha producido mucha atención a este pueblo de no más de 6,300 habitantes, el cual por un día es el centro de la atención de los meteorólogos de todo el país y de los encargados de notas curiosas que siempre dan a conocer nuevos datos del ahora mítico Punxsutawney.

En 1993, el actor Bill Murray protagonizó una película en honor a este día y terminó de darle la popularidad que ahora goza. En esta, el meteorólogo Phil Connors, quien es enviado a cubrir este evento, se ve obligado a quedarse una noche más en el pueblo tras una nevada que le impide salir.

Sin embargo, al amanecer algo extraño sucede. En lugar de estar en el 3 de febrero, después del show de Phil, el meteorólogo vive una constante repetición del dos de febrero: vuelve a ver el mismo acto de la marmota, se encuentra a la misma gente y todo transcurre como el día anterior. 

El Salvador fácilmente podría adaptar este galardonado filme. Creo que el escenario perfecto sería en torno a las constantes -y torpes- discusiones sobre la situación fiscal del país. La trama es más o menos así:

Parte 1, la crisis: El gobierno se empieza a quedar sin liquidez. Con esto, peligra el pago de las pensiones, el pago a proveedores del Estado o la asignación que se hace a las alcaldías. Los salarios públicos no llegan a tiempo y si esto sucede a final de año, los aguinaldos tampoco.

Ante esto, viene una avalancha de opiniones. Por un lado, voceros del sector público ven necesario aumentar el endeudamiento para cubrir los vacíos previamente anunciados. De no ser así, amenazan con más impuestos y recurren a la confiable historia de la baja recaudación. 

La oposición contesta, diciendo que esta no es la primera crisis, que ya les ofrecieron responsabilidad fiscal, que no cumplieron y que no volverán a aprobar más fondos. La sociedad civil pide no solo hablar de la recaudación, sino cuestionar cómo se ejecuta el dinero recaudado. 

Parte 2, la predicción: Cada vez que el gobierno anuncia crisis, una oleada de analistas son consultados en los diferentes medios. Como siempre, las preguntas de rigor giran en torno a qué tan mal estamos, todo lo que está en riesgo y si esta vez la oposición dará sus votos para nuevos préstamos. 

Generalmente, se piensa que la polarización impedirá el logro de nuevos acuerdos y que se avecina un invierno fiscal muy largo y peligroso para el país.

Parte 3, el realismo mágico: Por estrategia electoral, persuasión o ingenuidad, no sé, pero en el punto más álgido del impasse fiscal, cuando nada parece moverse y después de montar mesas protocolarias, se obtienen los votos necesarios para las emisiones que el gobierno solicita. 

A veces, la oposición cede, pero amenaza con no volver a apoyar. A veces, algunos diputados rompen filas con sus partidos y se unen al plan del gobierno. A veces se negocian cláusulas de sensatez en el gasto. Estas últimas casi nunca se cumplen.

Tras el mágico acto de concertación, se vuelve a radicalizar la política. El gobierno no necesita más a la oposición y deja de “hablarles bonito”. Los opositores, por su parte, prometen no volver a dejarse engañar.

Parte 4, viene (otra) crisis: el gobierno se terminó el dinero empieza a quedar sin liquidez… Y así sucesivamente. La duda: ¿es una nueva crisis o se volvió a amanecer en la anterior?  

La película de Bill Murray fue un éxito rotundo y es indudablemente un clásico para su día de descanso. Por otra parte, nuestro Día de la Marmota fiscal está condenado a un fracaso, pues habrá un día donde a pesar de la insistencia del gobierno y la ingenuidad de la oposición, ya no habrá soluciones y ahí la predicción será una sola: nuestra crisis será muy, muy larga.
 

*Columnista de El Diario de Hoy.
@docAvelar en Twitter