Me falta aún presentar la cuarta y quinta revoluciones en la Psicología. No puedo dejar de hacerlo: son las más actuales, sólidamente apoyadas por investigaciones, son promisorias y atractivas para mejorar la vida de las personas, y, quizás por un planteamiento tan serio pero fresco, han concitado la atención de muchas personas fuera del ámbito estrictamente psicológico, como ha quedado patente en estas mismas páginas de El Diario de Hoy.
Me interrumpo porque una institución cultural de nuestro país cumple un aniversario más de fructuosa existencia y quiero aprovechar de este privilegiado espacio para felicitar la labor que ha venido calladamente desempeñando, que no es ni poca ni irrelevante. La considero uno de los pocos ejemplos (¡quisiéramos más!) de constancia, compromiso con la calidad que no claudica y amor genuino por el trabajo diario (hoy aprendí que la palabra “inclaudicable” no está en el Diccionario).
¿Quién negará hoy la importancia del idioma inglés? Imagino que algunos habrá, pues “de todo hay en la viña del Señor”. La mayor parte de nuestra población no la niega: baste mencionar el deseo de todo padre de familia porque sus hijos lo aprendan, la demanda que se hace sobre nuestro sistema educativo para que lo enseñe bien a nuestros alumnos y la proliferación de centros de enseñanza para subsanar la deficiencia del sistema público. Eso es hoy, pero… ¿cuántos hablaban inglés en el país en la década de los cincuenta del siglo XX? ¿Quién se preocupaba por su enseñanza? ¿Adónde podían acudir los salvadoreños para aprenderlo?
Muy pocos es la respuesta a las primeras dos preguntas. “A la Escuela Americana”, la respuesta a la tercera. Efectivamente, el primer centro para la enseñanza del inglés fue ese: inició sus operaciones en 1944 en la avenida España, específicamente en la “Residencia Sagrera”: la señora Inez Feliz de Terzian fue por años su única maestra y directora. Pero este era un proyecto bastante exclusivo para hijos de americanos residentes en el país y las muy escasas familias que, por entonces, estaban interesadas en que sus hijos hablaran inglés desde pequeños.
La visita oficial al país en febrero de 1955 del señor Richard Nixon, entonces vicepresidente de los Estados Unidos, fue la oportunidad para que las aspiraciones de algunos buenos salvadoreños para difundir la enseñanza del idioma inglés coincidieran con el deseo de la embajada americana por fundar en El Salvador un “centro binacional”, como ya lo había en la Argentina (donde se iniciaron) y en otros países del mundo. Ese 15 de febrero de 1955 el Señor Vicepresidente Nixon, en el discurso que dirigió en el acto de inauguración formal del “Centro El Salvador - Estados Unidos”, como se denominó en sus inicios, expresó, entre otras cosas, su firme “…convicción, que espero sea compartida por los aquí presentes, que los lazos culturales que se desarrollan en Centros como éste, son los lazos más fuertes para acercar nuestros pueblos y países”.
Los salvadoreños Roberto Parker, Roberto Dueñas Palomo, Carlos Escobar Leiva y Antonio Rodríguez Porth formaron parte de aquella primera Junta Directiva de la que también fue Director Honorario el Sr. Reynaldo Galindo Pohl, a la sazón Ministro de Cultura. Yo creía que no, pero el Señor Vicepresidente Nixon sí conoció de los esfuerzos intensos que hicieron estos hombres para tener listo el papeleo requerido por el Centro para que él pudiera inaugurarlo, como se advierte en la carta que firmó el 1 de marzo, agradeciendo al Ing. Parker “…and the members of the Board upon the work which has been acomplished in so short a time”.
62 años de ininterrumpido servicio ha prestado el “Centro Cultural Salvadoreño Americano” a tantos y tantos salvadoreños, que seguramente habrá familias enteras que aprendieron inglés en sus aulas. 62 años después el Centro Cultural, ahora también con una sede que funciona en San Miguel, además de sus afamados cursos libres de inglés con los que nació, ofrece desde hace 10 años un exitoso programa de Asistente Técnico Bilingüe, un bachillerato que facilita la inserción laboral de sus estudiantes.
¡Felicitaciones a todas las personas que, durante tantos años, han hecho posible que miles de salvadoreños de todos los estratos sociales hablen, lean y escriban el inglés con toda propiedad!
*Psicólogo y colaborador de El Diario de Hoy.